Atrapada entre voces

Capítulo 16

     —No sé qué esperas conseguir con eso —le dijo Esmeralda a Sofía mientras estábamos en el almuerzo. 

—Lo único que espero es sacar buenas notas, si no lo hago es muy probable que mis padres me hagan conseguir un trabajo de medio tiempo —se justificó Sofía

— ¿Y robar los exámenes te parece una buena idea? ¿Y qué si te descubren? —Inquirí, aunque sabía que no la haría entrar en razón.

—O consigues por lo menos un nueve en biología o tu vida dejará de ser tan fácil jovencita dijo Sofía imitando la voz de su indignada madre.

—Por Dios, esa asignatura es la más sencilla, no puede ser tan difícil obtener un nueve de final —contraatacó Esmeralda.

—Para ti es fácil decirlo, eres un cerebro  —se defendió.

—Hola, chicas —dijo Matías mientras se sentaba a mi lado.

—Matías, dile a Sofía que si la descubren robando los exámenes de biología le irá terrible —demandó Esmeralda.

—Sofía, si te descubren robando los exámenes de biología te irá terrible —respondió éste con voz monótona, sabía tan bien como yo que no podríamos persuadir a Sofía de nada.

—Es por eso que entraré sigilosamente —nos miró a todos como si fuéramos unos retrasados mentales.

—Tengo una mejor idea, ¿por qué no vienes a casa a estudiar después de clases? Mar tú también puedes venir —dijo Esmeralda.

—Oh, gracias —Matías rodó los ojos—. De verdad, muchas gracias por incluirme en tu invitación —se quejó el.

— ¿Qué no ves que seremos sólo chicas? —Preguntó Esmeralda.

— ¡Bien! —Levantó las manos—. Vayan a su supuesta reunión de estudios, aunque en realidad se que es para hablar de traseros de chicos y esas cosas.

Su comentario nos hizo reír.

—Discúlpenme, damas, una mesa con machos me espera —dijo exagerando una voz varonil, se levantó y volteó en mi dirección.

Asentí antes de que se marchara.

Las chicas enviaron una mirada curiosa en mi dirección. Por mi podían pensar lo que quisieran.

Comimos un rato y después nos levantamos debido a que la campana que marcaba el regreso a clases sonó.

...

Mientras caminaba por el pasillo del instituto a la hora de salida me encontré con Héctor.

—Mar —llegó hasta mí—. Espera, te llevaré a nuestra casa.

— Muy bien, ¿qué tal te fue? —Él sabría a que me refería.

—Los directivos decidieron que yo no tenía nada que ver con la persona que te atacó —parecía orgulloso—. Mi familia tiene una gran reputación, los Bennett nunca han faltado a su deber en Delidio.

—Me parece perfecto —sonreí—. Estoy segura de que tú no tuviste nada que ver, entonces... ¿Nos vamos?

—Por supuesto —Héctor me sonrió de vuelta.

Subimos a la furgoneta camino a la casa de los chicos, Marcus y Luciana también iban, y como Héctor manejaba yo iba en el asiento delantero, me relajé todo el camino porque en realidad las cosas pudieron ir peor, en este momento podría venir yo con Luciana y Marcus. 

Cuando llegamos a la casa de los chicos todos bajamos y como de costumbre nos dirigimos al salón de entrenamiento, por lo que Héctor me había dicho en el camino, esta prometía ser una sesión bastante rigurosa y yo estaba bien con eso, tenía ganas de entrenar y mi cuerpo ya no dolía como los primeros días.

Estaba en el salón de entrenamiento haciendo unos estiramientos de rutina cerca de Héctor cuando Cámeron entró a la habitación y súbitamente se dirigió a mí, ignorando las miradas furtivas que nos lanzaba Luciana.

—Héctor —lo miró detenidamente—. Mar y yo tenemos asuntos pendientes así que te libero de tus obligaciones como instructor por el día de hoy —después de decirle eso fijó su vista en mi unos instantes.

Oh, Dios, la cita.

Iba a ser hoy.

Una cita con Cámeron, mi mente ni siquiera podía creerlo.

A continuación Cámeron habló en voz alta dirigiéndose a los demás, dejando en claro que no le daría la oportunidad de replicar a Héctor.

—Mar y yo usaremos esta sala, así que el resto irá al parque a entrenar —anunció, su usual voz calmada.

En cambio mi corazón estaba bailando tap, y el parecía que contenía una sonrisa.

Luciana se quedó mirándome por más tiempo del que es socialmente correcto. Me miró aún después de Héctor y Marcus salieron del salón de entrenamiento, luego se puso junto a Cámeron y se puso de puntitas para besar su mejilla.

Ew.

—Nos vemos luego —susurró ella.

Mi estomago se retorció, tuve que reprimir una mueca.

Él ni siquiera le dirigió una mirada.

Cuando Luciana salió del salón de entrenamiento me dirigí a Cámeron.

— ¿Qué fue eso? —Le pregunté.

—Te dije que te llevaría a un lugar especial —sonrió—. ¿Recuerdas?

Por supuesto que lo recordaba, pero no creía que fuera verdad.

—Hmm, si lo recuerdo —miré el techo—. Pero ¿Era necesario sacar a todos?

—Naturalmente, avisé en Delidio que te llevaría al bosque —me informó—.
Pero sería injusto para los demás no ir, yo personalmente hace tiempo que no estoy ahí.

Se acercó hacia donde yo estaba, con una actitud más relajada que de costumbre.

— ¿Se puede decir que me estás utilizando como excusa para salir? —Bromeé.

—Ni pensarlo —no le creí.

—Así que, básicamente los demás no saben que estaremos fuera ¿Cierto? —Pregunté.

—Cierto —sonrió.

—Pudiste llevar a Luciana en lugar de a mi —murmuré, pero lo dije en voz muy baja, no había pasado por alto las miradas que se daban, al parecer él lo escuchó.

—No seas tonta —lo miré—. Es a ti a quien quiero llevar, además te dije que lo haría.

¿De verdad estaba jugueteando conmigo?

—No tienes que llevarme sólo porque me lo dijiste en un momento de locura —repuse con incertidumbre.

—Ya te dije que quiero llevarte —respondió—. Así que no le des más vueltas.

Dejamos el salón de entrenamiento para dirigirnos al cuarto del portal.




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