Atrapada entre voces

Capítulo 20

 

     Desperté y me sentí extrañamente tranquila, una paz interior me hacía sentir protegida y un poco feliz, era como si el sueño quisiera decirme algo y aunque me dije que no actuaria por presentimientos no podía ignorar lo que sentía.

La voz me dijo que buscara donde las cosas cambiaron, pero ¿Dónde cambiaron las cosas? Empecé a hacer memoria, cambiaron cuando escuché a los chicos telepáticamente en el parque floral, pero ahí no me parecía un buen lugar para buscar cualquier cosa dado que estaba al alcance de todo el mundo, luego estaba en el instituto, cuando empecé a sentir el dolor en el pecho aunque el instituto tampoco parecía un buen lugar para buscar algo.

Una brisa helada entró por mi ventana que estaba un poco abierta, pasé mis manos por mis hombros y me di cuenta que estaba llena de ramitas secas. Me senté de golpe.

Mi pelo, mi cobija, todo estaba lleno de esas cosas. Eran ramitas como las de terreno neutral, me sentí completamente activa, la somnolencia pasando por completo.

El lugar donde esa horrible sensación desapareció, mi antigua casa, ese lugar parecía más correcto que los otros, principalmente porque estaba en Delidio, tal vez ahí debia buscar y no tenía que plantearme mucho que era lo que buscaba, yo sabía que era el código, era lógico buscar el código en el mismo lugar donde encontré el libro que contenía la carta.

¿Pero de dónde habían salido todas estas ramas?

¿Qué estaba pasando?

A la mañana siguiente, alentada por mi descubrimiento decidí ir casa de los chicos antes de que Héctor pasara por mí, aun era muy temprano cuando me vestí, desayuné, incluso ayudé con el aseo del hogar, luego tomé el autobús y poco antes de las once de la mañana ya estaba frente a la casa.

—Mar, no esperaba verte a esta hora —dijo Tessa al abrirme la puerta.

—Quisiera ver a Cámeron —expliqué.

—Claro —noté la curiosidad en su mirada pero no lo mencionó—. Vamos.

Seguí a Tessa dentro de la casa, no caminamos mucho para llegar a un pasillo muy iluminado con cuatro puertas blancas, supuse que cada una pertenecía a una habitación. Tessa llamó a la última puerta pero nadie respondió, luego dijo el nombre de Cámeron con voz fuerte y por ultimo me pidió que la disculpara, entró a la habitación, escuché un extraño ruido y un pequeño grito, después Tessa salió, seguida de ella iba Cámeron.

Él estaba despeinado, llevaba un pantalón gris de gabardina, una playera interior que dejaba ver la forma de sus trabajados músculos y brazos, sus hombros anchos destacaban, estaba descalzo, y sobre todo, se miraba asquerosamente apuesto.

—Si me necesitan, pueden llamarme —dijo Tessa antes de desaparecer pero Cámeron la ignoró.

— ¿Qué es lo que quieres? —Preguntó el una vez que ella se había ido.

Era la primera vez que estaba a solas con él desde lo que ocurrió en la fiesta pero él no parecía estar incomodo.

— ¿Podemos hablar en un lugar seguro? —Pregunté.

— ¿Es absolutamente necesario? —Odié la arrogancia con la que me hablaba.

—Sí —resoplé—. No estaría aquí si no lo fuera.

—Bien.

Seguí a Cámeron hasta el salón de entrenamiento, sabía que me había propuesto no contarle esto a nadie pero sólo así podía conseguir saber lo que la carta decía y Cámeron podría ser malo conmigo pero yo sabía que podía confiar en él, me descolgué la mochila que llevaba en el hombro, y de una carpeta saqué el sobre que contenía mi carta. Se lo entregué.

— ¿Quién es Margot? —Me preguntó una vez que vio el grabado del sobre.

—Hmm —mordí mi labio—. Aparentemente soy yo.

Cámeron no hizo ningún comentario respecto a mi nombre, se limitó a abrir el sobre y ver lo que tenía dentro, estudió el contenido por un momento y después habló.

—Es un mensaje cifrado —levantó la vista de la carta para mirarme—. ¿Estás segura de que es importante?

—Completamente segura —respondí sin titubeos.

— ¿De dónde lo sacaste? —Enarcó una ceja.

–El diario que me llevé de mi antigua casa, ahí estaba –recordé que cuando estábamos ahí, pensé que esto era un libro y le dije a Cámeron que era el diario de mi madre para que no lo leyera. El no preguntó nada sobre mi madre, seguramente asumiendo que ya estaba muerta.

— ¿Y sabes que hacer para descifrarlo? —Preguntó.

—Sé dónde buscar el código —ofrecí—. De hecho es en esa misma casa.

—Ya veo —sonrió con burla—. Lo que quieres es que te lleve hasta ahí.

—Básicamente sí.

—Es arriesgado regresar —resopló.

—Lo sé —tragué y luego continué—. Pero sé que es realmente importante, no me preguntes como, simplemente lo sé y tengo que descifrarlo —repuse con convicción.

Pude ver el conflicto en su mirada, estaba decidiendo que era lo mejor y no pude culparlo, ya que mis argumentos eran bastante extraños.

—Naturalmente te pondré una condición —dijo al fin.

Resoplé, las condiciones me molestaban pero por lo menos me daba la oportunidad de elegir y no me ordenaba como acostumbraba.

— ¿Cuál? —Cerré los ojos mientas esperaba su respuesta.

—Quiero ver lo que contiene el mensaje.

Mis opciones eran las siguientes, que Cámeron no me llevara y nunca saber lo que decía o que Cámeron me llevara y que ambos nos enteráramos del contenido del mensaje.

— ¿No se lo dirás a nadie? —No es que tuviera elección.

El tardó en responder y pude ver la duda en sus ojos.

—A nadie —dijo al fin.

—Bien, entonces —dudé—. ¿Cuándo nos vamos?

—Dame un minuto, iré a cambiarme y a comer cualquier cosa.

Él se fue sin siquiera preguntarme si quería quedarme o no en este lugar, pero supongo que su amabilidad empezó y terminó al aceptar llevarme a buscar el código y realmente no podía quejarme, eso era mucho viniendo de él.

Caminé por el salón de entrenamiento sin ningún rumbo fijo, miré el armamento de este lugar y recordé como me sorprendió la primera vez que vine aquí, parecía una locura pensar en cómo habían cambiado las cosas en tan poco tiempo ¿hasta dónde iba a llegar?, no le presté demasiada importancia a que Cámeron estuviera tardando tanto en regresar, tal vez aun podría mantener en secreto lo que decía mi carta si me arrepentía pero ya había llegado demasiado lejos.




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