☆゜・。。・🐺🌙🐺・。。・゜★
Esa debía ser la versión cambiante de una cárcel, Reed analizó la habitación con minucioso detalle, como para ocupar su mente en algo que fuera distinto a la decepción que había encontrado en los ojos de Seth. El lugar era demasiado lujoso a comparación con una celda de prisión humana, eran demasiadas comodidades que le dejaban pensando por qué serían tan considerados si esas celdas estaban destinadas para los prisioneros.
Traidores, como ella.
Un librero en un extremo, una pequeña mesa cuadrada con dos sillas en una esquina, del otro lado un armario estrecho junto a la entrada de un baño individual con ducha y espejo. De no ser por la puerta de metal que le impedía salir de ahí, Reed estaría convencida de estar en un cuarto común y corriente.
Subiéndose a la cama, trató de hacerse lo más pequeña posible para calmar los horribles temblores que dominaban su cuerpo, Reed no era una mujer cobarde, siempre tuvo que lidiar con el miedo, pero la incertidumbre era otra cosa diferente y maldita fuera si no extrañaba el calor del cuerpo de Seth. El hormigueo en sus ojos era un indicio de que volvería a llorar, pero se dio cuenta que ya no le quedaban lágrimas que derramar y eso era frustrante.
Reed tendría mucho tiempo para llorar en esa pequeña celda.
¿Así serían sus días?
Despejó esa duda de inmediato, ahora nada era seguro, su vida estaba en manos del alfa lobo y ella tenía la seguridad de que estaría más que furioso. La reputación de los Moon Fighters era conocida por los demás clanes, ante el enemigo ellos no mostraban piedad alguna, ¿por qué habría de tenerla por una mujer humana que casi los había llevado a la ruina?
Reed tanteó el bolsillo interno de su pantalón térmico de montaña, la unidad USB seguía ahí, sentir el objeto entre sus dedos le hizo recordar la furia asesina en los ojos grises de Adrien antes de golpearlo, pensar en ese momento hizo que el desagradable y repulsivo sabor amargo le subiera por la garganta, Reed había matado a un cambiante, era una asesina..., en solo un momento ella le había quitado la vida a un ser de una raza que antes consideró bella, pura e increíble, ahora comprendía que la maldad no conocía frontera ni raza, estaba en todas partes, maldita fuera la naturaleza misma del ser humano.
Su corazón tembló en el interior de su pecho, Reed estaba saturada con demasiados pensamientos, el estrés podría causarle otro desmayo, por nada en el mundo quería que sucediera ahí, vaya a saber qué cosas podrían hacerle los lobos que había hecho enfurecer...
«Seth no lo permitiría...»
Si algo había entendido bien, los cambiantes protegían con recelo a sus parejas, sobre todo los lobos, aunque existían excepciones..., eso le pareció descabellado, no se imaginaba a Seth Meyer como el tipo de hombre que dejaba a una mujer a merced de otros para cobrar venganza.
Pero había una duda mayor, que le preocupaba por encima de todas las cosas, ¿seguía vinculada a él? Desde la noche en que fue a recuperar la unidad extraíble ella no volvió a sentir emociones ajenas en su interior, tampoco sus dolores de cabeza se curaron con rapidez ni sus emociones fueron calmadas, no supo por qué sintió tanta desesperación como para ahogarse en un abismo profundo al considerar esa posibilidad, y creyó que era absurdo, ella sabía que era inevitable que él lo rompiera, ¿por qué razón seguiría unido a la mujer que pisoteó su confianza? Pero entonces, si eso era lo que había hecho, no entendía cómo seguía cuerdo, pues los cambiantes lobos que rompían sus vínculos tendían a volverse salvajes..., o eso era lo que había leído en su material de estudio cuando hizo su carrera en psicología cambiante.
El sonido electrónico le hizo erguirse, Reed esperó, un poco ansiosa por la idea de volver a verle, sin embargo se decepcionó totalmente cuando vio ingresar a una mujer. Reed procuró no mirarle a los ojos, mantuvo su mirada sin un rumbo fijo para observar sus rasgos, ella se veía fuerte y poderosa, tenía el cabello largo de un extraño color plateado y recogido en una coleta, la piel ligeramente bronceada y un par de ojos oscuros que irradiaban poder, supo de inmediato que estaba ante una loba de alto rango.
Sus ojos se detuvieron en el dije que colgaba en su cuello, unas garras de metal unidas a una luna creciente en el extremo superior, ¿sería ella una rastreadora como Seth?
Ella dejó sus manos a ambos lados, en una llevaba un sobre grueso de papel madera.
—Reed Dickson —dijo su nombre como si fuera un insulto, tenía una voz severa—. Vengo a darte información sobre las acciones a seguir.
Finalmente, se encontró con sus ojos oscuros.
— ¿Quién eres tú? —Preguntó, y de inmediato se arrepintió por el tono demandante en su propia voz.
—Jeanine Du Blanche, lugarteniente y mano derecha de Derek Miller.
Reed abrió los ojos, sorprendida, no esperaba que un miembro de tan alto rango estuviera frente a ella solo para decirle un par de cosas, usualmente esas tareas eran delegadas a cambiantes de menor rango jerárquico en los clanes, pero supuso que los Moon Fighters no eran un clan que se ajustara a los parámetros con los que se realizaron los primeros estudios.
#21829 en Fantasía
#8667 en Personajes sobrenaturales
#46061 en Novela romántica
hombre lobo, accion drama misterio y romance, saga moon fighters
Editado: 10.07.2019