Una noche realmente agotadora acechaba, apenas había acabado mi turno en el trabajo y ya había discutido con la mitad de la empresa.
¿Acaso tenía la culpa de que nadie tuviera las suficientes neuronas para cumplir con las tareas?
Un suspiro se escapó de mis labios demostrando la tensión sobre mi cuerpo.
-Quizás debería salir a distraerme- pensé.
Jamás me había permitido divertirme, era alguien tímido y me era complicado confiar en las personas.
Así que definitivamente ser sociable no era mi fuerte..
-Genial- ironicé- Si mi madre estuviera aquí se reiría de mis absurdos pensamientos- observé el cielo levemente estrellado.
Si quería cambiar de rutina tendría que dejar de ser tan pesimista en cuanto a conocer nuevas personas.
"Siempre valdrá la pena cambiar de aires, Matt. No temas a lo que sucederá, lo peor sería que te convirtieras en una persona solitaria"- solía decirme al observar el pánico en mis ojos, cuando comencé la universidad.
-Me hubiese gustado tanto que estuvieras a mi lado al cumplir mis sueños, madre.
¿Por qué la vida es tan injusta?
El tiempo parecía no importar a mi alrededor, mis pasos se encontraban llegando al pequeño bar cerca de mi casa.
¿Cuanto tiempo había pasado sin darme cuenta?
-Muy bien, estas aquí ahora no te arrepientas- pensé llegando hacía la puerta en donde se encontraba una mujer con el rostro completamente serio.
Su mirada me recorrió por completo frunciendo el ceño.
-¿Ocurre algo?- preguntó alzando su rostro con seriedad.
-No- carraspee nervioso- Vengo a pasar un rato.
Nuevamente me observo en silencio unos instantes antes de asentir ignorando mi presencia por completo.
¿Tendré aspecto de ladrón?
Negué suspirando, esperaba que aquella noche valiera la pena.
La musica se oía levemente, una suave luz iluminaba el lugar creando un aspecto agradable.
Al menos por el momento.
Algunas mesas se encontraban llenas de personas, conversando entre si.
Mi mirada se dirigió hacía la barra de tragos, una chica vestida de negro se encontraba atendiendo a los clientes con una sonrisa amable en el rostro.
¿Que tienen las personas con los colores oscuros?
Trague saliva con lentitud tomando asiento al lado de un hombre.
-Buenas noches- saludo la joven dirigiendo su atención hacía mi- ¿Que desea tomar?
Joder.. que impresión.
Sus ojos eran de un gris completamente maravilloso.
-Yo- carraspee intentando ocultar mi transe- Un whisky, por favor- sonreí sintiendo una mirada en mi.
La joven asintió sonriendo.
-¿Eres nuevo por aquí?- preguntó dejando un vaso ante mi.
Negué- Hace algunos años vivo aquí, pero es la primera vez que entro a este lugar.
-Siempre hay una primera vez para todo- reímos.
-Esperemos que si- me limite a responder antes de beber.
Mi piel se erizo al sentir por segunda vez una mirada sobre mi, gire encontrando el rostro de un hombre quien me observaba con desagrado.
-¿Sucede algo, señor?- pregunté.
-Hace unos segundos no- respondió fumando- pero luego has entrado por esa puerta y mi tranquilidad se dispersó.
-Comprendo- comenté- jamás creí que mi apariencia fuera tan apuesta para que estuviera nervioso.
Su ceño se frunció completamente, abrió su boca para contestar pero la chica que atendía lo hizo primero.
-Aquí no- interrumpió la chica con frialdad, observando al hombre con enfado.
-Cierra tu boca y vuelve a tu trabajo- demandó.
Suspire intentando contener mi ira.
¿Quien se creía para hablarle así a una mujer?
-Niño- llamó nuevamente- ¿Quieres un habano?
-No gracias- respondí- no fumo.
-Deberías irte, este lugar no es para ti- se burló nuevamente, enfadandome por completo.
Podré ser tímido, pero cobarde jamás.
-Tengo un buen gancho derecho- sonreí hacía el sujeto musculoso levantandome del asiento al igual que el.
Frunció el ceño antes de contestar.
-¿Vas a golpearme.. tú?- rió sin parar.
-Tu te lo buscaste- respondí antes de impactar mi puño sobre su rostro logrando que su cuerpo retrocedierá por el impacto.
El silencio se instaló en el lugar, los presentes se encontraban expectantes ante la escena.
-¿Tu estas demente?- preguntó desesperada la joven observando al hombre con terror.
-Quizás si- respondí encontrándome ante el cuerpo del sujeto.
-¿Tienes algo que decir?- murmuró entre dientes cerrando sus puños.
-Si- asenti- tienes un poco de sangre en tu nariz- señalé.
-¡Maldito idiota!- exclamó con furia lanzando su puño en mi dirección.
Alcé con rapidez mi mano reteniendo su puño entre ella antes de doblar su brazo detrás de su espalda.
-Deberías aprender a luchar, das lastima- comenté.
-Bastardo- murmuró girando su cuerpo hacía mi intentando empujar de mi hacía el asiento.
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Editado: 01.02.2020