Regla N°2
"No mezcles tus sentimientos con simples aventuras".
POV. Matt Brown.
-¿Te acuerdas cuando Emily se obsesiono contigo?- preguntó Zac sentado en el pequeño balcón.
Emily era una chica que había conocido al comenzar la Universidad, las primeras semanas creía que estaba cuerda pero conforme el tiempo pasaba mis pensamientos cambiaban.
¡Aquella chica estaba demente!
Gracias al cielo jamás estuvimos juntos, bueno...
Al menos eso creía antes de encontrar mis libros repletos de notas de ella.
Al principió imaginaba que se trataba de un enamoramiento sano y completamente normal.
Pero que inocente he sido.. con los meses sus celos aumentaban por cosas insignificantes, me perseguía hasta llegar a mi casa. ¡Hasta le pidió mi mano a mi propia madre..!
Joder que esta chica realmente estaba psicótica.
Definitivamente tenía un radar para las chicas extrañas.
-¡Estaba más loca que una cabra!- recordé todo lo que había sucedido con ella.
-Era tan bella cuando te perseguía por todos lados- suspiró enamorado- un amor tan maravilloso- ironizó.
-¿Recuerdas cuando le pidió tu mano a Alexa?- rió con más fuerza.
Reí junto a el sin poder creerlo aún- ¡Claro que si! Aún recuerdo el rostro de mi madre al comentarme lo que había ocurrido. Esa chica era capaz de hacer todo lo que tuviera a su alcance para tenerme en cautiverio al lado de ella- rodé mis ojos.
-Eres todo un rompecorazones, hermano- golpeo con suavidad mi hombro- Michael es realmente hermosa, no dejes que tu miedo te impida conocerla- asentí con timidez.
-¿Crees que valdrá la pena?
Me miró con irritación antes de volver a golpearme.
-¡Oye! Te denunciaré si sigues golpeando mi suave cuerpo- me burle riendo.
-¡De suave no tiene nada!- alzó su voz- Veo que por aquí han hecho más ejercicio. ¿Quieres impresionar a Michael?- se burló.
-¡Idiota no!- esta vez fue mi turno de golpear su brazo con fuerza.
-Le diré que me presente a alguna amiga- sonrió travieso.
-No tienes remedio- negué con diversión.
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Siempre he sido un hombre solitario, de pequeño solía estar la mayor parte del tiempo solo.
Aún no entiendo el motivo del porque tanta soledad.
Alexa, mi madre. Solía acompañarme a cada lugar con el fin de no sentir tristeza.
¿Por qué?
Pues al crecer en una familia numerosa pero relativamente separada, en donde predominaba solamente adultos, era el único pequeño.
Crecí rodeado de personas de edad avanzada, me encontraba tan acostumbrado a esto que a la hora de hablar con un niño de mi misma edad, las palabras se quedaban estancadas en lo más profundo de mi garganta.
El miedo al rechazo causo tanta repercusión en esa edad que temía tener amigos.
No es que la idea me desagradara, solamente no sabía como agradarle a otros por el mero motivo del miedo.
El tiempo fue avanzando tan rápido que incluso los días se transformaban en noches, cuando me encontraba en la secundaria conocí a Zac.
Enseguida congeniamos tanto que nuestra amistad se reforzó logrando que jamás separarnos.
Ambos nos conocíamos tan bien que con tan solo una mirada podíamos expresar lo que pensábamos e incluso sentíamos.
Zac a sido el único que estuvo a mi lado luego de enterarme de la muerte de mi madre.
Me a levantado en el peor momento de mi vida prometiendo jamás irse, quedándose a mi lado días y días acompañando mi tristeza.
"Estoy orgullosa de que Zac este en tu vida, hijo. Jamás permitan que las adversidades los separen, porque su amistad vale tanto"- solía decir mi madre al vernos.
Y tenía tanta razón.. Zac es de esas personas que ya no se encuentran y cuando tienes la suerte de conocer no quieres que se vaya jamás.
°•°•°•°•°•°•°•°•°
POV. Michael Smith.
-¡Hija!- saludo con emoción mi madre al tercer tono- ¿Como te encuentras?
-Bien, madre- sonreí- Espero que ustedes se encuentren bien, te llamaba para avisar que en estos días iré a casa.
Un chillido se escucho provocando que alejara el teléfono de mi odio.
-¡Por dios, madre! Tienes unas cuerdas vocales bastante raras- gemí de dolor.
-Lo lamento, me he emocionado- rió con diversión- Oye..
-Dime- respondí sabiendo que diría.
-¿Puedes prepararme esas bebidas extrañas que sabes hacer?
-¿Como?- musite fingiendo no comprender.
-Esas bebidas de colores, mija- respondió frustrada al no saber decir su nombre.
-¿Como?- pregunté divertida- Repitelo devuelta.
-Niña caprichosa- murmuró del otro lado de la linea causando mi risa.
-Te llevaré- asentí como si pudiese verme.
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Editado: 01.02.2020