De pronto la risa de mi amigo se hizo presente, riendo como si aquello fuese realmente divertido.
-¡Maldición!- ríe nuevamente con su rostro totalmente sonrojado- ¡Tendrían que haber visto sus rostros! Oh por dios..
-¿Zac..?
-Estaba bromeando, hermano. No tengo tan mal gusto- guiñó su ojo en dirección a Michael provocando que ella sonriera aún sorprendida.
-¿Quieres pasar?- pregunté con timidez antes de ser interrumpido.
-¡Eso no se debe de preguntar, idiota!- chilló indignado invitandola a entrar con entusiasmo.
-Disculpa lo ocurrido, el es especial- señale observando como este hablaba solo mientras cocinaba.
-Creo que podré acostumbrarme- espetó con diversión al ver que se había quemado por estar distraído.
-Es un poco extraño pero divertido- expliqué señalando el sillón para que tome asiento.
-Matt, yo.. realmente he vino para disculparme, se que no debí de haber actuado de aquella manera. Te he faltado el respeto ignorandote y quizás no merezca tu perdón.
-Michael..- interrumpe.
-¡No! Déjame terminar. Dije la verdad al decirte que quería verte, tu tienes algo... que me intriga tanto que no puedo dejar de querer hablarte. Ese chico que tu me encontraste se llama Marcos- explicó.
-No tienes que explicarme- su mano interrumpió mis palabras.
-¡¿Puedes dejar de interrumpir?!
-Esta bien..- murmure con miedo.
-Eramos amigos hace mucho tiempo atrás, pensaba que no volvería a verlo hasta que apareció en el bar. En verdad lo siento tanto, Matt..
-¡Hey! Espera, no tienes porque disculparte. Lo entiendo, puede que no haya sido la mejor manera el ignorar mi presencia, pero esta bien..
-¿Podremos olvidar lo que sucedió?- sus ojos brillaban con culpabilidad.
-Déjame pensarlo- fingí seriedad- No.
-¡Imbécil!- gruñó golpeando mi brazo con enfado.
-Era broma- respondí posando mi mano en la zona golpeada- ¡Por dios! Tendrías que ser boxeadora, tienes fuerza.
-Y tu una cirugía en el rostro para reconstruirlo- comenta causando la risa de mi amigo.
-¡Deja de reírte, maldita lagartija!
-¡La comida esta hecha, niños!- espetó con burla.
-¿Quieres quedarte con nosotros?- pregunté observando su rostro.
Era mucho más bella que las flores que plantaba mi abuela..
No puedo creer que haya diferenciado a una chica con una jodida flor- pensé con incredulidad.
-Me encantaría- sonríe causando que quedara absorto ante su belleza.
•°•°•°•°•°•°•°•
-¡¿Enserio?!- reía ante mi.
Zac se encontraba contando nuestras historias de cuando eramos adolescentes, sin tener piedad de mi.
Michael escuchaba con atención observandome con una sonrisa divertida en su rostro.
Seguiría diciendo que su sonrisa es tan maravillosa.
-¡Claro que si! Recuerdo haberle advertido muchas veces que era un mal plan, pero no me escuchó.
Cuando nos encontrábamos en la secundaría, se me había ocurrido la grandiosa idea de colocar nuestros cuerpos dentro de una enorme rueda de camión..
Zac no estaba muy de acuerdo con esto, intento varias veces convencerme de que era una pésima idea.
Pero ignore cada uno de sus intentos de presuadirme para no hacerlo, una tarde le quise demostrar que saldría todo bien.
Pero el karma me demostró que no sería así..
Mi cuerpo salió volando dentro de la enorme rueda, rodando por todos lados sin parar.
Lo único que se escuchaba eran mis gritos mientras insultaba y maldecia sin parar por una hora.
Desde ese momento me han llamado la pelota rodante..
-Bueno, chicos- comienza a levantarse- creo que es hora de volver a casa- reímos.
Asentí acompañándola hacía la puerta.
-¿Nos vemos a la noche?
-Claro que si- sonreí frente a ella.
-Entonces nos veremos, gracias por lo de hoy..- agradeció antes de despedirse.
-Hasta la noche- murmuré observando como se alejaba.
Un suspiro se escapó de mis labios antes de cerrar la puerta.
¿Acaso estaré...?
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Editado: 01.02.2020