—¡Hola, Lira!
—Hola, Lucas. —Bajo el lienzo del caballete.
—Alessio me dijo que vendrás con nosotros en la noche a la feria —comenta, mientras me ayuda a guardar el caballete.
—Sí, también irán mi hermana y mis amigos.
—¡Genial!, entre más gente mejor.
—Sep. —Asiento—. Oye, me puedes decir quién y quién irá de ustedes.
—Sí claro, iremos Alessio, Lee, y yo, sólo éramos nosotros tres pero justamente hoy se apuntó Letzy, así que ella también nos acompañará. Nos verá en la entrada de la feria —responde.
—Oh y… ¿quién es Letzy? —pregunto sutilmente.
—Letzy es la prima de Alessio —explica—. Por cierto, ten cuidado con ella, es muy pesada.
—¿Por qué?
—Porque si a ella le caes bien, jamás volverá a separarse de ti. Verás, ella es muy “espiritual”, cuando ve a alguien nuevo: rápido inspecciona a la persona y según ella, analiza sus vibras y si le transmites buenas energías, le caerás bien pero si no, te dará por siempre malas miradas despectivas, y toda ella te dirá que no le agradas nada. —Tuerce la boca—. Por ejemplo, Alessio le da “buenas vibras” y por eso siempre está de garrapata con él, pero ni yo ni Lee le caemos bien a ella, dice que tenemos malas energías, patrañas. Así que por eso te digo que te cuides, así le caigas bien o no, es un grano en el culo por cualquier razón. Es muy molesta, en serio.
Interesante. Espero tener una buena aura, no me gustaría caerle mal a la prima de Alessio.
—Oh, entiendo.
—Oye, amm… —Se rasca la nuca en un gesto nervioso—. ¿Me podrías dar tu número por favor?, para estar en contacto y eso.
Vaya, sin anestesia lo soltó. Eso me extrañó, pero traté de mostrarme no sorprendida.
—Ah… sí, claro.
Le pasé mi número y se fue. Total, no es gran cosa que él tenga mi teléfono, puedo correr con suerte y que por equis razón, Lucas se lo pase a Alessio. Aunque claro, son fantasías mías.
Estaba muy nerviosa, hoy era el gran día en que iría a la feria con todos, seguro irían varios de la escuela a parte de nosotros, en estos días apenas si había visto a Alessio por los pasillos y en las clases que me tocan con él, sin embargo él no me prestó atención y, sinceramente, eso me desilusionó, de cierta manera esperaba que se me acercara y no entiendo el porqué esperé eso. Yo, como de costumbre, me limité a observarlo de vez en cuando, claro que, ahora tratando de ser mucho más cuidadosa ya que ahora él sí sabía de mi existencia, puede que la ignorara pero la sabía al fin y acabo.
Cuando terminaron las clases, Noah y yo nos fuimos caminando a mi casa porque él esperaría conmigo ya que nos iríamos juntos cuando Alessio viniera a recogernos, que sería dentro de unas horas.
—Lira, ya deja de comerte las uñas —me regaña.
—Perdón, es que ya me están llegando los nervios. —Dejo de comerme las uñas.
—Lo sé, pero cálmate, estaré contigo así que no hay de qué preocuparse.
De hecho, me preocupaba más que Noah me acompañara, sabía muy bien cómo era y me angustiaba pensar qué diría cuando estuviéramos frente Alessio, me temía que soltara algunos de sus comentarios que podrían ponerme en vergüenza.
—Noah —le llamo—, por favor no vayas a dejarme en ridículo con tus cosas.
—Ay no, tranquis. —Me da una palmadita.
Continuamos caminando hasta llegar a mi casa, mamá nos recibió y saludó a Noah. Me senté con Noah en la sala a ver una película en lo que esperábamos a que llegaran las 7 pm.
Mi tía estaba sentada junto con Wendy en el suelo alfombrado, se estaban haciendo trenzas mutuamente. Mis abuelos estaban arriba descansando. Owen y mi padre por seguro estaban en el trabajo, mi madre se encontraba cocinando. Gabriela se la pasó en su cuarto seguramente arreglándose, ha de estar probándose miles de vestuarios para ver cuál le viene mejor y, si no fuera porque mi madre no la deja, Gabriela se maquillaría hasta el tope.
Todos tranquilos, mientras que yo estaba que sudaba de los nervios, no paraba de checar cada minuto que el reloj marcaba, estaba exagerando pero cada segundo se me hacía una tortura de que el tiempo avanzaba muy rápido, o al menos así lo sentí.
Si algo había aprendido, es que cuando una persona quiere que el tiempo avance rápido, éste avanzará lento. Y cuando quieres que avance lento, este avanzará más rápido, como en mi caso que quiero que avance lento para atrasar la llegada de Alessio porque en estos momentos no me sentía lista para verlo. Lo cierto es que es nuestra mente la que nos hace verlo así, porque el tiempo avanza siempre igual.
Aun así, intenté el truco de la psicología inversa que me enseñó Noah, quiero que el tiempo avance lento pero mi mente hace ver que está avanzando rápido, así que para que suceda lo que quiero, intentaré pensar que en realidad quiero que el tiempo pase rápido para que en realidad avance lento. Un auto engaño para tranquilizarme, de verdad estaban funcionando mis divagaciones hasta que el timbre retumbó por toda la casa, y ahí sí sentí un revoltijo intenso en mi estomago.
Gabriela bajó las escaleras corriendo y, antes de que mi mamá tan siquiera saliera de la cocina a abrir, ella lo hizo. Y luego le gritó a mamá para que fuera.
Me paralicé otra vez por los nervios. Cómo se supone que yo me atreva a pasar la noche hablándole cuando ni siquiera puedo acercarme porque ya me paralizo de inmediato.
Noah notó mi angustia y me susurró—: Tranquila, acuérdate que tienes que mentalizarte con que tú puedes con esto, no es la gran cosa, que te vengan las agallas, chica. —Me levantó del brazo, y caminamos hasta la puerta, yo bastante tensa.
No es la gran cosa, no hay por qué exagerar, sólo debo reunir euforia. Aplicaré el consejo de Mikaela; ella dice que imagine que estoy borracha, claro que no se trata de actuar como si estuviera a punto de caerme o vomitar, sino que me sienta con adrenalina para aventarme a hacer las cosas, según sus palabras es como decir: “a la mierda con todo”, lo haces y que ya después te llegue el arrepentimiento.
Llegamos a la entrada, y sí, ahí estaba Alessio parado, lo inspeccioné de arriba a bajo en lo que mi madre le daba las instrucciones para cuidarnos y a qué hora traernos a casa mientras que él se limitaba a asentir con su típica cara inexpresiva. Atrás de él, se encontraba un coche blanco, y adentro se veía a Lucas y Lee.
Alessio estaba vestido con sus jeans negros, una camiseta negra de manga corta y sus vans, pero había algo curioso que traía y que me llamó la atención: una pulserita muy bonita de cuencas color rosa colgaba en su mano derecha, nunca antes se la vi puesta.
Dejé mi embelesamiento por él cuando mamá se dirigió a nosotros y nos despidió con advertencias de que nos cuidemos y con besos en la cara. Salimos y ella cerró la puerta, a su vez que cerró mi oportunidad de correr a mi habitación y esconderme.
Caminamos hasta su auto y ahí fue cuando Lee y Lucas salieron y pude escuchar a mi lado un disimulado suspiro de Gabriela. Espero que no se interese en esos chicos, mi madre la mataría.
—Hola —saludaron al mismo tiempo Lucas y Lee.
Se escuchó otro suspiro de Gabriela. No puede ser que empiece con eso ahorita, aunque tampoco la culpo, yo también suspiro pero sólo por Alessio.
—Hola —saludamos Noah y yo.
—Yo soy Gabriela —se aventuró a decir mi hermana. Hasta acá huelo sus intenciones—. Soy capricornio, voy en secundaria, no tengo novio pero estoy abierta a posibilidades, y tengo 14 años pero me gustan mayores.
Oh por Dios.
—¡Gabriela! —le reñí y, en lugar de que ella fuera la avergonzada por decir tremendas cosas, yo fui la que me sonrojé por sus barbaridades.
—Hasta tu hermana menor tiene más agallas que tú —me susurró Noah con una mano en la boca para que los demás no lo escucharan.
Me fijé de inmediato en los chicos, Lee estaba riendo al igual que Lucas, y Alessio se mantenía sereno con la vista en el suelo.
Gabriela sonreía mientras se balanceaba sobre sus pies y enredaba en su dedo un mechón de su pelo ondulado.
—Yo soy Noah —se presentó mi amigo.
—Hola, Noah —habló Lee.
—Hola —saludó secamente Alessio. Bueno, al menos, dijo algo, pensé que no hablaría.
—Creo que ya dijimos muchos “Holas” —comentó Lee con las cejas alzadas.
—Lira, ¿No iban a venir más amigos tuyos? —inquirió Lucas, ignorando el comentario de su amigo.
—Mmm sí, pero ellos nos verán allá —contesté.
—De acuerdo, entonces vámonos —apremió Lee.
Espero que no sea un largo viaje.