Encadenada a tu Hilo Negro
En la noche siento los deseos de tu ser, llamándome a gritos.
Me susurran, que vaya hacia ti
mientras aruñan mi piel lentamente
sin darme tregua
con la intención que me rinda ante ellos, a pesar de que desista
de ellos sabiendo que es una cadena que me ata a vos;
le sonrío ante su persistencia,
Pidiéndoles
que me lleven a conocer ese otro lado de ti, que desconozco.
Me conducen
hacia cada una de sus tus fantasías, ilusiones e ensoñaciones.
Hasta despertar, en un campo de agua de rosas azules
donde se pintan todos tus amados deseos
en el lienzo de piel blanca.
Donde pierdo, mi conocimiento entre lo que está bien o mal
al probar el fruto prohibido que me has dado.
Mientras esperabas, entre las sombras el renacer del fuego
de mis cenizas perdidas y frías como la nieve
sonríes en silencio
al saber que la reina del juego de ajedrez ha caído,
Enredándote con sus cabellos negros
dejando la pintura de tu ser en su olor, como muestra del triunfo
de tu fantasía entre sus manos pálidas.