CAPÍTULO 11 | SIN PELOS EN LA LENGUA

Después de desahogarme con Clara me quedé dormida. Acabo de despertarme y lo primero que he pensado ha sido "Stephan y Jack". Sé perfectamente dónde está Steph, y también que no se puede mover de la habitación hasta que mi abuela se lo permita así que voy en busca de Jack. Les pregunto a todos. Lo han visto salir pero no saben hacia dónde. Sin rumbo alguno, pues, salgo en su busca.

Tras horas sin encontrarlo decido usar el anillo, que me llevó al "cementerio privado"-. Detrás de aquel gran árbol del medio estaba él. Sentado. Me senté a su lado.

-No nos dejas estar aquí a los menores –quizás no era una buena manera de empezar la conversación pero fue lo único que se me ocurrió en ese momento.

-¿Acaso eso importa? Lo que hacemos nosotros es más peligroso, y puede que tenga origen en este lugar.

-Sí... -suspire.

-no dudaste ni un segundo antes de responder –dijo sin mirarme tras una pausa de silencio.

-No lo hice a posta, créeme. Las palabras salieron solas de mi boca. No mentí al decir que me importa, pero no sé si más que tú.

-Escucha. Vamos a tener que hacer esto juntos así que tenemos que estar bien. Yo sí sé quién te importa más; y es él. Cada vez que le pasa algo ahí estás tú pendiente. Siempre con él. Siempre defendiéndolo. No te voy a negar que me duele, pero no lo niegues, porque será peor.

-Estoy enfadada con él. Pedí que no hubiera favoritismos y me hizo elegir. Por otra parte también lo estoy conmigo. Te quiero, eres importante para mí. Más de lo que crees o de lo que sé, pero no puedo controlar lo que pasa. Puede que me preocupe más por él para que se sienta cómodo. Todos tenemos poderes menos él, todos tenemos novio o novia menos él... no quiero que mi mejor amigo se sienta excluido, o que le pase algo.

-Te entiendo, pero esto no puede ser así siempre. Tarde o temprano todo estallará y tú saldrás más dañada que nadie por querer de tenernos a todos al mismo nivel cuando ni tú misma puede controlar lo que sientes. Así que para seguir con esto, para seguir con nuestra relación te haré una pregunta que, me da igual si la meditas o no, solo quiero la verdad: ¿realmente me quieres?