Aunque no te pueda ver

Capítulo 9: Carla Requena

Estaba recostada en el pecho de Marc. Respiraba con dificultad aunque ya habían pasado tres días de lo de Omar.

- Hoy ya nos dejan verle. –dije, acariciándole el vientre.

- ¿Seguro?

Alcé el rostro y asentí.

- Gracias por estar, no tienes porqué. –me dijo, mientras me acariciaba las puntas de mi pelo.

- Me ofendes. –respondí.

Él sonrió y me besó la sien.

Realmente estar abrazada a él era extraño, pero después de lo que estaba sufriendo creí que era lo más indicado. A demás, en estos temas uno no sabe cómo reaccionar con la persona que lo está pasando mal, por lo que se me ocurrió abrazarlo. Fue inocente, nada de segundas intenciones. Creí que debía hacerlo.

Esa misma tarde quedamos con Marina y Jaime para ir a ver a Omar al hospital.

- No sé si estoy preparada. –me susurró al oído Marina, mientras cruzábamos los pasillos del hospital.

- Tranquila... -le pasé el brazo por la espalda y la acaricié.

Llegamos a la habitación donde Omar se encontraba y una enfermera salió a recibirnos.

- Sois amigos de Omar, ¿verdad?

Todos asentimos.

- Podéis pasar.

Nos sonrió amablemente y se marchó.

Cuando entramos, lo primero que vimos fue una camilla vacía y frente a ella estaba Omar tumbado en otra. La luz blanca era tan potente que todo se veía demasiado claro y lo malo era que veíamos con total detalle las cicatrices y heridas que Omar tenía en la cara.

Sus ojos estaban morados y aún los tenía un poco cerrados. El labio lo tenía partido y la nariz torcida. Me fijé en que tenía una marca en la mejilla, en ambas, que trazaba una línea hacia sus ojos.

Marc también tuvo que verlo ya que me agarró de la mano muy fuerte.

- Hola colega –dijo Jaime, acercándose a él.

Omar no le respondió. Le miraba sin verle, como si no quisiera hablar.

Marina no pudo soportarlo más y rompió a llorar. No se acercó a Omar, si no que se quedó a mi lado contemplándole y llorando.

Entonces él comenzó a moverse, incómodo. Se intentó levantar pero al no conseguirlo, volvió a tumbarse e hizo una seña a Marina para que se acercara. Ella avanzó hacia él y le abrazó.

- He pasado mucho miedo... -dijo Marina entre sollozos.

Yo miré a Marc. ¿Desde cuándo Omar y Marina habían tenido una relación tan fuerte? ¿De verdad se gustaban? Nunca imaginé que durara más de un día. Pero me sorprendió que Omar la besara la frente, los labios, la mejilla y la calmara. Viniendo de él no me lo esperaba. Puede que le hubiera juzgado mal sin apenas conocerle.

Al rato Omar apartó a Marina delicadamente, pero ella aún seguía junto a él.

- Lo siento chicos, yo... -Omar no pudo seguir. Se llevó la mano a los ojos. – la he cagado y...

- ¿Qué pasó?

Esta vez era la voz de Marc.

- Había quedado con Jaime en ir a tu cafetería. Iba andando tranquilamente y frente a mí aparecieron un grupo de chicos. No los hice caso, pero tampoco les evité. No me cambié de acera ni nada por el estilo. Seguí de frente, acercándome más a ellos. Lo que no sabía es que eran los H.A.

Se detuvo. Miré a Marc buscando una explicación a esas siglas.

- ¿H.A?–Pregunté, intentando entender algo de la conversación.

- Sí. Los H.A, que así se hacen llamar, es una banda muy peligrosa. Suelen dedicarse al contrabando y a pequeños robos. Pero últimamente se escuchaba que estaban comenzando a... -se miró las manos llenas de heridas. – ahora se dedicaban a... -se le quebraba la voz- tíos he estado a punto de morir...

Marina volvió a abrazarle.

- Primero uno de ellos me ofreció fuego. Yo no fumo así que le dije que no tenía. Después otro me cogió por detrás de la chaqueta y sentí la punta de una navaja en mi costado.

- ¿Estás seguro de que eran los H.A? –Preguntó Jaime.

- Totalmente. Lo ponía claro en los tatuajes de su muñeca. –se llevó una de sus manos a la cabeza y cerró los ojos de dolor- me metieron en uno de sus coches. Es inconfundible. Un Porsche Panamera como el de Miguel.

Entonces todo sucedió muy deprisa.

Marc salió corriendo hacia la puerta, Jaime gritó algo que no entendí y Marina sujetaba a Omar porque quería levantarse.

Quise preguntar qué sucedía pero lo único que pude hacer fue seguir a Jaime que corría detrás de Marc. Llegó un momento en el que comenzó a faltarme el aire pero mis piernas continuaban moviéndose solas.

Salimos del hospital aún sin parar de correr y Marc montó en el coche. Jaime y yo no llegamos a tiempo ya que arrancó nada más subir y se alejó a toda velocidad.

No podía creer lo que acababa de ocurrir. ¿Qué le había pasado?

- Sé hacia dónde va. -dijo Jaime, dejándose caer en un banco.



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En el texto hay: accion, amor

Editado: 13.03.2018

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