Aunque ya no estés

Cuenta regresiva

Zara

Cada vez menos para estar oficialmente casada con mi hombre. Hoy también sería un día especial, ya que por fin se decidirá que academia será la ganadora. Mis nervios me querían consumir, pero yo no se lo iba a permitir, daría lo mejor de mí, aunque me quiebre el tobillo o se me caiga un foco encima, bueno creo que ahí no podré hacer mucho mas que pedir ayuda, pero algo es algo. Coloco las tiaras que nos regaló Bea a todas y me reúno con ellas en el salón de preparación.

- Muy bien chicas. Primero debo de felicitarlas de llegar hasta aquí – aplaudimos por eso – Y segundo, pase lo que pase hoy, ustedes ya ganaron. No importa si no tenemos el título, habrá mas oportunidades. Les deseo lo mejor y a bailar con el corazón.

- ¡¿Quiénes van a romper la pista?! – pregunta Grace.

- ¡Luna Roja! – respondemos todas.

- ¡¿Quiénes?!

- ¡Luna Roja!

- ¡Eso es! ¡A lucirse!

Mis manos me temblaban y no dejaba de mover mis piernas. Comencé a caminar por el escenario con el telón aún bajo, nadie podía vernos. Me acerco un poco a donde empieza esta gran tela y la hago a un lado para ver caras conocidas. Hoy había mucha más gente que lo inusual. No logré ver a nadie, pero sabía que ellos estaban acá. Recuerdo el miedo que tenía el otro día de fallar y que Otis sea presente de todo eso, para mi suerte no fue así y salió mejor de lo que esperaba. La música llena el teatro y rápidamente nos fuimos a posicionar. Se abre el telón poco a poco hasta quedar la mitad de un lado y la otra parte, en el otro extremo. Comienzan a bailar las que estaban delante de todo, nuestros compañeros hombres le siguen el ritmo. Nuestra fila sale y Noah, mi compañero se acerca a mí con la mejor sonrisa. Me toma de la mano y comenzamos a hacer círculos en un lado del escenario. Llega el momento de los giros y saltos por los aires. He hecho esto incontables veces, pero siempre está ese miedo de que algo salga mal. Me siento segura al volver a poner mis pies en el piso. Estábamos por acabar y entonces…

- ¡Ahh!

El grito de Grace nos dejó como piedra a todos. Había caído desde los brazos de su bailarín. Noah me bajó lentamente y todas corrimos hacia ella. Se quejaba y retorcía en el piso.  

- ¡Una ambulancia! ¡Ya! – grita Bea.

- ¡Me duele mucho! – hace expresiones de dolor.

Voy por mi teléfono y pido una ambulancia urgentemente. La gente se estaba alborotando y el presentador no podía hacer mucho mas que decirles que se queden en sus lugares. Los paramédicos llegan y se la llevan enseguida. Todas acompañamos a Grace hacia el auto para intentar tranquilizarla, pero de nada servía.

- Solo una de ustedes puede venir.

- Voy yo – digo al instante.

- ¿Segura? Yo soy su profesora, es mi deber ir y cuidar de ella.

- Bea, tu tranquiliza a todos, yo me hago cargo. Les avisaré de cualquier cosa.

Le mando un mensaje a Otis sobre donde estaría porque no ha parado de llamarme desde el incidente. Subo a la ambulancia con ella y le ofrezco un poco de agua. Lo piensa un poco antes de aceptar y beber de ella. Una doctora le revisa el tobillo y declara que estaba quebrado.

- Tranquila, Grace. Te recuperaras y podrás volver a bailar – la aliento.

- La he cagado… – se tapa la cara con ambas manos – Lamento que haya sucedido todo eso.

- Recuerda lo que nos dijo Bea. Ya habrá más oportunidades – le sonrío y ella hace lo mismo.

- Gracias, Zara… Perdóname por haber sido cruel contigo cuando tú nunca me hiciste nada…

- Todo queda en el pasado.

Llegamos por fin al hospital y la bajan en una silla de rueda. A ella la llevan a la sala de radiografía en tanto yo espero en la sala de espera. Sale después de diez minutos con los resultados en su mano. Efectivamente estaba quebrada.

- Por varios meses es aconsejable que no haga ninguna actividad que implique usar los pies, eso retardaría el proceso de recuperación – le informa un doctor.

- Claro, muchas gracias.

Fuimos por los antibióticos que debe de tomar para el dolor y una crema para la inflamación.

- Llamaré a mi novio para que nos recoja y así llevarte a tu casa – estaba por sacar mi teléfono, pero ella me detuvo con su mano.

- No es necesario, gracias por todo.

- ¿Segura? Mira que no debes de pagarme nada.

- Lo sé – se ríe – Pero tengo quien puede venir a por mí.

- De acuerdo. Si precisas algo, llámame, no lo dudes.

Asiente con la cabeza y salgo para llamar a mi pareja, resulta que ya estaba ahí y con mi hermana.

- Lamento lo que pasó, cariño. ¿Está bien? – pregunta preocupado.

- Si lo estará. ¿Qué sucedió después de ese gran final?

- Ganó otra academia cuyo nombre no me acuerdo ni me importa.

- Seguro se lo merecían – murmuro triste. Abrocho el cinturón.

- No te desanimes, pimpollo. En otra ocasión será.

Asiento sin decir nada. Miro por la ventana a los autos pasar. Suspiro. Cansada y triste de todo lo que ocurrió hoy, comienzo a desvestirme para bañarme. Me vendría muy bien una ducha larga y fría.




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