1
Y esto es más difícil de lo que crees.
Mientras tu alma busca el paraíso de tu infierno.
El jardín de mi edén, suele marchitarse en primavera
2
Hasta qué punto he llegado, de ser masoquista de tu olvido.
Verte de lejos y disfrutar ese dolor profundo que parte mi alma y ruega por morir en tus brazos.
3
Extrañarte es justificado,
Querer verte es lógico,
Y aunque pensar en voluntario,
No puedo ahuyentarte de mis sueños.
4
Para mí solo eras la princesa de un cuento de magia y fantasía, que un niño ingenuo decidió amar para siempre.
5
Escribiré para ti…
Aun si eso significa quedarme encerrado, en esta obsesión por amarte.
6
Una nueva princesa.
Cuando ella murió, todo era gris las nubes eran oscuras y la lluvia no llenaba de belleza a las flores en primavera.
Me encerré en mis recuerdos e imaginaba historias a su lado que nunca existieron.
El desinterés se apoderó de mí, los sueños murieron, cerrar los ojos y perderme en un mundo sin emoción era lo único que buscaba, un lugar lleno de tranquilidad donde podía, por un efímero tiempo dejar de recordarla y tener la fuerza necesaria para seguir viviendo.
Y ahí empieza el sueño...
7
Un verso de primavera, que llene de alegría mi corazón:
Te fuiste a gobernar astros azules a lo lejos, dejando una sonrisa en mi alma, me diste dos alas y me convertiste en tu ángel.
Sigue a mi lado, ven y baila a mi lado, deja que el rocío acaricie nuestros corazones y apacigüe el fuego que yace en nuestras almas
8
Creo que las lágrimas son bellas perlas, que viven en lo más profundo del océano que en ocasiones acarician las orillas del corazón y recorren tus mejillas.
Creo yo ser feliz, mientras bailo bajo la tormenta y las olas inquietas rebosan mis pupilas.
9
El problema no fue idealizarte y convertirte en mi princesa, el problema fue idealizarte en mis peores momentos y sentir que estabas ahí conmigo, que siempre lo estarías, imagina tu sonrisa, imaginaba que me esperabas y tenía que seguir porque eso era lo que querías
10
Un dulce cuento, en una noche de invierno.
La belleza de su alma, radicaba en su misterio, su sonrisa ocultaba mayor parte de sus miedos, pero su mirada contaba miles de secretos al sentirse desolada.
Ella era una niña, una flor de desconocida esencia, que comenzaba a florecer, y él llegó a su camino, un poeta que no sabía escribir, la miró y lleno de dudas, con mucho miedo a su voz, empezó a observarla tan callada y silenciosamente...
Y fue donde nació la más hermosa historia, porque nació un mundo de fantasía, donde al cerrar sus ojos, el paraíso él conseguía.
Un lugar lleno de flores, una noche estrellada y un lago que reflejaba la luz de la luna, conoció nuevos mundos para unirlos y ser el jardín ideal para tan bella flor.
Pero el abrió los ojos, y su alma aun soñaba con aquella poesía, mientras yo sonreía, al escuchar la melodía, del bello rocío que aún me tenía, entre sus brazos, el palpitar de su corazón aún sentía, y era feliz bajo esta noche de invierno, que lleno de amor sonrió al recordarla.