COLT
Elena lo tomo de la mano, parloteando sobre que él podría hacer lo que quiera con ella. Colt sonreía y asentía, tratando de mostrar interés, pero su mente viajaba ante el chico de ojos oscuros y esa eterna sensación de nostalgia. Pero realmente no entendía porqué, no tenía sentido, pero a la vez, parecía tener todo el sentido posible. ¿Cómo era posible sentir eso?
-¿Colt?,-la voz de Elena lo llamó-¿Estás bien?
Colt la miró sacudiendo su cabeza.
-Sí, no te preocupes tía.
Elena asintió, saliendo de la habitación.
ELENA
Elena tras salir de la habitación de Colt, saco con paciencia y delicadeza aquella piedra de ámbar. Jugueteo con ella hasta que la piedra empezó a transmitir luz, y la luz se convirtió en un remolino violento y brillante, formando un rostro. Un rostro hermoso, pero desfigurado por el odio.
-Satanás…-murmuró ella.
Él rio.
-Hija mía.-dijo con sorna.