Sorbí mi nariz y cogí el sobre en el que se encontraba mi nombre.
Vi como lo manchaba un poco de sngre sin querer asi que intente quitar la poca sangre que habia salido de mi muñeca para no mancharlo mas dejandolo un momento en el suelo para después volverle a coger co mas seguridad que antes.
Por un momento lo miré sin saber si abrirlo o no, mi nombre estaba escrito con la clara letra cursiva de mi madre y no sabia que esperarme que hubiese dentro. No tenia ni la mayor idea, ella nunca me habia hablado de este maletín escondid en la ared, sin embargo estaba claro que ella tenia intenciones de que en algún momento yo lo encontrase.
Sin embargo, esto lo habia tenido que haber escrito sabiendo que ella no me lo iba a poder decir. ¿Sino para que me iba a dejar una nota? no lo entendia, ¿queria decir esto que ella sabia que iba a morir?
Imposible ella murió po un tragico accidente, esto no tenia ningún sentido.
Tomé una respiración profunda y como si estuviese a cámara lenta abrí despacio el sobre, viendo que dentro habia un papel doblado.
le saqué poco a poco y finalmente una vez tuve el papel en mi mano le desdoble pero lo que encontre en ese papel me dejo totalmente sin respiracion por unos segundos.
Estaba completamente en blanco.
Una gran rabia creció dentro de mi, y lancé el papel a la otra esquina de la habitación, o eso intenté ya que al ser papel planeó y solo lo lancé medio metro. Suspiré fuertemente llevandome las manos a la cabeza intentandome tranquilizar y asimilar lo que habia estado a punto de hacer.
Dirigi la mirada hacia el cristal con el que habia estado a punto de quitarme la vida, no lo podia creer habia estado a punto de rendirme.
Regla número ocho, y última, Nunca te rindas.
Y casi la incumplo. Lo que me detuvo fue mi madre, indirectamente pero lo hizo. Si me habia dejado esto seria por algo.
Tengo que descubrir por que y que puedo hacer al respecto. Mi madre nunca hacia nada porque si, siempre lo hacia por un motivo. Estaba segura de que ella me dejo esto aqui para que yo lo encontrara.
Miré el maletín misterioso delante de mi y lo cogí sin embargo en el momento en el que iba a abrirlo vi que tenia un candado con una ruedecita en la que podias poner números. Maldita sea, una contraseña. ¿Que podría ser?
Un número importante para ella, pero ¿cual? Tendría que descubrirlo si quería saber que es lo que mi madre me habia dejado.
Podia intentar abrir el maletín a la fuerza, miré a la pared en frente mio y sin pensarlo mcuho lancé el maletín contra ella, pero no dio ningún resultado mas que una marca bastante fea en la pared.
Suspiré y me levanté del suelo para coger el maletín y posarlo sobre mi escritorio. Miré la pared intentando pensar una manera de arreglarlo o de por lo menos hacer que no se notase, pero no se me ocurrió nada. Pronto sería el día de limpieza que se había adjudicado a mi zona, y me metería en problemas si no conseguía arreglarlo.
Alguien interrumpió mis pensamientos cuando llamó a mi puerta.
-¿Quién es?-Pregunté un poco mas brusca de lo que debería, pero la situacion en la que me encontraba ahora mismo no era la mejor, además al mirar la hora me sorprendí, era de madrugada y sino eres de los que daban suministros todos estaban dormidos, yo deberia estar dormida.
-Claudio te llama.-¿Y ahora que narices querrá? dije para mis adentros y pensando en como iba a ponerme decente en menos de diez minutos.
-Voy enseguida.-Dije mientras me miraba en el pequeño espejo que tenia, me acomodé el pelo intentando relajarme y coger suficiente confianza para poder salir ahi fuera a pesar de lo que habia pasado.
Miré mi muñeca donde aún se notaba el pequeño corte, me quité cmo pude los restos de sangre y me coloqué bien las mangas de la sudadera que llevaba. No quería que nadie notase lo que habia estado a punto de hacer, me avergonzaba haber sido tan débil.
La tasa de suicidios en los asentamientos de este nuevo mundo es bastante alta, las personas mueren por muchos motivos y muy fácilmente. Por lo que muchas personas se quedan sin nadie que les tienda una mano cuando caen en el vacio que se siente al perder a las personas que quieren, lo que a muchas personas lleva al suicidio.
Como me habia pasado a mi.
Me acerqué a la puerta de mi pequeña habitación y puse mi mano en el pomo de la puerta, antes de abrir tomé una respiración profunda, dandome animos para salir de esta puerta y hacer como si nada hubiese pasado.
Finalmente abrí la puerta y quedé justo en frente y excesivamente cerca de Rodrigo, el cual me miraba con una sonrisa burlona. Intenté pasar por un lado suyo para ir al despacho de Claudio, sin embargo él se aseguro de estar en todo el medio.
Le miré con una mirada seria, lista para darle un puñetazo en la cara que le quitase la sonrisa burlona que tenia en su rostro si hacia falta, no etsaba hoy para sus juegos.
-Déjame pasar.-Dije con tono desafiante.
-Alguien esta de mal humor hoy.-Y para mi sorpresa se echo a un lado y me dejo pasar, no era muy propio de él dejar a las personas en paz cuando estas se lo pedian. En parte era su entretenimiento en el bunker, hacer que las personas le odien. Unas personas pintaban, otras leían, él tocaba las narices.
Caminé por los pasillos dirigiendome a la zona del bunker donde el despacho se encontraba. Algo que me sorprendió es que Rodrigo me siguiese, aunque seguramente fuese que nos iban a comunicar lo que fuese a los dos.
Ambos entramos por la puerta del despacho y ahi estaba Claudio, sentado como si nada detrás de su escritorio. Me quedé ahi sin decir nada, sin siquiera saludarle esperando a que nos contase para que nos habia llamado.
-¿Nos llamates, señor?-Rodé los ojos por como de formalmente hablaba Rodrigo, era basicamente porque le queria hacer la pelota. Rodrigo quería estar en los altos mandos, pero nuestro líder no parecía muy de acuerdo en que formase parte de ellos.