Parado en una esquina vi como el pequeño unicornio se dejaba seducir por el demonio.
Mi estómago estaba revuelto, no revuelto como la sensación que te da al bajar de una colina a gran velocidad, no. Era un revuelto luego de haber comido algo que te sentó mal. Dios quería vomitar.
A lo lejos como si fuera una auténtica sombra me encuentro contemplando a Valerian era como si mirándolo podría llegar al fondo de esa encrucijada. Se encuentra a unos metros de mi ignorándome olímpicamente, como si no fuera algo irrelevante dentro del paisaje. Actuaba como si hace menos de cuarenta y ocho horas no me habría confesado que era una especie de ser mágico.
Resoplo y sigo en mi labor de fingir buscar algo dentro mi cartera, remuevo con fuerza el interior cuando Daila entra a escena y la libreta que he hurtado de casa de Valerian cae y mi corazón separa al instante voy por ella, no estaba lejos tan solo había caído a mis pies pero para mí eran como metros. Algo nerviosa regreso mi mirada hacia donde se encontraba el chico de ojos tormenta pero estaba tan entretenido que ni siquiera lo noto.
Daila era escandalosa, sumamente ruidosa pero lo que más me molestaba era su inteligencia porque a pesar de querer ser el ombligo del mundo cosa que lograba era como si pudiera formar una especie de buena opinión sobre ella, todo el mundo la amaba. Estudiaba arquitectura y era un jodido dolor de cabeza cuando eran pocos los que entendían un ejercicio y ella era de la minoría. Todos corrían a su asiento en busca de su ayuda.
Abraza a Valerian por la espalda y este le da una amplia sonrisa al igual que el resto del grupo, ella era una de las pocas personas que él dejaba que se acercara que y nunca me había molestado tanto eso como ahora.
- ¿se podría saber dónde te habías metido?- mis mejillas se vuelven rojas al notar que alguien se ha percatado de mi presencia pero es Max.
- oh lo siento, bebí demasiado y tuve que estar de ermitaña en mi habitación- dándole descanso al interior de mi bolso lo sierra y me lo cuelgo de lado derecho.
- Espero la próxima vez me avisas antes de huir así, estaba preocupado - se cruza de brazos y parece cansado- como sea ¿escuchaste lo que le ocurrió a los Vagnoni?
- Uhg ¿lo del ataque?
- todo el mundo habla de el - con su mano derecha hace una esfera imaginaria.
- lo sé - me siento culpable al no hablarle del acontecimiento en el que estuve involucrada, él es mi mejor amigo pero tampoco es como si Valerian me dejara. La parte leal de mi alma me hace morder la lengua cuando quiero correr a contarle todo a Max.
- Oye- se inclina y levanta un pequeño papel del piso - ¿esto es tuyo?
Examinó el papel, doblado a la mitad y en medio se lee "sendero Coburg 11 de elm"
- ¿Qué es? - Max se inclina para ver el contenido y lo freno con una mano en el aire, debía haberse caído de la libreta.
- nada, el nombre de un edificio que quiero plasmar en mi proyecto - mi cara mueve los músculos necesarios formando una sonrisa, el asiente y su concentración va directo a la pantalla del móvil.
*
Llegar a las coordenadas del papel fue una total odisea, haciéndome tomar tres autobuses. Mis piernas dolían mientras mi celular seguía marcando la ruta, el último autobús me dejo como a veinte metros del sendero el cual tenía un pequeño camino a un costado del bosque o vaya el karma a saber en qué parte del bosque me encontraba.
El camino cada vez se me vas desgastado y angosto, luego de internarme por el estrecho sendero no volví a ver a persona alguna. El celular vibra en aviso que debo girar y es ahí cuando dudo, el canino seguía largo y estaba a punto de girar a la nada. Cerré los ojos y primero giro el derecho y luego mi pie izquierdo. Tenía un poco de miedo al estar sola en el bosque, le temía a lo que podría encontrar pero mi curiosidad era casi insoportable. Quería respuestas.
Luego de diez minutos visualizo una pequeña casa con moho en las paredes y enredaderas en su techo. El aviso en mi celular decía que había llegado. Con un poco de temor tomo una rama del piso para intentar protegerme en caso de algún loco y voy en busca de las respuestas que Valerian no me quiere dar. La puerta estaba abierta y no había nada en ninguna parte de la casa, estaba vacía.
Subo las escaleras pero se repite el mismo panorama.- pero qué demonios soy idiota - me repito y giro para marcharme a casa, en que estaba pensando al meterme en una casa abandonada en medio de la nada.
Justo en medio de las escaleras aparece un cuerpo haciendo saltar del susto y tirar lejos mi rama protectora, Sax DiMarco estaba parado a mitad de la escalera con una mirada sombría casi escudriñándome con la mirada. Me sentí incomoda y desee salir de inmediato de aquel inhóspito lugar ¿qué hace aquí?
- hola - saludo pero no dice absolutamente nada, sin embargo comienza a subir los escalones. - creo que debo irme, lo lamento no quería irrumpir en tu morada. – yo creo fielmente en el sexto sentido y ese sexto sentido gritaba que salga de aquel lugar.
Pone una mano en el único lugar de paso en la escalera y retrocedo.
- ¿Qué quieres? - pregunta y mis cara quema en una mezcla de sensaciones.
- yo solo vi la casa y me he metido - chasquea la lengua y da unos pasos más cerca, la vieja madera cruje.
- seguiste la dirección que deje a tu lado, no mientas. - se detiene y cruza sus brazos. Es alto y su cuerpo está tan bien formado como el de Valerian, una extraña sensación en el estómago me grita que huya.
- ¿Por qué hiciste eso?
- el que debe preguntar aquí soy yo ¿qué hacías con el libro de Valerian? - mi sangre comienza a filtrarse a mis pies, el sabia del libro en definitvo ya no era seguro estar aquí.
- no sé de qué me hablas - cruzo los brazos sobre mi pecho en un acto por aparentar tranquilidad.
- o claro que si - Sax me da un gran y jodida sonrisa de complicidad que me hace temblar - ese que dejaste caer mientras acosabas a mi amigo
- ¿Tu amigo? - y quiero matarme.
- mi mejor amigo - me había ido a meter a la boca del lobo - estaba a punto de torcer tu cuello cuando recordé que tú eras la chica a quien Valerian drogo en mi fiesta - su sonrisa no era más que diversión mezclada con superioridad, la frase torcer tu cuello me hace sentir verdaderamente temerosa porque sabía que no era un juego.
- ¿le hecho algo a mi bebida? - mi cerebro hizo clic, yo jamás me había embriagado así de rápido. Como había dejado que aquello me sucediera, me comenzaba a sentir frustrada, no me importa que tan merlín pensara que era Valerian lo iba a asesinar.
- tranquila solo quería jugártela un rato no iba a ser nada serio hasta que enloqueciste - sus palabras alegre me dicen que poco a poco ha ido bajando la guardia. - Mila me resultaste demasido entretenida aquella noche.- las palabras de Sax transmitían picardía.
- ¿sabes que es Valerian? - mis ojos se posan fijamente en los suyos ignorando el tono de sus palabras y el me devuelve una miradacomplice, era un pesado.
- ¿Qué hay entre ustedes? - esa era una pregunta que ni yo podía responder.
- mi vida privada no es del dominio público y tampoco te debería importar, cotilla. - pone una mano en su pecho para lucir dolido y comienzo a cuestionar su sexualidad, era tan guapo que no me sorprendería.
- claro que lo hace, tu nos pones en riesgo a todos.
- hay más - gira sus ojos con fastidio como toda una diva.
- claro que hay más y tú eres la jodida grieta en un plan hecho con tenazas
- ¿Cómo es posible? Creí que solo Valerian podía ser especial - se remueve como si mi última frase le causará grima.
- querida lo que el obviamente no te dijo es que su ancestro ya era un mago, la línea de sucesión es extraña e imprecisa pero cada cierto tiempo cuando la luna roja aparece nace un niño especial - pone una mano en su barbilla - El ancestro de Valerian para su desgracia no sólo era de los mejores Lister que es la denominación a mago excelente, además era todo un seductor, jugaba con los corazones de la mayoría de chicas de la ciudad hasta que un día hizo marchitar al corazón equivocado - frota su barbilla por segunda vez - supongo que es de ahí que proviene el hey no molestes a la gente buena, esos son los peores.
- ¿Qué paso entonces?
- me ahogo en lugares pequeños, caminemos de regreso, hasta a mí me da miedo la oscuridad – asiento aun un poco desconfiada deseando tener mi rama, al salir caminamos directo al sendero - ella era de Coburg, la princesa de Coburg para ser exactos. Él le Había prometido que se casaría con ella pero meses antes de la boda el quedo flechado por una chica de su misma casa, su mejor amiga y la que sería la madre de sus hijos. - mis ojos se abren al tope.
- eres buen cotilla – admito por el tono intrigante que le ponía a la historia gira sus ojos y ríe
- el punto es que - lo interrumpo.
- lo se lo maldijo pero ¿qué pasa con los otros? ¿Por qué ahora no ahí? O ¿si hay y están ocultos? ¿Todos están malditos? – mis mejillas se tiñeron de rojo, admitía que podía ser mareadora pero Sax era un pozo y yo un sediento errante que lo había encontrado en medio del pozo. Mi lluvia de preguntas solo lo hacen sonreír.
- cálmate me darás jaqueca – pone un dedo en sus labios y comprendo lo que trata de decirme y asiento - que pasa realmente fue que con la maldición la familia real de Lumsherden cada siglo daba a luz a un niño maldito, eran terriblemente crueles y destructivos a tal punto que comenzaron a robar la magia de otros tanto de magos comunes como de Listers, desesperados por ser cazados todos los seres mágicos dejaron sus poderes en una mina cuya ubicación nadie ha sabido hasta hoy.- sentencia.
- ¿la grandidierita?
- todos pensaron que era ella y por eso nuestras casas comenzaron la guerra pero en realidad no lo fue. Todas las casas buscan la mina para acabar de una vez con aquella magia antigua.- patea una roca en el camino y su eco resuena en mis oídos.
- si sus ancestros dejaron su magia ¿cómo es que hay más?
- la mágica nunca se extingue niña, nacemos con ella y la ocultamos, los que son descubiertos por sus padres los obligan a dejar sus poderes anclándolos a algo y luego lo ocultan con temor a que de Lumsherden surja otro ser de la oscuridad – de repente siento como si esto fuera un sueño, ¿Cómo llegue a introducirme a este mundo? Una parte de mí se sentía engañada y se preguntaba si mi madre sabía sobre todo esto.
- ¿entonces se ocultan?
- exacto - chasquea los dedos dándome el acierto - Valec mandaría a ejecutar a cualquiera que haga levitar algo. - muerde su labio y tira una mala broma - o no crees que es por falta de creatividad la ausencia de actos de magia. – niego divertida, claro que aún había actos de magia, no eran tan populares porque ya casi nadie se deleita de ella ni quiera los niños pero había.
- ¿el ejecutaría a Valeria? - Sax hace una mueca y su mirada es de melancolía.
- ni siquiera lo dudaría.- la sonrisa de mi cara huye y siento como aflora la desesperación.
-es su único nieto – declaro como si su afirmación fuera una locura.
- la sangre que corre por las venas de Valerian esta maldita, no es tan simple para el cómo dejar su magia en una piedra.- asiento con pesar, necesitaba hablar con él.
La noche cae y casi ya no podemos distinguir entre la oscuridad, hasta que Sax susurra algo casi impronunciable y del piso sale un camino de luces. Mis ojos no dan crédito a lo que ven, ¿esto era real?
- Sax eso fue maravillosa - doy saltitos sintiéndome como en una película de fantasía.
- lo se cariño, lo sé. – pone sus manos en los bolsillos y seguimos el sendero de luces.
- ¿Qué hacen aquí? - paro en seco cuando Valerian aparece delante de nosotros, sus ojos blancos eran lo único que distinguía bajo el reflejo de las luces. Mi corazón se agito al verlo, ahora que sabía algo más del misterio que envolvía al chico de los increíbles ojos blancos.
- estaba divirtiéndome con tu chica– le responde Sax y me quedo estupefacta aunque no sé muy bien por cuál de las dos sugerencias que escondía su oración, era un total pretencioso.
- Mila vete a casa – Valerian ni siquiera me mira, toda su atención está en Sax.
Realmente no sé qué decir, sentía como si mi madre me hubiera atrapado robando galletas de la alacena. La mirada de Valerian me decía que no debía estar en ese preciso momento ahí y peor con Sax.
- A mi también me alegra verte – murmuro y este me ignora.
- Yo podría llevarte mi auto esta por aquí cerca – señala Sax algo perdido por la oscuridad y eso me saca una sonrisa involuntaria.
- Saxtlen no vas a llevar a nadie a casa – demanda el chico de los ojos que embelesan y rio con ganas cuando escucho por primera vez el nombre completo de Sax.
Valerian toma mi mano arrastrándome consigo, su agarre era duro y sus dedos sujetaban los mios con decisión. Mentalmente estaba dando saltitos. A lo lejos escucho a Sax gritar un adiós el cual respondo, lo que me trae un recuerdo.
- Le pusiste algo a mi bebida e la fiesta – murmuro indignada.
- ¿a qué te refieres? – pregunta en tono de fastidio y escucho como desbloquea un auto.
- Sax me dijo que le pusiste algo a mi bebida en la fiesta – abre la puerta del copiloto y entro en ella espero a que entre y escucho su estúpida respuesta.
- Fue Daila. – las simpleza de sus palabras me hirieron.
¿Por qué demonios ella me habría hecho algo como eso? Mis mejillas enrojecen y quiero matarlo por no impedir que ella me hiciera algo como eso ¿pero él no tenía por qué cierto? O claro que debía, era algo tan humano ni siquiera debíamos conocernos para que él lo impidiera, me sentía traicionada.
No volví a mencionar palabra alguna, ni el tampoco. Ni siquiera me despedí cuando llegamos a mi apartamento. Solo cerré los ojos deseando que aquél mundo desapareciera.
Salí de las sombras en cuanto su mente formo esa pequeña oración ¨era algo tan humano¨ pero él hace tiempo había dejado su humanidad.
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