Una joven que caminaba por la calle fue detenida por un anciano ciego. El anciano, que parecía perdido, llevaba grandes gafas negras y un bastón blanco. Le resultaba difícil moverse y casi se cayó, llamando a la dama. Naturalmente, la joven lo tomó del brazo y le ayudó a enderezarse. El hombre le agradeció calurosamente y le pidió un favor.
-¿Podrías ir a llevarme esta carta? -preguntó el viejo ciego- "Estoy cansado, caminé mucho para llegar aquí y es difícil encontrar la dirección"
Deseando ser de ayuda, la joven aceptó inmediatamente. Ella conocía el vecindario y la dirección del sobre estaba a sólo una cuadra de donde estaban. Sería sólo un pequeño desvío para hacerle un favor a un anciano. Mientras estaba en camino, miró por última vez al anciano que ahora estaba muy lejos de ella.
¡Pero qué sorpresa fue ver al ciego caminando rápidamente en la dirección opuesta, su bastón bajo el brazo! El viejo incluso se quitó sus grandes gafas negras. Rápidamente dio la vuelta a la esquina de una calle y desapareció detrás de un edificio.
Sorprendida y preocupada por la escena que acababa de ver, la joven mujer vaciló en entregar el sobre que le había dado. Caminando más despacio, ella alimentó este pensamiento cuando de repente vió a un oficial de policía caminando un poco más lejos. Sin esperar un minuto, ella le interrogó para contarle su sorprendente encuentro con el anciano. El oficial de policía propuso entregar la carta con la joven para ver si los recipientes podían responder a sus preguntas.
La dirección era la de una carnicería de una pareja. Al entrar en la carnicería, el policía percibió inmediatamente asombro e inquietud. También notó un gran charco de sangre en el suelo junto al gran congelador detrás del dueño. A pesar de que es normal encontrar sangre en una carnicería, todo le parecía bastante extraño.
Cuando el oficial de policía preguntó al carnicero si conocía la razón del comportamiento extravagante del anciano ciego, el carnicero respondió que no lo sabía, pero empezó a sudar, haciendo que el oficial de paz volviera a sospechar. Pidió ver el congelador, a lo que el se negó. El policía tuvo que insistir y, ante la obstinación del carnicero, decidió ir a verlo por sí mismo. Cuando abrió la puerta, vio una escena aterradora.
Dos cadáveres, gente brutalmente asesinada, colgaban de ganchos como trozos de carne. También había miembros y carne humana almacenados en varios lugares. Sin demora, puso al carnicero bajo arresto y pidió refuerzos. Poco después, el lugar estaba repleto de policías y los dueños fueron llevados a la comisaría.
Sentada en un coche patrulla, la joven trató de calmarse, incrédula por los acontecimientos que habían ocurrido desde que recibió el sobre.
¡El sobre! pensó la joven mujer.
Profundamente preocupada, lo había tenido en sus manos todo este tiempo, sin siquiera pensar en abrirlo. Así que abrió el sobre para mirar dentro.
Contenía una sola hoja de papel con pocas palabras escritas a mano:
"Esta es la última que te envío hoy..."
Asustada la joven se levantó y mientras se preparaba para ir a la escuela pensaba en el sueño tan raro que había tenido. Salió de su casa y camino a la escuela vió a un anciano tal como en su sueño, se acercó y le preguntó si necesitaba ayuda
-¿Podrías ir a llevarme esta carta? -preguntó el viejo ciego- "Estoy cansado, caminé mucho para llegar aquí y es difícil encontrar la dirección"
La joven lo observó aterrada y muy nerviosa, el anciano sin esperar la respuesta de la joven le dió el sobre y se fue tal y como la joven lo había soñado o algo así parecido. Miró la dirección y era una cuadra antes de llegar a su escuela. La joven llegó a la dirección pero faltaba alguien que si estaba en el sueño pero no ahora con ella, el policía. Muy asustada llamó a la policía y dió la dirección donde estaba en caso de que pasara algo fuera de lo normal. La joven entró a la carnicería a entregar la carta pero jamás volvió a salir. La policía llegó pero demasiado tarde ya la joven estaba muerta, la habían cortado en pedazos.
"Nunca dudes de lo que sueñas, podría volverse real solo que aveces no como lo sueñas..."