Avalón:
Adam conduce a toda velocidad hasta llegar al puerto, toma el camino de piedra y conduce hasta llegar a donde unas camionetas negras blindadas nos esperan, mi primo toca el claxon y las camionetas siguen el auto de Adam.
Busco las armas, le doy una a Adam y la otra me la dejo yo. A lo lejos veo el barco que trae la mercancía que debemos recoger. Adam detiene el auto, para luego bajar ambos del automóvil.
—¡Gaspar! —Grito.
—¿Si? Dígame señorita —Aparece a la par mía, el hombre de confianza de mi padre.
—Tu me vas a cubrir como siempre, apenas tengamos la mercancía en las camionetas nos desaparecemos de aquí. Dile a los muchachos que estén preparados porque fijo volamos bala —Ordene.
—Cómo ordene jefa —Se va.
—Vamos a ir despacio Avalón, que no se te suba esto a la cabeza —Ruedo los ojos al escuchar a Adam.
—Ya lo se Adam, no soy un nena en esto —Me defiendo.
—Lo sé, pero te quiero viva —Admite.
—¡Caminen! —Ordenó.
Cargo el arma, me pongo a la defensiva y comienzo a bajar con el arma entre mis manos, cuando llegamos no han llegado las fuerzas armadas. El barco se detiene frente a nosotros.
—¡Verifiquen la mercancía y luego descargarguenla! ¡Muevanse! —Ordena Adam.
—Gaspar ordena que la camionetas bajen, algo no me cuadra —Ordenó, con desconfianza en mi voz.
—Cómo usted ordene señorita —Asiente y se va.
[...]
Solo falta una caja para irnos del lugar, pero al parecer la jodida milicia tenía que arruinar mis planes.
—¡AY QUE IRNOS DE AQUÍ! —Grito.
—¡MONTEN LO QUE FALTA, ESTA PUTA MILICIA NOS VIENE A JODER! —Menciona Adam.
Entonces sucede los disparos se hacen presentes, mi gente contra los militares. Joder tengo que ver cual el maldito que nos está traicionando. Empiezo a dispararle a un pelinegro que se me hace muy familiar.
—¡Lo mejor es que se entreguen, están rodeados! —Esa voz.
Maldita sea es el hermano de Mariana.
Maximiliano:
Veo a la chica que me devuelve los disparos, en sus rasgos hay algo de familiaridad. La veo empezar a correr montaña arriba, no dudo en escabullir-me y la sigo, hay algo que me intriga.
Mierda se metió al bosque, trato de seguir las huellas hasta que ya no hay ninguna, suelto un suspiro frustrado la perdí, yo jamás pierdo a nadie y esta vez perdí a esa mafiosa.
Me devuelvo al campo de ataque pero cuando llego, los traficantes ya no están. Han escapado con la droga. Esto es peor de lo que pensé, son demasiado astutos pero voy a encontrar la forma de atraparlos y se quien me puede ayudar.
[...]
—Necesito un favor —Confieso.
—¿Qué te hace pensar que yo te voy a ayudar? —Pregunta burlón.
—Alec, tú fuiste un hijo de puta con mi hermana y a pesar de que yo se tu puto secreto no te he entregado a las autoridades, pero eso puede cambiar en segundos —Amenazó.
—¿Me estas amenazando? —Pregunta incrédulo.
—Si, tu sabes que yo cumplo mi palabra —Afirme.
—Bien, ¿qué quieres? —Acepta.
—¿Escuchaste sobre el operativo de ayer? —Lo observo.
—Si, no se como la niña Ford se escapo de ti. Al parecer es mas ágil que tú —Se burla.
—¿Quien diablos es la niña Ford? —Me suena de algún lado su apellido.
—Es la hija de él mafioso más astuto y fuerte de todos —Revela en un murmuró.
—¿Cuál es el nombre de esa chica? —Pregunté.
—Avalón Ford —La rubia de ayer pienso.
—¿La nueva? —Pregunté.
—Si, esa niña es mi próxima conquista —Asegura.
—Hagamos una apuesta —Propongo.
—Continúa —Pide.
—Si tu la logras conquistar limpiare el nombre de tu de la base de datos y conseguirás ser el mejor mafioso sin que la milicia se interponga, pero si yo gano y la conquisto la metere a ella a la carcel hasta que se pudra junto a su padre y me das tu auto nuevo —Mencionó.
—Trato hecho, pero todo igual que antes somos enemigos con un simple objetivo Avalón Ford —Acepta.
No digo nada solo me alejo de él, que comience el juego voy a lograr ganarme el corazón de esa rubia, mi única regla es no enamorarme de ella no quiero que los sentimientos se involucren.
Avalón:
—¡Por poco y te atrapan Avalón! —Reprocha mi primo.
—¡Pero no pasó Adam, calmate maldita sea! —Exclamó exaltada.
—Los dos se callan, los felicito todo salió perfecto pero ahora deben cuidarse de todos hasta de su propia sombra —Comenta mi papá.
—¿Qué es lo que esta pasando? —Interrogue con el ceño fruncido.
—Alguien nos está delantando y tengo mis sospechas —Asegura mientras sirve whisky en un vaso de vidrio. —Avalón tu madre quiere verte —Avisa.
—Me voy, debe estar a punto de un colapso —Rio de solo imaginarme a mi madre.
—Ya sabes como se pone cuando andas en esto —Sonríe.
Devuelvo el gesto, para después salir del despacho de mi padre. Camino por los largos corredores hasta llegar a el salón y me encuentro con la figura de mi madre, apenas me ve corre y me envuelve en sus brazos.
—¡Dios, que bueno que este bien pequeña! —La escucho soltar un suspiro de alivio.