Aventura en Otro Mundo (web)

2.7 – Deseo cumplido, Milady

Cuando Anneth se despertó, estaba en un lugar que no reconocía. Podía sentir el aire recorriendo su cuerpo mientras estaba acostada en algo suave. El sol brillaba en lo más alto del cielo azul, sobre el cual no se podía encontrar ni una sola nube.

A su alrededor, una gran línea de árboles se extendía hasta donde alcanzaba la vista. Al ver más de cerca, no pudo reconocer ninguna de las plantas cercanas.

El pasto sobre el cual estaba acostado se sentía diferente al que ella conocía, pero, de nuevo, no pudo identificarlo. Parecía como si estuviera…

—…En otro mundo.

De pronto, recuerdos llegaron a su mente, haciendo que ella se tomara la cabeza, la cual recibió un dolor punzante. Hizo una mueca de dolor mientras soportaba lo que sucedía.

Hasta hacia unos momentos, estaba en la tina de su baño en Central, rogando por ser escuchada. Había decidido no hacer frente al problema que tenía adelante con Madison eligiendo la vía rápida de escapar.

—Soy patética, ¿no es así?

Después, una intensa luz cubrió el lugar donde se encontraba, transportándola a un lugar completamente desconocido donde había una mujer con una apariencia hermosa, se veía de poco más de veinticinco años de edad. Su vestido era completamente blanco y los encajes de este desafiaban completamente a la física, manteniéndose en el aire sin ayuda.

Esa escena sin duda cautivó a Anneth, la cual, al ser una científica reconocida, no tenía mucho tiempo para pensar en fantasías. Todo lo que hacía se ajustaba a las reglas que regían el universo. La lógica y las matemáticas eran los que le ayudaban a descifrar los secretos o las cosas descabelladas.

Todo podía ser explicado, excepto ese extraño objeto que Anneth actualmente sostenía en sus manos.

Con la forma de una pequeña esfera de color dorado, la perla brillaba tenuemente. La calidez de su brillo reconfortaba a Anneth.

Después de que la mujer le dijera si quería ir a otro mundo, su entorno volvió a cambiar. Cuando Anneth pudo abrir sus ojos, estaba en un lugar que no conocía, con vegetación que no conocía.

—¿Realmente estoy en otro mundo?

Ella, como el estandarte de la tecnología moderna, junto con Lance, era la encargada de ver hasta dónde el hombre podía llegar. Aunque había resuelto hacía años el problema que tenían con el establecimiento de vida en otros planetas, como hacía casi ochocientos años, y las restricciones de espacio en los anillos del ejército de hacía doscientos años, algo que ella encontraba imposible era el viaje entre mundos o el viaje en el tiempo.

Había demostrado en varias ocasiones que se podía distorsionar el espacio —con los anillos de almacenamiento de tipo militar— y el tiempo —creando pequeños procesadores capaces de revertir el tiempo en un margen de casi diez segundos—, pero nunca a la vez. Ciertamente, el tiempo que podían regresar no era mucho, pero, tomando en cuenta que en nuestros días —y me refiero a nuestra época actual, lector— el simple hecho de regresar el tiempo una sola milésima de segundo es algo imposible.

Y ahora, de la noche a la mañana, literalmente, había logrado un viaje interdimensional sin que se lo propusiera. Sin duda era un gran logro, pero ella no estaba pensando en esto actualmente. Ella solo no podía creer que en realidad estuviera en un mundo diferente al suyo.

Era algo tan descabellado para la ciencia.

—Pero, con este artefacto.

Anneth se sentó en el pasto y tomó la perla que colgaba de su cuello.

—Puede que sea posible algo así.

Todo lo que ella había hecho realmente para lograr esta hazaña era desear alejarse, huir. Es una razón realmente patética para descubrir algo, pero a ella no le importaba este pequeño hecho.

Ahora que estaba en un lugar donde no tendría que enfrentarse a ninguno de los cuatro, podía ser libre. El haber vivido casi cuatro años de su vida encerrada en la torre de Central era una pesadilla, por lo que estaba hambrienta de curiosidad.

Aunque su capacidad para relacionarse —más específicamente, hablar— con los demás era baja, no tenía algún otro defecto grave. Podía arreglárselas sola en la naturaleza, construir algún artefacto con capacidades avanzadas o, incluso, formar una amistad, aunque esto último llevaría mucho tiempo realmente.

Ella estaba preparada para afrontar este nuevo reto.

Mientras aún permanecía sentada, disfrutando del viendo y adaptándose a la idea de que este era realmente otro mundo, una voz sonó desde el interior de la perla. Era la mujer que se había encontrado en aquél extraño lugar apartado de la dimensión que ella conocía.

—Veo que lo llevas muy bien. Ya que este es un mundo completamente nuevo para ti, te daré la perla para que te sirva de guía, aunque tengo que advertirte de que no la uses mucho, porque puedes llamar la atención.

La voz comenzó a darle algunas pequeñas indicaciones y consejos para su estadía en el nuevo mundo. También le comentó que, en esta realidad, existía un fenómeno que se oponía a todo lo que ella conocía, la magia. Con su sola existencia, todo el conocimiento de Anneth tenía que adaptarse a las características del mundo.



#13236 en Fantasía
#17781 en Otros
#2260 en Aventura

En el texto hay: chica x chica, otro mundo magia romance, problemas personales

Editado: 15.05.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.