Despierto.
Siento que algo líquido rodea mi cuerpo.
No puedo moverme correctamente.
Trato de respirar, pero el oxígeno no llega a mis pulmones. Me estoy asfixiando.
No, será más acertado decir “ahogando”.
No sé cómo llegué aquí.
Veo el reflejo del sol difuminado por la superficie del agua. A mi alrededor, todo se comienza a poner de un color oscuro. El poco oxígeno en mis pulmones está a punto de acabarse.
No tengo fuerza para nadar, y, aunque lo intente, mi cuerpo no responde.
Veo que me hundo cada vez más.
Mi vista se torna nublada al mismo tiempo que el oxígeno abandona por completo mis pulmones. Puedo ver las burbujas que se forman mientras este es liberado. Trato de alcanzar una, pero mi mano no responde.
¿Este es el lugar donde moriré?
En un lugar desconocido, donde había sido llevara por un deseo. ¿O tal vez todo esto es un sueño?
Ojalá que así lo fuera, pero esto, se siente muy real. Siento mi cuerpo adolorido y lucho por no tragar agua, pero no resistiré mucho.
Apenas pasaron unos cuantos segundos cuando mi resistencia se acabó. Mi cuerpo pedía a gritos respirar, por lo que simplemente accedí.
Sabía que los cuerpos podían flotar si cumplían ciertas condiciones, pero, parece que eso no sucedió conmigo, ya que, en lugar de subir, estoy descendiendo.
Bueno, creo que fue bueno mientras duró.
—…
Justo en el momento en que estoy a punto de cerrar los ojos y abandonar esta vida, escucho un golpe en el agua. Al ver qué sucedía, logré percibir la figura de otra persona.
Lo último que vi, fue su largo cabello dorado flotando hacia todas direcciones mientras trataba de alcanzarme.
——Alicia——
Iba caminando por un camino antiguo lleno de barro gracias a las recientes lluvias. Las ruedas de madera del carruaje se atascaban todo el tiempo, por lo que estaba completamente manchada y cansada de repetir el mismo proceso. Si tan solo este barro desapareciera, o alguien creara una manera más eficiente de viajar por este camino, de verdad se lo agradecería.
Los caballos parecían estar cansados también. Ellos eran los que estaban haciendo la parte más dura del trayecto, por lo que tenía que pensar en ellos también.
Había tenido que llevar un cargamento de piedras mágicas y artefactos a un pueblo cercano a la capital del país, pero no esperé encontrarme con esto.
Como sea, trataré de aligerar mi trabajo.
Dentro de mis ropas, las cuales me cubrían por completo, incluido el rostro, tomé una pequeña varita de no más de veinte centímetros de largo, con una piedra pequeña de color café en su extremo.
En silencio, recité un pequeño hechizo al mismo tiempo que el cristal comenzaba a iluminarse. Sabía que no debía hacer esto, ya que expondría mi posición y muchas cosas más, pero, el cansancio no me daba otra opción.
Poco a poco, la tierra frente a mí comenzó a secarse. Si todo salía como pensaba, podría llegar a la capital en unas cuantas horas, antes de que el sol se oculte.
El camino pareció mejorar y comenzamos a ir un poco más rápido. Sabía que más adelante había una fuente, la cual había sido adaptada como abrevadero para los caballos, por lo que podría hacer una pausa para descansar y relajarme un poco, ya que tenía muchas horas en la misma posición. La espalda comenzaba a dolerme.
Tiré un poco de mi capucha al ver que un carruaje se aproximaba en sentido contrario. No quería que me reconocieran, así que tenía que tomar medidas drásticas.
Esto se debía a que poseía un rasgo único que causaba que las personas que lo vieran, simplemente me rechazaran. Había sucedido tantas veces que me había acostumbrado a ello, pero siempre quería pasar lo más desapercibida posible.
Ambos pasamos ignorando la presencia del otro y continué mi camino. A los pocos minutos, pude ver una pared hecha con piedras, la cual indicaba el lugar donde estaba el agua. En medio de un bosque, era el único lugar relativamente seguro que los viajeros podían usar.
—Al fin.
Suspiré con alivio mientras dirigía a mis caballos hacia ese lugar. Ambos se apresuraron a tomar agua, demostrando que estaban realmente exhaustos. Creo que no llegaremos a la ciudad este día, por lo que tendré que acampar aquí, en medio de la nada. Menos mal que hay una cabaña de gran tamaño, la cual es visitada frecuentemente para hacer algo de mantenimiento y evitar que los bandidos la tomen como base.
Descendí de la carreta y tomé un recipiente de cuero, el cual usaba para transportar agua.
A diferencia del camino el suelo cercano al agua estaba seco, pero tenía pisadas recientes. Tal vez eran las del carruaje que me encontré hacía poco.
Como sea, ignoré eso y caminé hacia el pozo para rellenar mis reservas de agua.
—Esto es duro. Ojalá encuentre algo interesante.
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Editado: 15.05.2021