Cuando salí apresurada del departamento de Mina tuve que tomarme unos segundos para respirar y tranquilizarme antes de ir caminando a casa.
Pude pensar en varias cosas mientras me movía ansiosa por las calles y una de ellas fue en cómo haría para averiguarlo si ella no me iba a dar pistas.
Probablemente fue por algo que yo hice o dije, ya que si me llevó hasta allá fue porque tenía intenciones de decírmelo, ¿no? Quizá me alteré demasiado rápido antes de que me contara el desquiciado plan que tenía en mente que de una manera retorcida me involucraba.
¿Debía devolverme a hablar con ella?
Era descabellado y estaba fuera de lugar, pero parecía estar trabajando en una clase de regeneramiento celular avanzado a través de folines. Y lo deduje solo porque mi padre investigaba sobre ello antes de morir inesperadamente en un accidente, donde todas sus síntesis y documentos de años de investigación fueron "quemados" junto con su cuerpo en el incendio en su oficina que quedaba en una de las universidades más privilegiadas del país.
De ser así, Mina solo era una marioneta tratando de llegar más allá a través de mi para obtener alguna que otra información, que en años de seguimiento y preguntas, le quedó muy claro al gobierno que no tenía ni media idea de lo que me estaban hablando.
Así que de ser así, iba a darse por vencida rápidamente, porque mi padre estaba muerto y muerto iba a quedarse junto con todo su conocimiento respecto al tema.
Y en caso de estar especulando nuevamente, debería dejar de ver televisión por un buen tiempo.
Cuando todo aquello ocurrió yo debía tener unos nueve años y tenía poca noción de sus experimentos ya que todos eran sumamente importantes como para que él involucrada mucho a su familia en esos temas o a cualquier otra persona que no tenga tratos directos con el gobierno.
Lynus siempre había sido una incógnita en cuanto a su trabajo, sólo sabía que debía mantener las pocas cosas que sabía en secrero porque las otras, ya estaban en la tumba con él.
Así que, ¿cómo lo averiguaría? Acosando a Mina, por supuesto.
Dentro de mi edificio, llegando al tercer piso, mi teléfono empezó a sonar en mi chaqueta y sólo pude pensar en Michael así que me apresuré a sacarlo. Sólo que era Louis quién me llamaba para rogarme que fuera a sacarlo de detención.
Con pesar, viendo apenas los escasos escalones para llegar a mi departamento, giré y bajé para ir a buscar a Louis, solo para perder el tiempo en detención junto a él hasta que mamá vino por ambos luego de que el director la llamara.
Cuando finalmente llegué a casa después de lo que parecía ser una eternidad, intenté llamar a Michael, pero solo me mandaba al buzón. Así que cansada y molesta emocionalmente como para seguir escuchado los sermones de mamá hacia Louis, me fui a dormir sin cenar.
Soñé con aquel verano con papá cuando nos había llevado a nadar con folines, haciéndonos pensar que eran simples delfines en algún lado de Coney Island, sólo que esta vez Mike estaba ahí y se dedicaba a intentar ahogarme. Cuando lo logró, me desperté exaltada.
Solo un ruido se escuchó en la habitación y fue el de mis tripas, quiénes tenían montada una orquesta intestinal.
Con fastidio tuve que levantarme hasta la cocina por unos panes para untarles mantequilla de maní. Mientras masticaba y rebobinaba el dia con total lucidez, de un pensamiento al otro me encontré caminando hacia la biblioteca que mamá usaba de oficina y con cuidado de no hacer ningún ruido alarmante fui al estante dónde aún seguían sus cosas dentro de una caja.
Sin embargo, no se me hizo nostálgico o doloroso porque casi nunca estaba en casa y su ausencia me hizo acostumbrarme a su no-existencia.
Delicadamente tomé los escritos sin ningún orden en específico que ya había visto millones de veces, en busca de una respuesta que no conseguí.
A medida que mi peso molestaba sobre mis rodillas y mas cosas de la caja estaban esparcidas sobre el suelo volví a encontrarme con sus cosas personales o de la universidad cuando era mas joven y me detuve a abrir un sobre gastado que contenía fotografías familiares; la mayoría de unos tios que nunca conocí o de sus padres fallecidos, otras de mamá en la universidad y muchas otras de él con sus escasos amigos.
Y una de las últimas, que muchas veces había tomado como insignificante brilló en mi mano y más que dándome una respuesta, me dejaba con otra duda.
Era una fotografía en blanco y negro, que parecía una instantánea, donde dos personas sonreían junto al letrero de la Universidad de Harvard. Una de ellas era Lynus con unos veinte años quizá y la otra era una mujer, de unos veinte también, con cabello lacio, ropa de la época y una mirada que sería imposible de no reconocer.
"05/01/1995
El mejor año de nuestras vidas"
Y por supuesto que esa letra cursiva tampoco podía confundirse fácilmente.
Con una creciente ansiedad y el corazón acelerado, metí la fotografía entre mi ropa y devolví todo a la caja, procurando que no se notara que había pasado por allí y luego salí casi corriendo a mi habitación, con algo de adrenalina y emoción recorriéndome el cuerpo. Me eché a la cama mordisqueando la uña de mi meñique y volví a mirar la fotografía.
¿Cómo era posible que Mina Metcalfe estuviese en esa fotografía con mi padre hace más de veinte años?