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Capítulo 6 Un amor tan profundo como el océano

Estoy aquí ¿Puedes verme?

Estoy aquí sufriendo por ti y por el amor que te tengo

Puedes escuchar el lamento de mi alma solitaria

Mira como caen mis lágrimas, mira, por favor

Solo quiero ir a casa, solo quiero que el dolor se vaya

Estas tan lejos de mí y yo no puedo hacer nada

¿Por qué te alejas de mí? ¿Por qué te desvaneces en mis manos?

Yo solo quiero que estés aquí junto a mí

 

17 de noviembre del 2016

Es solo un sueño, tan lejano y tan perfecto pero solo un sueño. Se desvanece cuando amanece y nunca más vuelve de la misma forma. Quisiera quedarme aquí, aquí en mis sueños todo es perfecto, él sonríe y está conmigo, pero cuando despierto él se va y no vuelve, no va a volver nunca más.

-¿Quieres quedarte aquí conmigo?-le pregunto y él solo sonríe.

Siempre he pensado que una de las peores cosas que podría pasarle a alguien es perder a alguien que amas, no perderlo en el sentido que se vaya con alguien más, al menos así tendría el consuelo de saber que es feliz, que quizás me lo podría topar en una tarde de abril y beber un café, aunque a mí no me gusta el café, lo haría por él. No hay nada peor que alguien que amas se muera, no volver a verlo, no volver a escuchar su voz, no volver a estar con esa persona. ¿Por qué pasa eso? No es justo, eso te destroza, al menos a mí me destrozo cuando quien yo creía que era el amor de mi vida murió. Lo conocí desde pequeña, tenía ocho años y él vivía cerca de la escuela donde yo estudiaba y siempre estaba a la salida de clases vendiendo cualquier cosa. Un día me le acerque y le compre un pequeño pollito color morado, fue un día martes, lo recuerdo muy bien. Él me sonrió y me dio el pollito gratis, desde ese día nos hicimos amigos. Era tres años mayor que yo, pero mentalmente menor, mucho menor. Siempre cuidaba de mí, me hace sentir protegida. No le conté a mi mamá de él, me daba miedo que no me dejara ser su amiga porque me había prohibido hablar con desconocidos. Además él no asistía a la escuela de día, iba de noche y en ese tiempo eso me parecía tan sorprendente. Él me dio mi primer beso cuando cumplí catorce años y también fue mi primera vez cuando cumplí los dieciséis. Siempre cuido de mí, creía en mi más que yo. Sus ojos brillaban cuando me miraba, creía que yo era la persona más especial del mundo y la más importante para él. Y entonces él la conoció a ella, Rose y solo tuvo ojos para ella. Su forma de mirarme cambio y mientras su amor por mí fue disminuyendo, mi amor por él solo creció más y más. Él no dejo de amarme, solo que a ella la amo más y yo tuve que quedarme ahí y ver lo mucho que ellos se amaban, escuchar las hermosas declaraciones de amor que él tenía con ella. Yo me volví alguien secundario en su vida y él siguió siendo alguien importante en la mía, tuve que quedarme ahí y amarlo en silencio. Yo quería ser ella, tan dulce y tierna como ella, pero ella era lo que yo nunca podría ser.

-Y ahora estarás por siempre con ella, pero dime ¿Con quién me quedo yo?

No hay respuesta.

Ahora él ya no está y la soledad cruza mi puerta todas las noches mientras su nombre viene a mi cabeza, mientras escucho nuestra música una y otra vez, mientras recuerdo todas las veces que me hizo reír y cuento las lágrimas que derrame en su nombre. Mientras pienso en todas las veces que me sentí miserable por él, pero no podía obligar a que me ame, no porque yo lo quisiera con todo mí ser él tenía que amarme de la misma manera, lamentablemente para mí, así no funciona el amor. Uno no elige de quien se enamora. Aunque si yo pudiera elegir probablemente igual lo hubiera elegido a él, así de estúpidos somos cuando nos enamoramos, simplemente no razonamos. Pero no debería ser así, el amor no debería hacernos sufrir, desearía que exista una persona destinada para nosotros y que a cierta edad la encontremos y nos enamoremos para siempre, que vivamos felices y que el amor que sentimos aumente con el tiempo.

-Prometiste que siempre volverías a mí ¿Recuerdas? Deberías estar aquí conmigo, pero te has ido y es mi culpa.

Eso es quizás lo que más me atormenta por las noches, el saber que yo lo mate.

Es un sueño. Lo veo parado cerca del lago y tiene un dibujo de mí en sus manos, me sonríe y me dice que soy su musa, que ama dibujarme. Que me ama, pero él siempre la amo más a ella. No entiendo como paso eso, antes de ella todo era perfecto, yo creía en serio que lo nuestro seria eterno, pero de pronto todo se desvaneció, tan rápido que no me di cuenta y no pudo hacer nada para detenerlo, solo me quede ahí sentada viendo como ellos poco a poco se enamoraban y yo me quede como su mejor amiga, solo eso. Trate de olvidarlo pero todo fue en vano. Ellos discutían y él siempre volvía a mí, pero un día no volvió.



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En el texto hay: depresion, amor dolor y muerte, amistad y familia

Editado: 01.07.2018

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