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Capítulo 8 La felicidad se vuelve cenizas en mis manos

Y las promesas que me hiciste se las lleva el viento

También se van contigo mis mejores recuerdos

Sueños, promesas y un para siempre que nunca fue eterno

Todo ha terminado, te has ido, me has dejado

La muerte me ha quitado a mi mejor amigo

Ahora solo me queda esperar para volvernos a encontrar

17 de noviembre del 2014

Dejo que mis dedos se muevan por las teclas con delicadeza, me gusta mucho esta canción y sé que a él también. Abro los ojos y veo su sonrisa, está sonriendo como bobo mientras me mira tocar. Me gusta la forma en la que mira, me gusta que solo me mire así a mí.

-¿Cómo lo haces?-me pregunta.

-No sé de qué hablas.

Él se ríe. Pero si sé de qué está hablando, me lo pregunta siempre con el mismo tono de sorpresa y admiración.

-Me sorprende como trasformas una música así en algo triste.

Niego con la cabeza.

-Es un don.

Es lunes, no me gustan los lunes pero hoy es un lunes diferente, no solo porque hoy es mi cumpleaños o porque cumplo mi mayoría de edad, no, es un lunes diferente, lo puedo sentir.

-Ain't No Mountain High Enough-canto-canta conmigo-le pido-por favor, canta conmigo.

Él se sienta junto a mí en el banco y empieza a cantar.

-Esta podría ser nuestra música-me dice.

Niego con la cabeza.

-Ya tenemos una música-le digo.

Él me mira con curiosidad.

-¿La tenemos?-me pregunta y yo asiento con la cabeza-¿Cuál es?

-Algún día te diré.

Él se inclina un poco y me da un beso en la punta de mi nariz, no puedo evitar soltar una sonrisa.

En este momento siento que vuelo, que floto en una nube llena de sueños. Siento que la vida me sonríe de nuevo, que todo estará bien, que el mundo es un lugar mejor y que los sueños se vuelven realidad. Me siento tan estúpida por sentirme así, pero no puedo evitarlo, tampoco quiero. Todos nos merecemos aunque sea un pequeño momento de felicidad, un momento donde nos podamos sentir los dueños del mundo.

-Sabes, podría pasar todo el día tocando el piano.-le digo. No entiendo porque lo hago, usualmente me toma mucho tiempo abrirme a una persona.-me siento tan feliz, pero no se viven de sueños.

Él me mira, no dice nada, parece estar memorizando mi rostro, tratando de ver más allá de mi alma. Me siento tan pequeña cuando hace eso, pero no le digo nada.

-Si se puede, puedes ser lo que quieras, tú puedes conseguir lo que quieras. ¿Por qué piensas que no? No deberías pensar eso, es muy triste. ¿Qué es una persona sin sueños?, no es nada. Necesitamos sueños, fe y esperanza. No en dioses o creencias extrañas, necesitamos fe y esperanza en nosotros.

Suena tan fácil. Es tan fácil decirle a una persona, no estés triste, cree en ti, es fácil aconsejar a otro cuando el problema no es tuyo, cuando la carga y las consecuencias de una decisión no te van afectar a ti. Yo no puedo simplemente seguir mis sueños, tengo miedo, miedo al fracaso y al que dirán, aunque diga lo contrario, aunque diga que no me importa la opinión de los demás, la verdad es que si me importa y mucho. Esa es una de las razones por las que me detengo y no sigo mi sueño de ser una pianista profesional. Me da miedo no llegar lejos y decepcionar a mi mamá, ella ve esto como un pasatiempo, no me ve viviendo de esto. Y en lo único que puedo pensar yo es que voy a vivir toda mi vida trabajando en algo que no me gusta y toda mi vida es mucho tiempo.

-¿En qué piensas?-me pregunta.

Pienso si decirle lo que estoy pensando o sonreír y decir alguna mentira convincente. Pienso en decirle mis miedos y dejar que me consuele por un momento, recostarme en su pecho y dejar que me diga palabras de aliento, palabras que quizás se las lleve el viento antes que logren consolar mi alma.

-Hay un concierto-le empiezo a contar. Una mentira, me voy por la salida fácil-es privado y muy caro. Me falta una parte y estoy pensando a quien vender algo de droga para poder ir. En serio quiero ir.

No estaba pensando en eso, pero en serio quiero ir a ese concierto. No le puedo pedir dinero a mi mamá para ir porque se supone que estoy en la universidad y salgo tarde.

-Yo te puedo ayudar.

Niego con la cabeza.

-Ya me regalaste este hermoso collar por mi cumpleaños.

Acaricio la delicada cadena de oro blanco hasta llegar al pequeño dije de flor. Es una hermosa cadena y quizás la más cara que me han regalado.

-Conozco a alguien que estoy segura me va ayudar en esto.

O eso espero.

Yo no consumo drogas, no es lo mío, pero la vendo para tener algo de dinero. Peter, mi amigo de toda la vida me ayuda consiguiendo para yo venderla, él si la consume, aunque no es un adicto.

-¿Con quién vas al concierto?-me pregunta Jared.

-¿Quieres ir conmigo?-le pregunto.

-¿Quieres que vaya?

No le respondo, solo me encojo de hombros y me empiezo a reír.

Él mira un momento por la ventana y después mira mis ojos. Parece gustarle mucho mirar mis ojos, siempre los está viendo. Dejo de tocar porque he olvidado las notas, algo que nunca antes me ha pasado, busco las partituras y las acomodo para leerlas. Empiezo a tocar una música diferente.



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En el texto hay: depresion, amor dolor y muerte, amistad y familia

Editado: 01.07.2018

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