Aura
Sonrío al ver a mis dos mejores amigos sentarse a mi lado en la azotea de la empresa. Marie volvió ayer de Francia, sin que nadie lo sepa, y yo volví hace un par de días junto a Asher, quien está abajo trabajando junto a mi padre.
– Se te ve feliz.- miro a Marie.- Me alegra ver ese brillo nuevamente en tus ojos.
– Se siente como algo nuevo.- la mira con dolor.- Quiero verte brillar otra vez Marie, tú lo mereces más que yo.
– Ambas lo merecéis.- interrumpe Andrew al notar que vamos a comenzar a discutir.
Todavía se siente extraño que Marie le haya contado a Andrew lo que ocurrió con su pequeño, siempre ha guardado a su hijo como un secreto, no por vergüenza o algo parecido sino porque cuantas más gente supiese de su muerte, más real era para ella. No sé si es bueno que se esté abriendo o por el contrario malo porque algo que no entiendo está pasando en su cabeza.
– Creo que estoy lista para brillar nuevamente, Nat querría que su mamá fuese feliz.- suspira mirando el cielo.- ¿Crees que debería darle una oportunidad a Liam?
– ¿Quieres dársela?
– No lo sé.
– Sabes que ya amas a alguien, solo no has estado preparada.
– Ninguno de los dos lo está Aura, ¿por qué seguir esperando? No quiero recibir los mismo gritos que recibí hace un par de semanas, no es justo para mí.
Me quedo pensando en sus palabras, en verdad no es justo porque ella no hizo nada mal. Estuvo mucho tiempo pidiéndole a Stella que dejase de llamarla mamá y Mason acabó tomándola con ella y gritándole cosas que no debería. Entiendo la frustración y el dolor de Mason, la madre de su hija está muerta y no tiene remplazo, pero no tenía derecho a enfadarse con Marie. Es normal que Stella quiera una mamá cuando todos sus compañeros y compañeras de clase la tienen.
– Si quieres mi opinión, no debes darle una oportunidad cuando sigues enamorada de otra persona.
– Yo lo que no entiendo es cuando te enamoraste de Mason, siempre he creído que tenías ganas de matarlo.- dice Andrew con una media sonrisa.
– Al principio si quería, le echaba toda la culpa por lo que le pasó a Aura, lo eres todo para mí.- me sonríe.- Así que lo odiaba, con el tiempo ese odio se perdió. Vi como se arrepentía día a día, como ayudaba a Aura a superarse, como nunca se rindió y como amaba a Stella. No podía odiar a alguien que luchaba por su hija tanto como yo hubiese deseado luchar por Nathaniel.
Me sorprende la fuerza de Marie, hace unos meses era incapaz de pronunciar el nombre de su hijo sin venirse abajo, sin llorar y pedir que le dolviesen a su pequeño. Nunca dejaré de decirlo, admiro a Marie más que a nadie en este mundo.
– Eso es admiración.- miro a Andrew.- ¿Cómo te enamoraste?
– No lo sé, no sé en que momento lo hice Drew, no es fácil. Desde que perdí a mi hijo siempre he querido estar sola, no quería sentir nada por los hombres y entonces llegó él.
– Creo que en eso Aura te entiende mejor que yo.- los tres reímos.- Pensé que yo era el romántico, y ustedes las sensatas pero sois vosotras las que estáis enamoradas y yo el que os da consejos.
– Ya era hora, ¿no?- contestamos Marie y yo.- Te queremos Andrew.
Mis mejores amigos se acercan a mi y nos damos un abrazo de tres. Amo a mis amigos, Mason es como mi hermano, quiero a Jacob y Kristal, no puedo imaginarme una vida sin ellos pero sé que no puedo perder a Andrew y a Marie, de alguna forma ellos logran entenderme de una forma en que el resto no lo hacen.
– ¿Os acordáis de aquella primera vez que vimos el amanecer en esta azotea?
– Si, acabamos llorando.- dice Andrew con un ligero tono amargo.- De verdad pensé que te tirarías.
– Quise hacerlo, estaba dispuesta a dejarme caer.- miro los coches que transitan la calle.- Deseaba hacerlo Andrew, sé que os dije que no, que tenía miedo. Pero la verdad es que estaba muy segura de querer hacerlo, creía que era mi única salida.
– ¿Qué te hizo cambiar de opinión?
– Vosotros dos, y mis padres, cuando llegasteis mi cabeza no podía dejar de pensar en vosotros cuatro, en como mi muerte podía afectaros. En como mi madre moriría y mi padre quedaría desolado. En como había faltado mi palabra a Marie, aquel día que ella quiso quitarse la vida le prometí que siempre me tendría a mí, para todo. Y en cómo a ti te hubiese dejado solo, soy tu familia.
– Me alegro de que retrocedieras.- le sonrío a Marie.- No puedo estar sin ti.
– Yo tampoco, sin ninguno de los dos.- hago una pequeña pausa.- Creo que debo volver al trabajo.
– Mi hora de descanso también está por terminar.- dice Andrew cansado.
– Yo sigo sin trabajo.- se ríe Marie.- Hasta la semana que viene no empiezo a trabajar en la empresa de mi padre.
– Bueno, ¿quieres quedarte conmigo?- ella asiente.
Los tres bajamos en el ascensor, nos despedimos de Andrew cuando llegamos a nuestra planta y después de un pequeño saludo a Steven nos metemos en mi despacho. Marie comienza a ayudarme con algunos asuntos del hotel en Colombia, todo va bien. En a penas unos meses estaré viajando a Colombia para la inauguración del primer hotel construido a mi nombre y bajo mi supervisión.
– Quizás no debería preguntar pero, ¿cuándo es la boda de Mario y Renata?
– En dos semanas.
– ¿Cómo te sientes?
– ¿Con sinceridad?- ella asiente.- Demasiado bien, sigue odiándolos pero me da igual lo que hagan.-sonrío.- Creo que son el uno para el otro, se merecen.
– Ellos no te merecían a ti.
– Ahora lo sé, soy más de lo que ellos podían tener.
– ¿Liam sabe….?
– Liam cree que odio a mi ex mejor amiga y a su hermano porque “empezaron” a salir dos meses después de que yo despertase del coma.
– Es decir, ¿él no sabe nada?- niego, claro que no.
Puede que Mario y Renata se saltaran todos los códigos de confianza, que me engañasen pero para ellos ya es muy humillante que yo los descubriese como para decírselo a alguien más, menos aún Liam. No me cae bien el mellizo de mi ex novio porque justifica a su hermano en todo, pero sé lo que pasaría si él se enterase de la verdad, Liam estaría de mi parte.