Azul Profundo

Capítulo 11. Los ciclos errantes

La sangre que brotaba de la herida era espesa y de un color rojo oscuro, escurría por su pierna izquierda. Aquel sujeto se quejaba del dolor con intensidad haciendo alaridos escandalosos, recostado sobre el suelo.

Leonardo y Raúl miraban atónitos aquella escena, sin poder concebir que Amairany hubiese disparado aquella pistola. Ella ya había bajado el arma, pero estaba temblorosa y pálida. Raúl se acercó, destacó que la bala había entrado y salido a la altura del fémur. Observó con cierta compasión, pero la olvidó segundos después

—¿Quién eres tú? —preguntó fijamente. El hombre no dijo nada y siguió con su angustiosa queja de dolor—. ¡¿Quién eres?!

El sujeto le dirigió una mirada intensa y frustrada por aquel terrible sufrimiento

—Blue Fray, yo soy Blue Fray —dijo

Raúl miró de reojo a Leonardo, encontrando el mismo desconcierto

—¿Qué haces aquí?, ¿Qué quieres de nosotros? —preguntó el joven con suspicacia

Aquel hombre permaneció en silencio, algunos quejidos salían de su boca y seguía recostado. Blue Fray sentía demasiado dolor y soportaba, de pronto intentó enderezarse, pero Raúl, que percibió la actitud amenazante, le ordenó que no se moviera

—¿Dónde está Alyssa? —preguntó

La mirada de Blue Fray pareció comprender lo que el muchacho decía, observó a Leonardo

—No está aquí —dijo con seguridad

Raúl perdió la cordura

—¡¿Dónde está Alyssa Gante?! —preguntó seguro de que aquel sujeto lo sabía, podía verlo en su rostro, así que lo tomó del cuello de la gabardina, mientras que aquel ser de aspecto azulado lo veía con ojos empequeñecidos—. ¡Dime todo lo que sabes!

Blue Fray que siempre había sido pacífico, olvidó la paz, con una voluntad casi sobrenatural y a pesar del dolor, se enderezó con rapidez, impulsado por sentimientos de frustración y furia, tomó con ambas manos el cuello de Raúl apretándolo con fuerza y elevándolo unos centímetros del suelo. Era tan alto e imponente que Amairany y Leonardo abrieron los ojos aterrorizados y paralizados. Amairany fue la primera en reaccionar

—¡Suéltalo! —exclamó apuntando al hombre con su arma, pero las manos le temblaban ante el miedo de perder al hombre que más amaba, incluso sus ojos comenzaban a derramar lágrimas—. ¡Libéralo, o te mataré!

Raúl no podía respirar, las enormes y fuertes manos de aquel sujeto estaban terminando con su oxígeno, quizás pronto se desmayaría, admiraba con estupor las enormes pupilas oscuras.

Leonardo recobró la compostura, tras la turbación inicial, divisó con agilidad una palanca de hierro sobre el suelo. La levantó con premura y sin pensarlo, ni un segundo, golpeó con fuerza la espalda del sujeto, quien soltó de inmediato a Raúl y cayó al suelo gritando de dolor.

Raúl se arrodilló tosiendo y tratando de recuperar el aliento.

—¿Estás bien? —preguntó Amairany

Raúl que ya se había recuperado, arrebató la pistola de las manos de Amairany y apuntó a Blue Fray, quien yacía sobre el suelo adolorido, notaron que su gabardina se había rasgado, dejando al descubierto parte de su espalda, que parecía sangrante por una quemadura que parecía haberse producido por la palanca de hierro. Blue fray lloraba y suplicaba por el dolor físico que experimentaba.

—¡Por favor, no me lastimen más! —exclamó suplicante

—Te voy a despellejar vivo, si no me dices donde esta Alyssa —aseveró Raúl con firmeza

—¡Amairany, ve por las sogas que están en el garaje! —musitó Leonardo, Amairany obedeció enseguida y fue corriendo—. Vas a decirnos todo lo que sabes sobre Alyssa Gante por tu propia voluntad, de lo contrario te obligaremos—dijo Leonardo

Blue Fray estaba sorprendido y una lágrima rodó por su rostro azulado.

 

Amairany volvió con las sogas, Leonardo sujetaba al pesado Blue Fray, Raúl lo amordazaba con todas sus fuerzas, mientras la chica apuntaba con la pistola. Recargaron al sujeto sobre el tronco de un árbol, los observaba apabullado 

—Se acabó, tienes que decirnos quién eres y que haces aquí —dijo Leonardo sin aspavientos, ni descontrol

Blue Fray parecía resignado a su mala suerte, suspiró y procedió a hablar

—Ya les dije que me llamó Blue Fray.

—Muy bien, Blue Fray, ¿De dónde eres y por qué estás aquí? —preguntó Raúl con cierta ironía

—No soy de aquí, soy de Merak, estoy aquí por una misión.

—¿Merak?, ¿Qué es, una ciudad, un país, un pueblo? —preguntó Raúl intrigado

Blue Fray le miraba con agudeza

—Merak, es un planeta —dijo con voz sombría. Raúl abrió los ojos con aturdimiento, y se echó hacía atrás volteando a ver a los demás que estaban igual de desconcertados que él—. Está en la constelación de Lira, tengo las coordenadas si no me creen.

«Es absurdo» pensó Raúl con incredulidad

—¿Y qué se supone que haces aquí? —preguntó Leonardo, con una mirada seria, pero recelosa

—Venía a entregar un objeto, eso es todo —dijo Blue fray con debilidad, estaba sufriendo mucho y estaba cansado




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