Pous Martel Academy, Nueva York
Dieciocho años antes.
Una Azul de dieciséis años se encontraba tomando una malteada de fresa en la cafetería. Le incomodaba sobre manera el jumper del uniforme y la corbata la tenía floja.
—¡Azul! —exclamó una voz conocida. Era su mejor amiga, Teena. Una chica pelinegra, ojos miel y piel blanca.
Azul apuró su malteada—¿Qué sucede?
—Te he estado buscando ¿adivina qué? ¡No hay más clases! —informó con una sonrisa
—¡Que alegría! No había estudiado para el examen de ciencias
Teena se echó a reír—yo tampoco, pero no cantes victoria. No hay clases pero tenemos que asistir a una conferencia científica y vale como nota del examen
—no puede ser pero ¿Qué clase de condena estoy pagando?
Teena le sonrió—no te quejes tanto y vamos
—iré al baño primero ¿me guardas un lugar? Sabes que me muero por escuchar la conferencia científica
Teena se echó a reír—Trataré de que sea en primera fila
—¡Vale! —exclamó Azul riéndose mientras se dirigía al baño. Visualizó este y entró corriendo <<Oh Por Dios ya casi>> empujó una de las puertas y emitió un gemido de alivio.
Al bajarse la falda y abrir la puerta emite un grito ahogado. Un chico se estaba lavando las manos. Él la mira sin dejar de hacer lo que está haciendo. Es alto <<muy alto>>, tenía sus ojos bastante claros como los de un gato, su piel era canela y llevaba el cabello bastante corto.
—¿Qué haces aquí? —le soltó ella
El cerró la llave, sacó una toalla y se secó las manos—Creo que es obvio ¿no? —dijo mientras apartaba la mirada de ella
—ya veo y ¿Por qué no lo haces en el baño de chicos?
—este es el baño de chicos
—¿Discúlpame? Llevo toda mi vida estudiando en esta escuela, este es el baño de chicas
El chico la miró—conozco un buen oculista ¿Quieres su número?
Azul no podía dar crédito a esas palabras—¿Me está diciendo usted que no estoy bien de la vista señor? ¿Qué soy yola equivocada?
Él le regalo media sonrisa y ella negó a aceptar que era guapo—¿Quieres apostar?
Ella alzó la barbilla—si yo gano usted tendrá que pedirme disculpas... de rodillas. Y lo hará en la cafetería principal de la escuela hasta que quede satisfecha
Él se echó a reír y Azul tragó saliva. Su risa era encantadora—esta bién—él avanzó hacia ella y ella se negó a dar un paso atrás. <<Ese absurdo cliché jamás lo haré>>—pero si yo gano...—el chico tomó uno de los rizos de Azul y le dio un beso—tú serás mía por un día
Azul abrió los ojos como platos en señal de advertencia. Ella alzó la barbilla.
—Hecho—dice con un tono de voz bajo, él le sonríe y en ese momento entran dos hombres al baño.
***
Azul se encontraba en unos de los millones de parques de Nueva York. Llevaba una falda color rosa corta, una blusa blanca y una chaqueta rosa; llevaba tenis y su cabellera castaña suelta. <<¿Es que ese tonto no piensa venir?>> pensó Azul una mañana muy linda, un hermoso sábado de verano.
Después de incidente en el baño con ese tonto, había llegado a la conferencia y no fue de su agrado enterarse que el mismo chico odioso era el conferencista. Se presentó como Ray Derkins y tiene tantos títulos científicos de los que Azul podía recordar, a parte que parecía bastante joven para haber alcanzado tanto.
De repente Azul sintió una ráfaga de viento muy fuerte y se vio obligada a sostener su falda, miró hacia arriba y había un helicóptero.
—¡Buenos días!—le grita Ray
—¡¿Buenos días?! —Exclamó Azul—¡¿Esta cosa es tuya?!
—¡Así es! ¡Dame tú mano!
—¡ni lo pienses! ¡No pienso ir contigo a donde sea que quieras llevarme!
—¡Tú y yo hicimos un trato pequeña! ¡y no pienso perder nuestro tiempo valioso discutiendo!
—¡¿Qué quieres decir con...?!—Azul emitió un grito cuando sintió que un desconocido la alzaba en brazos y la colocaba en el helicóptero con mucho cuidado.
—Gracias Geoffrey. —Le dijo Ray—Podemos irnos
—¿A dónde? —preguntó Azul
Ray sonrió—A la tierra de nunca jamás
—¿te has vuelto loco? Quizás toda esa ciencia ya está haciendo efecto en tus neuronas
Él se sentó junto a ella—¿Cuál es tu nombre pequeña?
—pensé que jamás lo preguntarías ¡Caray! —Ella se separó unos centímetros—Azul Parker
—¿Cuántos años tienes?
—¿Qué es esto? ¿Un interrogatorio? ¿Eres del FBI?
Él la miró intensamente y ella se sobresaltó—¿Cuántos pequeña?
—Dieciséis—Ray suspiró—¿Qué se supone que tengo que interpretar de ese suspiro?
—Eres una niña
—No me digas ¿Cuántos años tiene el señor Derkins?
—Dieciocho
—Eso lo explica todo, podrías ser mi abuelo
Ray se echó a reír—Así que eres una de esas niñas ricas y caprichosas de la Pous Martel
—estás muy equivocado, no soy caprichosa en lo absoluto
—Tu acento es un poco extraño ¿Eres francesa?
—No, Soy Belga
—Eres de Bélgica, genial
—y tú eres inglés
Ray asintió—Así es. Soy londinense de nacimiento pero toda mi educación... oh bueno, desde los doce años vivo en los Estados Unidos. Pero veo que no he podido deshacerme de mi acento
—No, lo tienes muy marcado
—que lastima
Ella lo observó. Se sentía muy tranquila con ese tonto, incluso se sentía a salvo con él.
—¿vives con tus padres? —le preguntó él