Capítulo 6
- No te tortures – el sol que entra por mi ventana hace que los cabellos rubios de Rachel brillen más. – Enfoca tu energía en Ángel, ignora por completo a Eros cuando estén en el hospital, odio decir esto, pero el amor tuyo por él, es más fuerte que el odio.
Sus palabras hacen que mi corazón deje de latir por cinco segundos, ¿amarlo?, seguir siento eso por él es la burla más grande que me podría hacer mi tonto corazón.
- No lo amo, no vuelvas a decir eso. - Aquello lo digo de forma dura y tajante.
Oír mis palabras no cambia sus ganas de seguir con aquel tema. - No te engañes... no lo hagas porque puede ser peor, Bonnie soportaste toda su mierda hasta que ya no pudiste más, lo odias, es verdad, pero el amor no ha muerto... trajiste a su hijo al mundo sin pensártelo. - Se acerca y se sienta a mi lado en la cama.
- Traje a su hijo al mundo porque también es mío, no podía pagar por lo que su padre me hizo.
- Y por qué llevarías algo de él por el resto de tu vida - toma mis manos – siempre le has tenido una fe ciega a Eros.
Miro a Rachel y no puedo entender el porqué me está diciendo todo esto- Desde cuando eres tan amable respecto a mi situación con Eros, nunca has sido su fan – la cuestiono extrañada.
- No estoy siendo amable con él, dudo que algún día este de su lado, soy tu amiga y siempre seré sincera contigo, lo has amado ciegamente desde el primer día que lo viste. - Suspira - Tuvo que herirte fuertemente para que pudieras verlo como realmente era y, sin embargo, seguías ahí, no quiero que te vuelva a embriagar en su mundo. - Me abraza - no quiero que te vuelva a lastimar.
No hay nada que duela más que la verdad, la verdad dicha sin contemplaciones en la cara, tiene tanta razón que duele cada una de sus palabras, amarlo ha sido la prueba de resistencia que me ha dado la vida.
Un revoltillo de emociones se instala en mi estómago haciendo que los días se conviertan en un mismo martirio, divido mis días en trabajar, pasar el mayor tiempo posible con Ángel en el hospital e ignorar la presencia hostil de Eros.
- Debe de haber otra manera Ashton - lo regaño - no me salgas que esta es la única - golpeo mi mano con la mesa.
- Lamentablemente, es la única - responde.
- ¿La única? Por favor - alzo mis manos - me cuesta creer que semejante grupo de abogados, que un minuto de su tiempo vale mi quincena completa, solo te haya dado esa absurda solución, entonces de qué sirvió todo este mes lleno de reuniones e idas al juzgado.
- Ángel no lo han sacado del hospital y gracias a Dios el tratamiento está funcionando, tu misma llegaste emocionada porque en unos días lo dan de alta ¿no?
- Si - le digo de mala gana.
- Pues toca adelantarse a posibles situaciones, ni te quejes Eros y tú - me señala - solitos se orillaron a esto, es la mejor opción.
- Patrañas. - No puede ser que solo esa sea la opción, lo más seguro es que quieran que muera en el intento. - Bueno y tú no dices nada - miro fijamente a Eros que no ha dicho una sola palabra desde hace media hora que nos sentamos en la mesa de la sala de juntas de su gran compañía - eres experto en quejarte y oponerte a absurdos y hoy estás ahí en tu silla sin hablar.
- No es un absurdo, es la solución a nuestro problema Bonnie, y si es lo que hay que hacer, pues se hace y ya - fija su vista en los papeles que tiene en las manos.
Me parece increíble su disponibilidad y calma, como no recibí la respuesta que esperaba vuelvo a dirigirme a quien sugirió semejante locura.
- Ashton no estoy de acuerdo - le repito.
El suspiro de fastidio de Eros hace eco a mi lado - no se trata de ti… es por Ángel, entiende Bonnie.
- En él estoy pensando, se va a ahogar con los dos viviendo bajo un mismo techo - le hablo como si fuera la verdad más clara del mundo - cuando dos personas no se soportan como nosotros - le hago señas - se separan por el bien del hijo no se juntan.
- Bonnie… – Volteo a ver a Ashton. – Esto va a hacer momentáneo, tenemos que demostrar que el bebé tiene un hogar estable, después de eso cada uno coge su camino. Logramos que ustedes tengan al niño mientras el proceso de custodia avanza, no podemos echar eso a la basura, hay que demostrar que son una pareja sana - al terminar de escuchar todas las razones que le dan lógica a esta situación salgo como un rayo de ahí sin dar una respuesta.
Ver mis maletas al lado de la escalera me da náuseas, tengo ganas de vomitar la bonita alfombra, esto ya es real. Después de darle vueltas y vueltas al asunto y la salida de mi hijo del hospital decidí dejar por un tiempo a Dylan y Rachel, lo único que me importa es no perder la custodia de mi bebé, aunque eso signifique poner mi alma en riesgo.
No podría mentir, tengo miedo del desastre que se avecina, sé que bien librada no voy a salir de esta convivencia forzada.
- Voy a compartir habitación con mi hijo – le digo despreocupada al hombre de cabellos blancos que me observa.
- El señor dio otra orden, la habitación del bebé está totalmente lista - me informa - y usted tendrá la suya - seguramente querrá hacerme desaparecer de la faz de la tierra una noche de estas o quizás estrangularme mientras duermo, solo él sabrá lo que hay en su malvada mente.