Capítulo 13
- Sin marcha atrás - me aferro al pequeño cuerpo de mi hijo, tratando de recibir de él las fuerzas necesarias para seguir con todo esto y no desfallecer.
Lentamente, entro a la habitación, lo primero que me recibe es la tela blanca que reposa en la cama, de inmediato se seca mi garganta.
- No puedo con esto - siento un calor intenso en mi cabeza haciendo que me dé vueltas la habitación.
Me siento en la cama con mi hijo, no puedo quitar los ojos de aquel vestido, no puedo creer que en un par de meses hayamos llegado a este punto, estoy segura de que después de esto nada será igual, como dicen por ahí este barco ya zarpó.
- ¡Mamaa! - miro a mi hijo, sus grandes ojos hoy están más azules, en sus pequeños labios hay una sonrisa, verlo tan lleno de vida y felicidad hace que yo también lo esté, que toda esta mierda tome sentido, sus brazos se aferran a mi barriga - Mamaa…
- Lo eres todo bebé - lo envuelvo en mis brazos y beso su cabeza llena de cabellos negros iguales a los de su padre.
Sin poder evitar el remolino de sentimientos confusos que se vienen formando dentro de mí, tomo el vestido entre mis manos, la tela es tan suave que si la situación fuera otra estaría alucinando con este vestido; parece estar sacado de un cuento, con pasos lentos voy al espejo, me aterra el temblor que hay en mis manos, pongo el vestido sobre mi cuerpo e intento imaginar como me veré caminando hasta llegar a la mano de Eros, empiezo a considerar que la vida se puede tornar sínica.
Me volteo para ver a mi hijo - Tu madre se va a casar - sonríe - parece una pesadilla.
- Veo que te gusto el vestido que elegí - la voz de Brenda hace eco en el lugar - cuando lo vi supe que ese era el indicado.
- No tengo claro si darte las gracias por este vestido o dejarte de hablar por apoyar esta estupidez -.
- Bonnie… aunque en estos momentos parezca el peor de los escenarios posibles, te prometo que solo tú sabrás por dónde ir, cómo enfrentar todo lo que venga. No puedes enojarte conmigo, después de todo solo cumplo órdenes - volteo los ojos - y la última orden que me dieron es que te esperaban en el despecho en cinco minutos. Yo me quedo con el bebé - lo toma en brazo - vamos a dar un paseo por esta bonita casa.
- Me buscabas - dejo de mirar el mar tranquilo a través de los ventanales de mi despacho para mirarla a los ojos.
- Cierra la puerta y toma asiento por favor - le digo, ella obedece a mi petición - en unas cuatro horas será nuestra boda Bonnie, pero no hemos dejado claro cómo serán las cosas después que eso pase.
- No hemos hablado por qué todo se ha hecho unilateralmente, todo a tu modo, de todos modos estoy segura de que ya tienes todo fríamente calculado, y apuesto que ya conoces nuestro destino.
- Aunque te parezca increíble no lo sé todo y tampoco lo puedo todo. Y al final de todo nada de lo que sucede es complicado, solo nos vamos a casar - le digo - hay que hacerlo para que Ángel se quede con nosotros.
En realidad las cosas van más allá de lo que quiero que ella sepa, me llena de muchas más culpa utilizar a mi hijo para esto, pero es la única manera para poder lograr lo que me propongo.
- No es tan fácil Eros - cierra los ojos - es un matrimonio, eso es algo sagrado - me mira fijamente - y tú y yo - respira profundamente - no hay un tú y yo, es más, jamás lo hubo. Lo que hay entre los dos es desprecio y lo sabes, para mí eres detestable - vuelve a cerrar los ojos. - Me odias… y te odio entonces para donde vamos a llevar esta pantomima, no estoy segura de que esto sea lo mejor para Ángel, ahora lograremos que se quede con nosotros, pero cuando pase el tiempo y crezca y vea como somos tú y yo juntos. Va a sufrir, las cosas no se ocultan para siempre.
Sus palabras están llenas de verdad, odiarnos es solo una parte de lo que en verdad somos capaces de sentir el uno por el otro.
- Bonnie, esto no va a hacer para siempre - no sé si me refiero al matrimonio o algo más - pero por ahora es lo que hay que hacer, eso no se discute más. Te he pedido que vengas por qué antes de dar el sí, tenemos que dejar claro ciertas cosas; hay que poner reglas de convivencia - suspiro - como para ti es importante decirme todo lo que guardas allí dentro, solo lo podrás decir cuando estemos en nuestra habitación solos, hay que mantener un perfil tanto por Ángel como por mí, digamos que al convertirte en mi esposa hay muchas cosas en riesgo. - suspiro para decir lo que viene - Creo que es mejor que dejes de trabajar, antes que empieces a gritar - le advierto - no estoy intentando dominarte o algo así; podrás terminar la universidad, hacer lo que tú desees, estar más tiempo con nuestro hijo él te necesita mucho. Tendrás acceso a tarjetas y cuentas bancarias tanto para ti como para mi hijo, la casa ahora funcionará como tú creas conveniente, quiero dejar claro tu espacio y mi espacio - suspiro.
- Estás buscando la manera de que no me tengas que soportar mucho - sus palabras son hirientes, pero me lo he buscado - ya que no puedes librarte de mí, estás buscando la manera de que no te moleste y puedas tolerar mi presencia, qué bonita situación.
- En realidad solo busco la manera de hacer lo correcto, si ya vamos a estar en esto por lo menos vamos a tratar de encaminar la situación.