Epílogo
— ¿Puedes tranquilizarte? — verla caminando de un lado a otro me daba mareo — No es, para tanto, solo un paso más de la vida.
El sonido de su quejido me hizo sonreír — ¿Cómo que un paso más? - la tenacidad en sus ojos es la misma que siempre me hacía correr de ella - Es el gran paso.
— No seas exagerada — tomo asiento en unas de las sillas para poder darle espacio y no venga hecha una furia —son cosas que suceden.
— Todavía no supero que seas igual a tu padre - camina hacia mí y toma mi cara entre sus manos - no solo tienes su cara, sus gestos, sus ojos, también su carácter, obviamente salir de la escuela para ir a la universidad iba a hacer algo sencillo, sin trascendencia para ti.
— Mamá… — la mujer más bella del mundo es mi madre — no va a ser sencillo, voy a tener que dividir el tiempo entre la universidad y el trabajo con papá, solo que no es algo sentimental.
—Claro que es sentimental – lo dices como si fuera la obviedad más grande del mundo — significa que mi bebé, mi ángel, ya es un hombre.
Ella era la mujer más importante de mi vida, ni siquiera mi hermana, que es lo que más amo le ha podido quitar su trono. Mi madre me ha llenado de cuidados toda mi vida, me ha sobreprotegido de todo. Acepto que cuando llegue a la adolescencia me fastidiaba que lo hiciera.
No era fácil para mí ver que cualquier resfriado para mí era como una catástrofe mundial, con el tiempo la entendí, sé la lucha que paso cuando enferme de niño.
Me trago una carcajada para no herir sus sentimientos, me pongo de pie y la abrazo — Mamá, primero amas que me parezca a tu amado Eros que fue esculpido solo para ti.
Un golpe en las costillas me hace saltar — Es pecado burlarse de su madre Ángel — ahora no puedo evitar reír —Hasta en eso te pareces a tu padre siempre burlándose de mí.
— Perdón, perdón… segundo no me voy a ir de casa, al menos no en un futuro inmediato, y lo de crecer es solo relativo, siempre seré tu hijo, tu preferido — ella ríe — mi hermana lo sabe — se aleja de mí riendo.
— Y también eres igual de malo con los chistes como Eros.
Me alejo de ella y otra vez tomo asiento, unos pasos fuertes se escuchan en el pasillo, antes que la silueta se haga aparecer, sé que es mi padre.
Viene hacia nosotros con su habitual postura dura y autoritaria, cada vez que veo a mi padre me causa mucha curiosidad e intriga. Es un hombre que he admirado desde niño, se convirtió en mi héroe, sentía que mi padre era capaz de hacer todo. Y también me provocaba saber más de él, me parece un enigma.
—Hola, papá — lo saludo.
— Hola, hijo — se acerca y me da un beso como siempre — está tu madre echándote drama.
— Eros… — lo regaña, siempre me he preguntado cómo fue su historia, como dos personas tan distintas llegaron a hacer literalmente uno, mi padre con el resto del mundo es una piedra, un témpano de hielo, pero con mi madre se derrite, ella es literalmente su mundo, la vida de él empieza y termina con ella —. Es tan difícil de entender que mi bebé creció.
— No amor no es difícil de entender, para mí también es confrontarte, ver a mi hijo crecer y empezar su propio camino, pero sabes algo - se acerca a ella y le levanta la cabeza con la mayor suavidad del mundo —. Estoy orgulloso de lo maravilloso que es, y el gran trabajo de madre que has hecho por Ángel y por Avil, yo solo estuve a tu lado aprendiendo de ti.
Una vez más soy testigo del complemento que son, mi padre logró calmar a mi madre y hacerla sonreír. La conexión de ellos es inexplicable, no es la típica pareja que pasan todo el día en arrumacos. De hecho, de niño no recuerdo muchos besos entre ellos, pero siempre estaban el uno al lado de otro.
— Nos vamos… —la voz de mi hermana se escucha.
— Cero berrinche — le digo y me saca la lengua. Esa niña es lo caprichoso y consentida del mundo, pero a la vez tenía el corazón más grande del mundo.
La única en el mundo que hacía que Eros dejara todo tirado por ella, cuando tenía diez años, se enojó mucho con nuestro padre. Mi padre cometió el error de no despertarla para ir al colegio. Al parecer tenía una reunión importante. La muy chiquilla finge haberse caído de las escaleras y hizo que llamarán solo a su papá, a nadie más.
Mi hermana es una versión consentida de mi madre, todos en esta casa nos desvivimos por ella, mi padre siempre le dice vida, por ella llego a terminar de darle vida, siempre dice que mi hermana y yo le dimos la vida que no tenía.
— No peleas… ya saben lo que hay que hacer antes de salir de casa, niños - las órdenes de mi madre siempre se cumplen en esta casa.
La autoridad era Bonnie, sin duda, ella siempre tuvo él temblé para nosotros, mi padre al contrario interfería cuando era absolutamente necesario. Siempre ha estado a nuestro lado como la voz que escucha que comprende. Pero cuando agarra rabia que todo el mundo tiemble.
Al mismo tiempo mi hermana y yo nos acercamos a nuestros padres y nos abrazamos todos.
— Los amo - decimos todo en coro.
Les miro la cara y puedo ver la felicidad en sus rostros, aún más la de mis padres, tal vez algún día nos cuente cómo fue su historia o tal vez nunca la sepamos. De lo que estoy completamente seguros es que seguirán juntos hasta el último día de sus vidas.
Y yo espero poder verlo durante toda mi vida, a veces las buenas historias quedan colgadas en el tiempo como misterios. Creo que la Eros y Bonnie es una de esas.