QUE COMIENCEN LOS JUEGOS.
Luego de haber hecho el recorrido del mirador a su casa se percató de que sus padres no estaban en ella seguramente están en una de esas reuniones "importantes" pensó irritado, no estaba de humor para pelear con ellos así que por una parte lo agradecía, sin embargo no le gustaba cuando la casa quedaba sola o al menos no le parecía que él estuviera solo en la vivienda le hacía sentirse inútil, lo único que le ayudaba a sobrellevar ese sentimiento era la paz que se sentía en el aire que corría por los pasillos, habitaciones y lugares adentro. Entró a su habitación, dejó su bulto debajo de su escritorio y se tiró a la cama.
Miro por su ventana cómo desaparecía el último rayo de sol en el río dándole paso a la luna. Se quedó pensando en lo que había pasado ese día con aquella chica rubia de ojos azules.
— Tal vez... fui demasiado idiota — se regañó a sí mismo — Si, sí que fui un completo idiota con ella, no tuvo la culpa de lo que le hayan intentado hacer, tuvo la culpa de estar cegada, pero de alguna manera la entiendo — admitió — Se lo que es estar cegado por una persona que creías que era maravillosa cuando realmente es el puto diablo. — dicho esto cayó en manos de Morfeo.
[***]
El mañana había salido soleada sin ninguna nube oscura, los pronósticos afirmaban que así sería el resto del día, lo cual era bastante extraño. Senfil era especialmente conocido por ser un lugar húmedo, y por sus numerosas lluvias continuas, si había días soleados era un milagro, aunque lo extraño era que en tiempos de otoño llovía, pero el clima era cálido, algunas veces frío al grado de helar el cuerpo.
Se había despertado con mal humor, no había dormido más que tres horas, de no haber sido por su insomnio pudieron ser cuatro, pero sus malditos pensamientos no la soltaban. Solo quería deshacerse de aquel sentimiento extraño y molesto. Con varios berrinches por no querer salir de la comodidad de su amada cama se levantó para ir al baño, al ver su rostro en el espejo vio que habían parches ligeramente oscuros debajo de los ojos zafiro, sus labios estaban algo resecos y su cabello desordenado. Parecía que había llegado de una fiesta la noche anterior y esas eran las consecuencias. Se metió a la ducha sin ganas, la lluvia artificial caía sobre su piel dejando que las gotas limpiarán su cuerpo. No tardó más de diez minutos y salió con el propósito de alistarse para ir a la universidad, pero su sueño era mayor.
—Disculpe profesora, pero hoy no asistiré, no es mi día, prefiero quedarme en mi cama y conciliar mi sueño antes que ir a la escuela.
[***]
Los chismes volaban sin alas, de boca en boca pasando por aquí y por allá. No había despertado de buen humor su padre lo había despertado a mitad de la madrugada para decirle que en la tarde después de la escuela tendría que ir a su oficina para que ya se integrará en la compañía familiar.
— ¡Hey, hermano! — Luis apareció en su visión saliendo de un aula.
— ¿Qué pasa? — saludo desanimado.
— Te ves mal, ¿cómo te fue con Clara?
— ¿Cómo sabes que estuve con ella?
— Todo el mundo lo sabe, Bruno— informó.
— ¿Que?...
— Ayer los vieron en el mirador.
— Santa mierda.
— ¿Qué pasó con ella?
— Digamos que tuvimos una pequeña, pero muy pequeña discusión.
— Ay no, esto se pondrá feo. — tartamudeo mirando detrás del hombro de su amigo.
— ¿Ahora de qué carajo estás hablando?
— Mira por ti mismo. — le señalo detrás de él.
Se dio la vuelta viendo a lo lejos como Will se acercaba a paso relajado a donde ellos estaban.
— ¿Será que no lo sabe? — pregunto balbuceando, sabía que si Will se enteraba de la pequeña discusión se tendría que dar por muerto y que pronto Luis estaría viendo ataúdes para él.
— No creo que en este preciso momento lo haga basándose en que camina relajado y lento, sus facciones están relajadas al igual que sus músculos, está rodeado de los jugadores cosas que normalmente cuando está furioso no hace, contando que tiene con una sonrisa ladina en el rostro al grado que parezca feliz lo que nos lleva a la conclusión de que no, no lo sabe. Pero cuando lo descubra tendrá todo lo contrario a lo que ya te he mencionado.
— Guau, me sorprende tu análisis.
— Si, si luego me halagas, pero yo te recomiendo que nos vayamos a otra parte antes de que los rumores lleguen a sus oídos y te mate frente a toda la escuela y estaba vez no habrá ni una Clara o un Carlos que te salve estoy yo, pero esa cosa me destruiría con tan solo chasquear los dedos. — Luis lo empujaba por la espalda para que el chico comenzara a caminar, pero él se abstuvo.
— Espera, ¿me estás diciendo que ni Clara ni Carlos vinieron?
— Carlos sí, pero tuvo que ver algo con su madre y Clara pues ella si no vino, ahora lo sabes entonces camina, pedazo de...
— ¿Por qué no vino?
— No lo sé y en este preciso momento no me interesa.
— ¿Que dicen los rumores?
— Se dice que estuvo anoche con un chico en un bar.
— Imposible ella estaba en el mirador...
— Te recuerdo que cerca de este hay un bar.
— No creo que haya ido.
— Entonces no me preguntes cuando me vas a creer.
Se quedó pensando ¿y si realmente fue a un bar y estuvo con un chico? ¿Y si lo hizo para tomar venganza?
— Luis, tengo que verla y preguntarle y es cierto.
— Bien, entonces hasta pronto soldado, te veré en tu funeral.
No le pasaría nada, tenía la confianza suficiente para tenerle miedo a William, él no podía matarlo, talvez alejarlo de Clara, y sí que era intimidante pero nunca le tendría miedo, era solo un chico ¿qué le podría hacer?
***
La semana se pasó volando, el tiempo de se le fue rápido sin ver a Clara en toda la semana anterior, en un parpadeo ya era 15 de noviembre, lo que indicaba el inicio de la semana y el mes cultural. Le había preguntado a Stefan, Fernando y Will sobre la chica desaparecida, pero Fernando no le pudo decir no porque no quisiera si no por Will que lo callaba al igual que a Stefan, ese día el chico se apeno por no poder decirle por respeto a Clara. Era más que claro que sabían dónde estaba sin embargo no le darían esa información ni porque les rogara de rodillas.