Ronaldo despertó y entró a la ducha. Unos minutos después, se percató de la presencia de Carlos.
-Buenos días, amor.
-Buenos días. Parece que alguien se iba a bañar sin mí.
-Disculpa si no te levanté. Dormías tan cómodo.
-Sí, pero dejaste de abrazarme.
-Lo siento mucho, amor. Tengo que irme.
-¿A dónde irás?
-Mi madre me dará un desayuno muy especial. ¿Quieres venir?
-Bueno, sé que a ella le agrado, pero el regalo es para ti.
-Amor, por favor, te pido que me acompañes.
-Está bien. Iré contigo.
Ronaldo besó su boca.
-Te amo demasiado, Carlos Isaac.
-Yo también te amo, Ronaldo.
Se abrazaron bajo el agua.
Unos minutos después, entraron a la sala. La señora Aquino los recibió con cortesía.
-Es bueno volver a verte, Carlos.
-Gracias, señora Judith. Espero que se encuentre bien.
-Lo mismo digo yo. Tomen asiento, por favor.
Se sentaron juntos. La señora entró a la cocina.
-Tu madre es tan buena persona.
-Siempre ha sido así. Y por eso la amo.
-Amor, ¿has hablado con tu padre?
-No, la verdad no. Creo que después de disculparse conmigo, ya no ha necesitado más nada.
-¿A qué te refieres?
-Creo que es mejor que no estemos siempre hablando.
-Odio decir esto, pero me gustaría que el mío siguiera con vida para decirle cuánto lo quiero.
-Ya, mi amor, no te sientas mal. Yo te amo tanto y no quiero que te derrumbes.
-Gracias, aunque de hecho me puse nostálgico.
-¿Quieres un abrazo de Ronaldo?
-Sí, quiero uno bien fuerte.
Ronaldo lo abrazó. Carlos colocó sus manos sobre su cuello.
-Amor, no quiero arruinar un buen momento para ti.
-No digas eso, mi niño. Estar contigo es mucho mejor. No te imaginas cuánto he esperado por estar con alguien en mi cumpleaños.
-El mío será en unas semanas. Voy a cumplir 19.
-Voy a estar contigo, mi amor.
Besó su frente. Ronaldo acariciaba sus mejillas con los pulgares.
-Te ves tan hermoso como el primer día que te conocí.
-Gracias. Aunque ese día me veía muy desaliñado.
-Igual me gustaba como te veías.
-Eres tan dulce como siempre.
-Sí, soy bien dulce. También me dicen que soy caliente.
-Lo eres. No sé cómo le haces, pero tienes un aire seductor.
-Eso explica por qué hay aprendices que quieren ser felicitados por mí.
-¿Hablas de la academia?
-Claro, amorcito. Pero mi trabajo es enseñarles a ser profesionales, y eso implica no enredarme con ellos. Por eso me mantengo al margen con todos.
-Me pondría muy mal si eso pasara.
-No te seré infiel, mi niño. Te lo prometo.
-Yo creo en ti. No quiero ser egoísta, solo quiero saber si en algún momento lo nuestro dejaría de tener sentido.
-Seguiremos durando mientras funcione. Además, tú le das mucho sentido a esto. No eres solo un capricho, amor. Yo te amo demasiado como el niño hermoso que eres. Por eso te esperé lo necesario para recién tener intimidad. No digo que eso sea malo. Yo respeté todas tus decisiones, mi niño. Y lo sigo haciendo.
-Ronaldo, gracias por ser un buen novio.
Se besaron en la boca.
Una chica trajo un pastel con una vela encendida. La colocó frente a Ronaldo.
Todos le cantaban a él "Feliz Cumpleaños".
-Muchas gracias, mamá. En verdad eres un amor.
-De nada, hijo. Todo sea por mi príncipe. Aunque ya tengas 25 años, aún eres mi bebé.
Ronaldo sopló la vela.
-Espero que te haya gustado este pequeño detalle. Y me enteré que tuviste una fiesta ayer.
-Fue una fiesta sorpresa. Carlos la organizó.
-Bueno, espero que lo hayas pasado bien. Y gracias, Carlos, por haberle dado esa fiesta a Ronaldo.
-Lo hice con todo gusto.
La señora sonríe. Carlos también.
*****
Unas horas más tarde, Gabriel y Carlos estaban hablando sobre el proyecto. De pronto, alguien toca la puerta varias veces.
Gabriel abrió.
-Jossimar, ¿qué tienes?
Jossimar estaba empapado por la lluvia. Tenía las manos manchadas de color rojo.
-No vas a creer lo que pasó en la calle. ¿Estás solo?
-No. Estoy con Carlos. ¿Qué ocurrió?
-Tito fue apuñalado por alguien mientras regresábamos del hospital. Entonces, llamé a la ambulancia y después vine para acá.
-¿Lo dejaste solo?
-Sí. Dorian no lo sabe todavía. ¿Qué estaban haciendo?
-Terminando el proyecto final. Oye, ¿por qué no vas con tu primo?
-No es buena idea. No nos llevamos bien ahora.
Carlos apareció y se unió a la conversación.
-¿Jossimar? ¿Qué has hecho?
-Yo no hice nada malo. Tito fue herido y estaba sangrando bastante.
-¿Pudiste reconocer al agresor?
-No. Salió huyendo luego de hacer eso.
Carlos sacó su celular y llamó a alguien.
-Hola. Sé que no es un buen momento para llamar, pero necesito que vengas a casa de Gabriel. Está bien, te espero. Chao.
Colgó la llamada.
-¿A quién llamaste?
-A Giovanni. Iremos al hospital para hablar con Tito.
-No, yo no quiero ir allá. Ve tú con Gabriel.
-Jossimar, deberías ir.
-No puedo. Adiós.
Él se va corriendo lejos.
-Gabriel, ¿crees que esté bien?
-Lo va a estar. Jossimar es más fuerte de lo que parece.
-Espero que se mejore pronto.
Gabriel cerró la puerta.
-Yo espero que Tito no empeore.
-Ojalá se recupere pronto.
-Cambiando de tema, ¿cómo va todo con Ronaldo?
-Estamos bien. ¿Ya estás saliendo con Leonidas?
-Sí. Dennys y yo estamos empezando nuestra relación amorosa. Nos sentimos tan felices de estar juntos.
-Eso es bueno. Creo que ya debo irme. Se hace tarde.
-Ten cuidado al salir, Carlos.
-Gracias, Gabo.
Al momento de abrir la puerta, Gabriel rodeó su cintura por detrás.
-Oye...no creo que debas hacer esto.
-Aunque yo ame a Dennys y tú a Ronaldo, tengo que decir que tenemos bastante afinidad. Por eso nos tratamos como buenos amigos.
-Pero creo que todavía sientes eso por mí.
-Ligeramente lo siento. Carlos, yo no he dejado de pensarte. Incluso cuando lo hago con mi novio...
-¿Lo dices en serio?
-No te imagino desnudo porque no te he visto así, pero me acuerdo de cuando sonríes, cuando me dices Gabo, cuando hemos hablado y sonríes...
-Ya veo. ¿No sientes lo mismo cuando estás con él?
-Es diferente la situación.
-Deberías decírselo.
-No lo creo. Dennys pensará que yo estoy con él para olvidar a alguien. Y no es así.
-Gabriel, creo que deberías soltarme.
-Lo haré.
-Ya me siento muy intimidado ahora. Parece que tienes una erección.
-Ah, sí, eso es raro que me pase. Lo siento mucho.
-No te preocupes. Suéltame, por favor.
-Está bien. Te soltaré.
Lo soltó. Carlos salió.
Gabriel suspiró.
Carlos estaba en su cama. Su celular suena.
-¿Hola?
-Hola, amor. ¿Qué haces?
-Nada, amor.
-¿Estás en tu cama?
-Sí.
-Yo también. Quisiera que estuvieras a mi lado.
-Puedo ir si quieres.
-Ven, amor. Te espero.
Carlos se levantó de la cama.
-Iré enseguida.
Cortó la llamada.
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Editado: 19.11.2024