Bajo el agua

Capítulo 3

Destino

Estaba recargado en una de las paredes que daban a la ventana viendo tranquilamente como la gente iba y venía del hospital, unos salían caminando otros en bolsas negras. Había una máquina que creaba un horrible sonido como un "pi. Pi...pi...pi" me parecía doloroso tener que escuchar esa máquina en mis oídos y apretando la mandíbula entre completamente a la habitación y cerrando la puerta tras de mí.

-Enfermera si viene a decirme que me acueste yo no.......

Sus palabras quedaron flotando en el aire como sí el viento se las hubiera llevado, estaba bastante tranquilo, pero demasiado triste, no me abrumaba, pero lo podía sentir muy fuerte en la habitación.

- ¿Quién eres?

Anoche él me había planteado una pregunta similar "¿qué eres?" Me atreví a recordar. Solamente sonreí y me senté en una silla que estaba impregnada de un olor a mujer.

-Solo soy alguien que quiere ayudar. - dije más frío de lo que quería sonar.

- ¿voluntaria?

-Si

No sabía a lo que se refería, pero dije que sí siguiéndole la corriente.

El tomo un tubo que estaba junto a él que lo unía por un tubo que traía en la muñeca y que se encajaba en su piel con una aguja. Y camino hacia la cama donde se tiró y recostó en ella.

-Eres nueva en el Pueblo ¿verdad?

-Si- dije tratando de sonar más amable. -Pero esto no se trata de mí, se trata de ti -continúe- ¿recuerdas que paso ayer?

-No del todo - coloco su mano sobre su frente. - recuerdo que salí del camarote a ver una nueva especie, pero apareció una tormenta y caí al agua, después recuerdo haber despertado en la orilla.

No me recordaba ¿por qué? Yo no le había borrado la memoria en ningún momento y si así fuera estaría demasiado pálida y con mucha hambre, pero ninguna de las 2 era cierta. Además, porque dijo una mentira de no haberme visto, a lo mejor pensó que lo vería como un loco.

-Ya veo -dije - no se sí conozcas a mi hermano, es Christian el dueño de una cafetería cerca de aquí. Si necesitas algo estaré allí.

Me levanté y vi como él se retiraba su brazo de la frente y volteaba a verme con extrañeza. Mientras yo caminaba hacia la puerta y ponía mi mano sobre la manija.

-Espera!! -grito- no me has dicho como te llamas.

Me giré para verlo y pude sentir como el sol que se filtraba por la ventana de la blanca habitación hacía que mis ojos que creo que estaban azules <<porque nuestros ojos cambian con el color del cielo o el clima>> eran más brillantes que nada por la luz que se filtraba entre las cortinas.

Nunca me pareció cool mi primer nombre, pero esbozando una sonrisa y recargando se en la puerta por unos segundos lo miro y le dijo el segundo.

-Caelena -sonreí, años que no lo hacía- mi nombre es Caelena.

Di un paso y el me volvió a detener.

-Caelena -dijo- Soy Emiliano.

Después de eso cerré la puerta con un clic y volví a caminar por donde había llegado.

 

 




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