Bajo la cama

Capítulo 9

Después de unos segundos de haberme perdido de nuevo en sus ojos, esta vez pensé en una sola cosa.

—Bien, esto es muy extraño—dijo el chico —Veamos si puedo recrearlo tal cual

Se alejó unos metros hacia el campo de flores, comienza a mover sus brazos y empieza hacer que una parte de las flores crezca, luego parece que se forma un remolino y se empiezan a fusionar, el mueve sus manos como si dirigiera una orquesta, hasta que logra obtener lo que estaba en mi mente.

—Increíble—no pude evitar decirlo.

El chico volvió hacia mí.                    

—¿Y bien? ¿Es esto lo que querías?—pregunta.  

—Sí, si lo es

—Que bien, y… ¿Qué es?—dice extrañado mientras mira el objeto.

—Es una bicicleta

Él solo me mira con esa cara de confundido que ya había visto antes.

—Ven y te mostrare cómo usarla

Camine hacia ella, al llegar me sorprendí más con los detalles, es como si mi verdadera bicicleta estuviera aquí, el asiento, los pedales y las llantas de color blanco y el armazón azul turquesa, ¿Y por qué pensé en mi bicicleta? Porque fue lo primero que se me ocurrió.

Tome el manubrio y me subí en ella.

—¿Qué haces?—dijo él observando.

—Ya veras

Posicione mis pies en los pedales y empecé a andar.

—¡Pero que…—se quedó sorprendido al ver cómo me alejo del lugar rápidamente.

Me causo gracia ver su expresión, me di algunas vueltas por el lugar, la verdad es hermoso, está lleno de flores, el chico dijo antes que este lugar no es así normalmente, ¿Cómo será realmente? Ni siquiera me lo puedo imaginar, pero debe ser un lugar muy extraño y lleno de cosas raras.  

Después de unas vueltas volví hacia él, y me mira como si nunca hubiera visto algo así, o mejor dicho, así es, jamás había visto eso.

—Esa cosa es increíble—dijo asombrado.

—Se llama bicicleta, y créeme que no es para tanto—no me imagino lo que hará cuando vea un automóvil.

—Para mí si es demasiado, jamás había visto nada igual—dijo sin dejar de verla detalladamente.   

—Bueno pues no solo basta con que la mires—me baje de ella y la sostuve del manubrio—Es tu turno

—¿Mi turno?

—Sí, ahora sube tú, úsala

—No, no, no, yo no sé usar esta bicicleta, no entiendo cómo funciona—dijo angustiado.

—Yo te enseñare, anda

Él me mira como asustado, entiendo que se preocupe pues jamás había hecho esto.

—Está bien—dijo poco convencido, esto va a ser muy divertido.




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