Inicialmente, dudé al entrar, hasta que una voz ronca me llamo y como si fuera obra de magia ya me encontraba dentro, era una de las habitaciones más caras, se podría decir, ya que en comparación por la que había pasado, era más amplia y llevaba de decoración cuadros y esculturas que se podía notar que eran muy caras.
Me senté frente a la persona que estaba sentada, y salude, este apenas me miro y simplemente me entregó el contrato, yo dude he incluso sude, pensaba que esta era mi oportunidad, entonces ¿porque temblaba? ¿por qué dudaba?, esto no tenía sentido, de pronto esa persona hablo y me dijo:
- "¿Sabes muy bien lo que estas haciendo? ¿verdad? porque si quieres dejamos acá este tema y nos retiramos, claro cada uno por su camino, y te aseguro que nunca más nos cruzaremos".
- No, no, no es eso seños, es solo que
- ¿Que?
- Nada señor, no es nada, por favor no se moleste que ahora mismo firmo,
Ya había empezado a sudar, pero aun así firme, rápidamente su secretario me arrebato el contrato y lo guardo, ambos se retiraron en silencio, dejándome con mucho miedo, pero al instante lo olvidé, ya que me puse a pensar en el dinero, lo sé mi pequeña, era muy codicioso, si es lo que estás pensando, pero es ahora que me doy cuenta de que esos deseos son muy grandes para el hombre que no sabe ponerle un límite a su ambición.
Editado: 21.04.2022