Estupefacta, Idalia soba la espalda de Marchal y trata de consolarlo de esa manera, y luego le pregunta:
— ¿Cómo entro ese joven aquí, si tienes una seguridad impresionante?
— No lo sé, tú sabes que esa gente tiene muchas habilidades para escabullirse.
En ese momento, La policía saca a Jan de la alcaldía, y lo llevan a una patrulla. Cuando Jan se pone a orar en secreto.Un policía queda mirando a Jan, y le pregunta:
— ¿Qué tanto es lo que murmuras?... te estoy hablando, ¿respóndeme?
— Necesito hacer una llamada.
— Lo que necesitas es que te lleven a una celda...
En ese instante, una patrulla llega al lugar. Y meten a Jan esposado al vehículo...
En la oficina del alcalde, Idalia hace sentar a Marchal en su silla, y le manda hacer un té para los nervios con la empleada de los servicios.Marchal finge estar muy afectado, y le expresa a Idalia:
— Gracias amor, eres muy atenta, y comprensible... de solo pensar que estuvieron tan cerca de matarme... me asusta.Idalia se sienta al frente de Marchal, y le dice:
— Es muy extraño.
— ¿Por qué dices que extraño?
— Pues, a ti todo este pueblo te quiere, por eso ganaste.
— Ya vez que no, ese es uno de los que pertenecen a esa Iglesia cristiana, ellos me odian, debería de hacer algo. Meneses entra a la oficina, y le dice a Marchal:
— Hola, ¿estas bien?
— ¿Ya te contaron?
— Si, en los pasillos se habla de que un joven intento herirte con una navaja.
— ¿Intento herirme? Intento matarme diría yo.
— Bueno, sí, así como dices. ¿Y qué piensas hacer?
— Estoy pensando.
De inmediato, Idalia le dice a Marchal:
— Por qué no sacas una ley, y cierras esa Iglesia donde salió ese joven.
Marchal y Meneses quedan viendo a Idalia. Cuando esta se asusta por lo que dijo, y dice:
— ¿Qué? ¿Dije algo malo?
Marchal se sonríe bastante, y luego expresa:
— Que idea tan espectacular la que tuvo mi bella mujer.
Meneses le dice a Idalia:
— Brillante.
— Gracias, gracias, gracias a los dos, yo solo estoy para ayudar en lo que ustedes requieran.
De inmediato, Marchal comienza a laborar la nueva ley, la cual va a perjudicar la Iglesia que asiste Jan...
En el camino, la patrulla se detiene al frente de un puesto de Mc Donald, y el que está manejando el vehículo mira hacia atrás, y le expresa a Jan:
— Por favor, no te vayas aburrir y te quedas aquí juicioso.
Jan no dice nada. Cuando el otro policía le dice a su amigo:
— ¿Por qué eres tan amable con este? ¿Se te olvido que este hombre casi mata al alcalde?
— Solo jugaba con él, vayamos a comer algo.
— Bueno...
En ese instante, los dos policías se bajan del vehículo, mientras Jan se pone a orar nuevamente...
Gold Run complejos de viviendas, la policía llega a casa de Merci. Cuando estos la encuentran siendo consolada por otra mujer, y preguntan:
— ¿La señora Merci?
— Soy yo, yo los llame, mi esposo está desaparecido.
— ¿Cuánto tiempo lleva desaparecido?
Merci se pone a llorar. Cuando Ana le dice al policía que pregunta:
— Hace unas horas.
— ¿Solo unas horas?
— Encontramos su carro abandonado con todas sus pertenencias.
— No será que el señor salió a pasear por ahí.
Merci le dice al policía:
— ¿A pasear por dónde?, mi esposo es un pastor, y muy serio... por favor, ayúdenme.
— Bueno, llévenos a donde encontraron el vehículo del pastor...
En la alcaldía, Marchal crea un documento ilícito donde prohíbe que se abra la Iglesia El camino a Dios, y manda una comisión para ese lugar.
Veinte minutos después, una comisión de hombres de la alcaldía junto a varios policías, y llegan a la Iglesia, la cual la encuentran cerrada, y proceden en sellarla...
Los funcionarios comienzan a sellar la Iglesia. Pegándole papeles en la puerta. Cuando uno de ellos dice:
— Ahora sí, vamos a ver a donde es que van a seguir con su culto.
Todos se ponen a reír. Cuando una señora de sesenta años, ve lo que están haciendo desde muy lejos, y se acerca a ellos muy enojada, y les dice a todos:
— ¿Ustedes que es lo que están haciendo?
La mujer que viene con ellos le responde a la señora:
— ¿Acaso no ve? Estamos cerrando la Iglesia.
— Ustedes no tienen derecho de hacer eso, además, ustedes no tienen permiso.
La policía mira a la señora. Cuando el que está pegando los sellos, saca un papel que le dio Marchal, y le expresa a la señora:
— Este es el permiso, esta Iglesia está siendo cerrada, porque una persona de aquí. Que digo, dos personas de aquí atacaron al nuevo alcalde.
— Eso es mentira.
— Crea lo que quiera señora, pero esta Iglesia ya no la pueden abrir más.
Un policía le dice a la señora:
— No se busque problemas señora.
— Problemas son los que todos ustedes cinco se han metido, ustedes y ese alcalde... con Dios nadie se mete.
Los dos policías alejan a la señora. Cuando esta sigue, diciendo:
— No obedezcan a ese alcalde muchachos, ustedes no saben lo que hacen...
En el puesto de Mc Donald, los dos policías que tienen a Jan retenido, siguen comiendo y burlándose desde lejos de Jan. Cuando le muestran lo que comen...
Jan los queda mirando, y repentinamente le da mucha hambre. Y comienza a orar:
— Señor todo poderoso, has que aparezca el pastor, no permitas que le pase nada malo... el enemigo intenta pisotearme, pero no me vencerá, porque yo te tengo a ti, oh Jehová, yo te tengo a ti, quien lucha y se venga por mí.
En ese instante, un policía se atranca con un pedazo de hamburguesa, y de un momento a otro comienza ahogarse. Cuando el compañero le pregunta con gran desespero:
— ¡¿Qué te pasa?¡
— No puedo respirar.