Bajo La Luz Del Sol

HISTORIA DE VIDA

De inmediato, el policía se baja del vehículo y abre la puerta trasera de la patrulla, y baja a Jan, diciéndole:

— Ahora te voy a meter en una celda hasta que un juez decida que va hacer contigo.

Jan no dice nada y es llevado a las instalaciones. Donde le toman varias fotos, y luego le meten en una celda. Cuando encuentra un hombre padeciendo el encierro...

El policía le dice a Jan:

— Ponte de espaldas para quitarte las esposas.

Jan le hace caso y se pone de espaldas. Pegado en los abarrotes. Cuando el policía le quita las esposas, y le dice:

— Disfruta de tu compañía.

Jan mira al hombre que esta con la mirada al piso. Cuando este lo mira repentinamente, y le expresa:

— Bienvenido.

El policía se va. Cuando Jan le expresa al hombre:

— Hola.

— Hola muchacho.

— ¿Lleva mucho tiempo aquí?

— No, solo llevo siete días aquí, pero pareciera que llevara medio año en este lugar.

Jan se recuesta en una pared, y le expresa al hombre:

— Hace unos segundos que, entre aquí, y sentí una gran tristeza que viene de usted.

— ¿Cómo no sentirme triste estando aquí? Privado de mi libertad injustamente.

En seguida, el hombre se levanta. Cuando Jan se acerca a él, diciéndole:

— ¿Cómo te llamas?

— Mi nombre es Heder.

— Yo soy Jan.

— Eres muy joven.

— Si.

— ¿Qué hiciste para terminar aquí?

— Me culpan de intentar asesinar al alcalde con una navaja.

— Tú no tienes cara de asesino.

— Claro que no, el alcalde le dijo a la policía y a sus hombres de seguridad, que yo lo estaba atacando con una navaja que el mismo saco de su bolsillo, y solo porque le reclame del paradero de mi pastor.

— ¿Tu pastor?

— Si, yo soy cristiano.

— Ah.

— Estaba reclamándole por la desaparición del pastor porque unos días atrás, ellos ya habían tenido un encuentro.

— Muchacho, te recomiendo que no te vuelvas acercar a Marchal, es un hombre peligroso...

Jan queda mirando a Heder, y le dice:

— ¿Por qué estás aquí?

— Algo parecido a lo tuyo, pero con implicaciones de robo.

— Ah.

— Yo tenía quince años trabajando en la alcaldía, mi trabajo era de tesorero. En estos últimos tiempos viví unas cosas horribles en mi vida, pero a pesar de todo me quedaba el trabajo en ese lugar, el cual no me hacía pensar tanto en los problemas que tenía en esos momentos... mi estocada final, fue cuando ese hombre apareció en la alcaldía.

— ¿Hablas de Marchal?

— Hablo del amigo, Meneses, ese es la mano derecha del alcalde. Ese hombre le pidió mi puesto al alcalde, y lo sé porque un día se acercó, y me dijo que disfrutara de mis últimos días trabajando. De inmediato fui a la oficina del alcalde. Para decirle lo que estaba pasando... no sé a qué hora tenía yo tanta ira, que cuando le reclame a Marchal sobre mis derechos, llegue a insultarlo, y a gritarle.

— ¿Qué más paso?

— En ese momento, Marchal no dijo nada, pero al otro día la policía llego a mi puesto de trabajo, porque Marchal me culpo de robar dinero de la alcaldía, y aquí estoy, no pude hacer nada para defenderme, porque ya había caído en una trampa. Y no lo0 sabia hasta que la policía me dijo que tenía una fuerte cantidad de dinero en mi cuenta... yo no hice nada de eso.

— Yo te creo.

— Muchacho, me sorprendes, recién me estas conociendo, y estas creyendo en mí.

— Es que se te ve que eres una persona justa y honrada.

— Pero sin familia.

— ¿Cómo así? ¿Nadie ha venido a visitarte?

— No, la esposa que tenía me abandono por otro hombre.

Jan pone su mano derecha en su rostro. Cuando Heder sigue contando:

— Los descubrí por casualidad saliendo de la casa de mi suegra, la cual estaba de acuerdo con todo eso... ellos se veían allá, no sé cuántas veces, pero creo que muchas.

— ¿Los confrontaste?

— Si, pero en el momento que los confronte saliendo de la casa de mi suegra, el hombre con el que ella andaba, salió corriendo, y ella me suplicaba que la perdonara, pero yo no la perdone. Y antes de que la ira que tenía en esos momentos, me nublara los pensamientos por completo, me fui de ese lugar, y llegue a la casa. Y empaque toda su ropa en dos maletas y se la puse afuera... tenía tanto dolor, que estaba pensando en tirarme de una parte alta, y morir, pero hubo algo que no me dejo.

— Ese algo fue a Dios.

— ¿Dios?

— Si Heber, Dios, el todo poderoso, el suicidio te llevara directo a la condenación eterna, nadie tiene derecho de quitarse la vida. Dios es el único que tiene el derecho de quitárnosla. Él nos las da y él no las quita. Él es el que nos corrige cuando estamos por el camino equivocado.

— ¿Cómo sabes todas esas cosas?

— Lee la Biblia. Y busca una Iglesia donde se predique el verdadero evangelio. Y busca de Jesucristo, él es el verdadero amor.

— ¿Y cómo hago eso? No entiendo mucho de lo que hablas.

En ese instante, Jan se sienta en el suelo al igual que Heder, y en cuestión de una hora y media, le explica el principio del mundo en Genesis y todo lo que vivió Jesucristo desde su nacimiento hasta su muerte y resurrección...

Heder mira sus manos, y luego le dice a Jan:

— ¿Así que para volver a nacer hay que aceptar a Cristo como mi salvador y luego me hunden en un rio?

— Si.

— Pero mira en donde estamos.

— No importa que estemos aquí, esto es temporal, aquí lo importante es que aceptes a Cristo como tu salvador, y después te bautizas.

— Ya me hablaste de todo un poco, pero quedo un poco pensativo...

— ¿En qué?

— Que se me hace duro, o más bien difícil de entender algo que uno no puede ver.

— Se trata de fe, tienes que tener fe para poder creer.

— ¿Cómo puedes sentir o saber que Dios esta con uno si no lo ves?



#7169 en Otros

En el texto hay: espiritual, salvacion, concejos y otros

Editado: 09.02.2024

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