Bajo La Piel De Lobo

ADMISIÓN, COMPRESIÓN, COMBUSTIÓN Y ESCAPE

 

CAPÍTULO X

Admisión, compresión, combustión y escape.

 

 

            En cierta forma volver a pasar por lo mismo hace que el plan adquiera una dimensión diferente, ya que el riesgo es mayor; incluso si todo lo hacía bien, siempre existía la posibilidad de que una patrulla de camino le detuviera en un simple procedimiento de control y en consecuencia le capturaran. Pero al mismo tiempo todo lo hacía más fácil; sucede que ya no era un novato en esos menesteres, los meses habían transcurrido y por las noticias que veía en los noticieros, los policías de Oklahoma seguían buscando la forma de identificar al sujeto de aquel retrato hablado, que una vez interpretó él.

            Burlonamente se dijo a sí mismo mientras se veía al espejo: bueno, tendré que vestirme una vez más de Joseph James, aludiendo al famoso violador de California de los años setenta y ochenta, conocido entonces como el “golden state killer”. Claro estaba que al anterior le terminaron descubriendo cuarenta años después de sus delitos, gracias a las muestras de ADN que la policía conservaba de él, mediante su semen recolectado de los cuerpos de las víctimas; pero eso no le pasaría a él, porque en primer lugar, era más inteligente; y en segundo lugar porque Joseph abusó de un total de 45 mujeres, pero no desapareció a ninguna, él por otra parte, solo lo haría una vez más y en ambos casos no pensaba dejar evidencia, ninguna evidencia.

            Tal como la vez anterior, preparó un listado de cada aspecto a contemplar en las diferentes fases de esta nueva operación; era el plan redimensionado pero el mismo plan al fin, al menos eso era lo que él pretendía creer.

            Recobró el hábito de gritar todas las tardes desde el exterior de la casa, tal como lo hizo antes de ir a por Mackenna; sabía que no había un vecinos muy cerca, pero siempre existía el riesgo de que alguno le escuchara gritar el día que llevara a la “nueva invitada”. Hacer esa rutina le haría pensar a sus vecinos que los gritos era una cosa común en aquella propiedad y evitaría que alguno se acercara a investigar si pasaba algo extraño.

            Del mismo modo que hizo para su “ópera prima”, encargó algunas cosas vía online con destino al buzón de correo que mantenía contratado, en tanto que adquirió en efectivo algunas otras por separado en varios locales de distintos sectores de la ciudad, e incluso fuera de ella, utilizando siempre alguna prenda u objeto que dificultara su reconocimiento a través de las cámaras, ya fuera una gorra deportiva, gafas de sol o un sombrero de corte texano. Por sus conocimientos sabía que nada de eso era garantía de burlar a la policía, pero eran cortafuegos  que dificultarían las eventuales labores de los investigadores.

            Aunque su principal cortafuegos consistía en efectuar una toma de la chica en forma limpia y sin dejar huellas; eso era lo único que evitaría que la policía supiera que él estaba en Texas. Si fallaba en esa instancia, fallaría en todo. ¿Y qué haría si eso llegara a ocurrir? ¿Estaba dispuesto a perderlo todo, incluyendo su libertad? Al demonio con eso, los individuos que delinquen son por naturaleza optimistas y dan por hecho que todo les va a salir bien; eso hacen la mayoría, pero Tom no era parte de la mayoría. Esta vez estaba más confiado en base a su experiencia de que lo haría mejor que la primera vez, pero al mismo tiempo era más consciente del peligro de  que cualquier cosa podría salir mal, y eso deviniera en el derrumbe del castillo de naipes que constituía su plan. De modo que esta vez había una tarea nueva por hacer: otro plan, uno que sirviera de escape.

            A lo largo de algunos años de vida había aprendido que el capitán del equipo de futbol americano se acuesta con la reina del baile, se parte la cara a golpes sin miedo con quien se le atraviese por el frente, y se alista en un grupo de comandos para ejecutar operaciones militares peligrosas, que alguien más planeó desde algún otro lugar. De esa manera, viva o muera, se convertirá en un héroe de la nación.

            El nerd por su parte, no sabe más que pensar en algoritmos y logaritmos, hallar maneras de dividir el átomo y planificar “esas” operaciones peligrosas, que algún tonto con valor ejecutará a riesgo de su propio pellejo.

            Tom sabía de sobra que él era “ese” nerd, el cual poseía acceso a enormes misterios del universo que eran realmente sorprendentes. Eso incluía muchas cosas, algunas lícitas y otras, como obtener documentos de identidad clonados, crear de la nada una vida ficticia y una forma de empezar desde cero, que no eran precisamente asuntos lícitos, también eran de su conocimiento aun cuando nunca hubiera recurrido a nada de eso; ahora parecía que incluir aquellos elementos en su plan era un asunto de “sensatez”.

            Habiendo crecido en un estado fronterizo, conocía de sobra que estaba en el lugar ideal para obtener un registro de seguro social clonado, la licencia de conducir era un tema un poco más difícil pero también tenía solución, solo necesitaba determinar en cuál estado de la unión se instalaría “hipotéticamente hablando”. En cuanto al manejo del dinero, los medios de pago electrónicos y tarjetas pre-pagadas son alternativas muy sencillas de obtener y prácticamente no requieren comprobaciones de identidad; resueltos los puntos anteriores solo harían falta dos cosas más para empezar una vida furtiva desde cero: modificar su apariencia, lo cual era pan comido con un cambio de corte y color de cabello, uso de lentes de contacto y un par de maniobras más. Y por último aunque no sea lo menos importante estaba el tema del dinero, suficiente dinero y él sabía cómo lo obtendría llegado el momento. Solo habían dos elementos que jamás podría modificar por mucho que lo quisiera: sus huellas dactilares y su ADN, pero bastaba con no cometer ningún delito por menor que fuera, para estar fuera del radar de las autoridades. ¡Oh Thomas! Todo lo tienes planeado.




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