Una niña con un vestido rosa, zapatos charolados color negro, una cinta que recogía mi cabello, toda una princesita, así era yo, un corazón puro y una mira inocente, el rostro tan delicado como porcelana, mi habitación parecía un mundo mágico, mi madre, mi madre era la reina de aquel palacio, mi padre el rey, cuando cumplí 15 años a un vivía en una realidad que solo yo veía. Un día aquella niña dejo de ver una realidad color de rosa.
El día que cumpliría 18, el día que según yo sería perfecto se volvió en mi pesadilla de todas mis noches. Esperaba tan ansiosa a mis padres ya que no los veía casi 4 meses, estaba tan aferrada a la idea de que ese día mis padres me darían permiso de por fin de irme a otro país, que por fin saldría de aquella jaula, pero aquel día alguien toco el timbre, emocionada abrí la puerta y vi una caja con una nota “feliz cumpleaños Lea Nessa” creí que era un regalo de John el chofer o Míka la ama de llaves, emocionada metí el paquete en mi casa era enorme y había algo raro, el olor que despedía no era agradable, pero no me importo, tome una tijera abrí la caja y que creen el regalo era el peor de todos… aquel regalo izo que aquel corazón puro se llene de dolor y aquella mirada inocente refleje odio.