Las habilidades que desarrolle una persona en su niñez serán las armas con las que se defenderá en su adultez.
Esta frase no es complicada de entender pero cada quien debe ponerle un significado y un objetivo.
Todos tenemos ciertas habilidades que se derivan de las cosas que nos gusta hacer y se convierten en nuestros hobbies o pasatiempos.
Algunas personas son hábiles hablando, otros lo son escribiendo, hay algunos que lo son dibujando, haciendo malabares, deportes, y así, un sin número de actividades en las que podemos tener habilidades.
No existe persona en la tierra de la que no se pueda aprender algo.
Pero esta historia no trata de que cada quien encuentre su habilidad o algo parecido. Solamente de como una persona usó la suya para sus fines, ya sean personales o simplemente egoístas.
En fin, todo empieza cuando cumplí dieciocho años, ese día en específico lo comencé dentro del cuartel; a tres semanas de haber entrado en la conscripción.
Hubo una competencia de instrucción individual de combate.
Antes de entrar al servicio militar tenía un gran respeto por el ejército. Mi visión de este, era que ellos se pasaban entrenando todo el tiempo ya sea en manejo de armas, explosivos, supervivencia y por supuesto en combate.
Creía que eran personas tan dedicadas, que su sola presencia, imponía el mayor de los respetos, y es por esto que antes de ingresar me dedique a entrenar durante unos años atrás para no quedarme al último durante mi época de conscripto.
Entrené muy duro y casi sin descanso, tanto, que cuando ingresé simplemente no fue lo que tenía en mente.
Fue mucho más sencillo de lo que mencionaban aquellos que estuvieron allí antes que yo, o tal vez simplemente el entrenamiento que tuve dio resultado e hizo que me parezca fácil..
Aquel día de la competencia salí seleccionado para representar a mi brigada y al fuerte militar en el que me encontraba, frente a tres brigadas más, una de ellas era la de “Fuerzas Especiales o Boinas Rojas” (paracaidistas).
La competencia trataba de una carrera desde el pie de una montaña a la cima de ésta, no era una montaña muy alta pero el recorrido fue de tres kilómetros en subida, equipado con el fusil HK556, una maleta de soldado explorador, casco y todo el equipo militar que encontraron.
En total eran unos treinta y cinco a cuarenta kilogramos de peso y con éste, teníamos que hacer el recorrido lo más rápido que pudiéramos respondiendo preguntas militares a cada veinte metros.
Entre las preguntas estaban: como hacer una bomba con pólvora negra y mecha lenta, desarmar y armar el fusil, equiparse como un soldado explorador, entre otras.
Como estaba acostumbrado a entrenamientos muy difíciles no tuve problemas en terminar el recorrido de manera muy rápida, de hecho hice el mejor tiempo de la competencia, y por haber ganado contra la brigada de “Fuerzas Especiales” nos dieron tres días francos como recompensa.
Esto involucraba poder salir del cuartel aun cuando no es permitido para los conscriptos.
Aquel mismo día regresé a casa de mis padres, que con gran asombro lo primero que pensaron, fue, que me escape de allí.
Se tranquilizaron y de hecho se contentaron mucho con el suceso que les relate.
Esa noche salí a divertirme y mientras recorría las calles por coincidencias de la vida me encontré con una buena amiga.
Para coincidencia más grande, aquel día, también era su cumpleaños, a ella le habían preparado una fiesta sus amigos, así que fuimos juntos mientras conversábamos de cosas de la vida.
Al llegar a la fiesta, note que era el único que no le había llevado un regalo, pero no me quería quedar atrás así que comencé a pensar en que le regalaría.
Para ser sincero no tenía mucho dinero, así que salí a pensar que podía regalarle y no era una opción el o darle nada.
Vi un pedazo de alambre tirado cerca de la puerta de la casa en la que nos encontrábamos. Lo tome y comencé a doblarlo.
Sorpresa la mía, cuando me di cuenta de que se me hacía muy fácil visualizar una figura y con dobleces la plasmaba en el alambre.
Había hecho una flor muy simple, pero no me había dado cuenta de que mi amiga me estaba observando mientras hacia la figura.
Cuando se la regalé, me miro y se quedó encantada con el detalle que había hecho frente a sus ojos, me abrasó y me retiré del lugar a caminar por las calles.
La verdad no se porque tome esa decisión.