Batman Family: Legacy
Wingzemon X
Capítulo 10
Tengo Miedo
Miércoles, 24 de julio del 2013
La fundación a nombre a Martha y Thomas Wayne, era una organización que administraba una gran cantidad de caridades que trabajaban tanto en Gótica como en el resto del país. La familia Wayne ya había estado por generaciones involucrada en obras caritativas y en las buenas acciones hacia los que menos tenían. Pero dicha organización sólo comenzó a existir de manera oficial por la iniciativa de Martha Wayne y, tras su muerte, por los arduos esfuerzos de su hijo, Bruce, por continuar la labor y el nombre de sus padres.
Bárbara había comenzado a trabajar en la fundación como Practicante de Sistemas cuando aún era estudiante. Luego de graduarse, siguió trabajando ahí, pero ahora como jefa de toda el área de sistemas de la fundación, y de las diferentes organizaciones que la formaban. Muchos pensarían que no debería de requerirse mucho trabajos de sistemas en una fundación caritativa, y de hecho tendrían razón, sino fuera porque esa organización en especial era también parte de Wayne Enterprises, lo que era lo mismo decir que el jefe final de todo ese sitio era Bruce Wayne, o como otros lo conocían mejor, aún sin saberlo: Batman, el Caballero Oscuro de Ciudad Gótica.
Trabajando en ese sitio fue como Bárbara comenzó su labor como Oráculo para apoyar a Batman y a Nightwing, y posteriormente a Red Robin, en su lucha contra el crimen, pese a ya no poder apoyarlos más en el campo de batalla como Batgirl, pero sí siendo más que útil con sus habilidades con la computadora.
Con el tiempo, en parte por intervención de Bruce que quería darle más libertad de movimiento y acción, y por haber demostrado gran habilidad para organizar, administrar y dirigir, se le fue concediendo cada vez más responsabilidades dentro de la Fundación, muchas de ellas ajenas al puesto de Jefa de Sistemas. En el transcurso de esos años, había alternado su trabajo, y sus actividades nocturnas y secretas, con los estudios de una Maestría en Administración, que había logrado terminar de manera satisfactorio no hace mucho tiempo. Y justo hace dos años y medio atrás, y sin que ella fuera del todo consciente de cómo pasó, su puesto había evolucionado a ya ser oficialmente la Directora de la Fundación, y de todas sus derivadas.
Y ahora se presentaba un último paso adicional, pues tras la muerte de Bruce, ahora ella era la jefa de todo ese sitio; en otras palabras, esa ahora era su organización, y podía hacer con ella lo que quisiera... Bien, aún había algunas cuestiones legales que arreglar, pero en la teoría ya era así.
Qué lejos había quedado esa joven practicante en silla de ruedas de apariencia frágil.
Esa tarde de miércoles, se encontraba algo pensativa en su oficina, y la verdad no había podido ser del todo productiva; incluso le había pedido a Stephanie que preparara por ella algunos papeles, y ella por supuesto aceptó gustosa como siempre.
Acercó un poco su silla de ruedas a la ventana y alzó las persianas para echar un vistazo a la congestionada Main Road. Los vidrios de ese edificio no dejaban pasar ni un pequeño rastro de sonido; de hecho tampoco dejaban pasar las balas, pero eso sólo unos cuantos lo sabían. Bárbara pensó que por primera vez le vendría bien un poco de ruido del exterior, en contraposición con el agobiante silencio que inundaba su oficina en esos momentos.
Suspiró con algo de cansancio. Pensó por unos momentos, que si no tenía cabeza para el trabajo de la fundación, al menos debería de aprovechar ese tiempo de ociosidad en el encargo que le habían hecho esa mañana... Pero ni siquiera era capaz de concentrarse en eso tampoco.
Casi inmediatamente después de salir de bañarse, y mientras arreglaba su largo cabello anaranjado con su cepillo, su celular comenzó a sonar y a vibrar en el buró a lado de su cama. Detuvo lo que hacía, y centró su atención en el teléfono, o más específicamente en el sonido que hacía. No se trataba precisamente de una llamada convencional, sino más bien, aparentemente, una llamada por la aplicación de chat instantáneo y vídeo llamadas. Sin embargo, Bárbara supo luego de unos segundos que era incluso más que eso.
Todos los compañeros de Batman, y obviamente el propio Batman, tenían una aplicación especial instalada en sus ordenadores y teléfonos, totalmente oculta e indetectable, programada incluso para borrar toda la información del dispositivo si se intentaba ingresar de manera ilegítima a dicha aplicación. Su función era servir como medio de comunicación cifrado, y la utilizaban para comunicarse entre ellos de manera segura. Cuando se ejecutaba, en apariencia asemejaba por completo al servicio convencional y comercial de video llamadas en casi cualquier aspecto, simulando la interfaz y el sonido de una llamada entrante. Sin embargo, tenía dos indicativos importantes para que el usuario en cuestión supiera que no se trataba de una llamada cualquiera.
Editado: 28.05.2020