Be Reborn (#1 Bilogía "Blood Lineage" )

CAPITULO 1

El despertador suena justo a las 6:00am, abro un poco mis ojos no tengo tantas ganas de levantarme; miro alrededor de mi pequeña habitación, y recuerdo a mi padre la última noche cuando se sentó en la cabecera y me leyó un libro antes de dormir; y al terminar me daba un beso en la frente y me decía cuando veas una rosa blanca recuerda que siempre estaré contigo.

También encontrar encima de la mesita de noche al lado de mi lámpara de libélula de color violeta ,  la rosa blanca que me colocaba cuando venía del trabajo;  esa fue también la última que vi hace 5 años,  pero hoy sería la última mañana que estaría en mi cuarto  y en nuestra casa. Aquí en Portland Oregón, es nublado a diferencia que en los Ángeles California  es soleado eso dice mama, y solo pensar que conoceré el mar se me quita un poco la tristeza; espero que los vecinos sean como los de nuestro vecindario, son personas amable y sobre todo atentas, este cambio extremo es porque a mamá la transfirieron del trabajo a otra ciudad.

Todavía envuelta en mi colcha favorita de retazos de multicolores regalo de mi abuela Cecilia, me levanto de mi cama  y contemplo mis pecas en el espejo que está en la pared, mientras me cepillo mi cabello pelirrojo y enredado, tal vez se debe a mis rizos; sé que mi piel es suave pero soy muy sensible al sol, por lo que en la nueva ciudad pasare colocándome bloqueador solar para no parecer un camarón.

Las puertas de la alacena en la cocina rechinan debe de ser mi madre, sacando todo para que no se quede nada  ella y yo somos distintas un poco, su cabello es negro y tiene los ojos café oscuro, los míos son color gris; solo coincidimos en el color de piel a excepción que ella no tiene las pecas que yo tengo.

—"¡Ross!"—se nos hace tarde, la escucho llamándome desde la habitación de al lado.

En ese preciso instante suena el timbre de la puerta principal.

— ¿Ya estás levantada? — Preguntó.

— ¡Si, ya lo estoy! murmuré. — Mientras doblo mi colcha y recojo las almohadas de la cama, para acomodarlas en una de las cajas que están vacías,  me aseguro en revisar las que están selladas y a ver que se me queda, realmente no tengo tantas cosas que empacar ya que el verano pasado hice donaciones.

Pero hace meses sabía que este día llegaría, y que tenía que despedirme de todo dejándolo atrás sin tener reversa; la tristeza me invade cojo mi toalla y me meto a la ducha es casi imposible no llorar.

La verdad nunca imagine dejar a mis amigos la escuela ni cambiar de casa, ni mucho menos de ambiente; siempre creía que mi primer novio, aventuras junto a mi mejor amiga, salidas a bailar y sobre todo cumplir mis 18 años ,  seria viviendo aquí y en compañía de mis padres y la abuela  solo tengo en mi mente esa noche que sonó el timbre, yo estaba en mi cuarto esperaba que fuera papá ; pero baje con cuidado las escaleras , y me quede agachada sin hacer ruido mamá abrió la puerta y solo vi que ella recibió una carta  no pude ver quien era la persona que se la entregó, y vi como mamá apretó con fuerzas esa carta y llevándose la otra mano a la frente.  

En ese momento supe y presentí que algo había pasado con papá, pero después que llegó  esa carta ella cambió, ya no era la misma de siempre; en ocasiones no me dice nada tan solo me escucha y me da un beso en la frente, como lo hacía papá que me hace sentir segura y me da mucha alegría ¡La quiero mucho! ¡Ah, sí! se llama Emma.

El agua fría cae en mi rostro llevándose mis lágrimas, trato de apresurarme y no demorarme; mientras me lavo mi cabello y el resto de mi cuerpo. Me envuelvo en la toalla y salgo de la ducha, sin pensarlo se me había olvidado sacar de las cajas, la ropa que me colocaría después de ducharme –uff— se me olvido de tanto corre corre; pero me acordé que siempre mamá me guarda la  ropa en el armario de madera de pino. –Uy- por fin tengo que colocarme, una camisa mangas largas de rayas negras con blanco un overall y mis tenis blanco, cojo mi morral tikuna fucsia y mis segundo par de ojos los cuales uso mis lentes cuadrados con marco color violeta me encanta ese color los tengo desde que recuerdo no se me pueden quedar.

—"¡ya voy!"—Gritó mientras salgo arrastrando mis pies de la habitación y me dirijo a las escaleras.

De pronto ¡Plim! Creo que me llego un mensaje; a ver... sacó del bolsillo de adelante del morral mi celular ¡Es de Ali! En cuanto vi la pantalla del celular, mi corazón saltó de emoción y mi cara cambio a una sonrisa de alegría. El mensaje decía:

Las estrellas no se borran del cielo en el día, solo están ahí esperando que el sol se duerma; y en la noche brillan mucho más, así estarás tú en mi corazón y te llevare presente mi querida amiga Ross.

La verdad es que Alicia, es mi mejor amiga del colegio y la única que tengo ella me conoce muy bien y yo a ella, va ser difícil estar sin que me escuche , sin que me acompañe y sin que me abrace.




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