"Esperamos que pueda suceder cualquier cosa, y nunca estamos prevenidos para nada".- Sophie Soynonov
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Darren.
— Bienvenido Joven — masculla Carolina con una sonrisa seguido de tomar mi maleta —. Su madre lo espera en la sala.
Suspiro dirigiéndome al siguiente pasillo antes de ir a mi habitación.
Encuentro a mi madre con una taza de té en sus manos, acompañada de la Sra. Marlene quien no está sola, a su lado se encuentra su hija.
— Darren, te estábamos esperando — musita Leonela con entusiasmo.
— Hola — saludo cortésmente.
— Hijo, toma asiento — pide —. Carolina podrías traer algo de beber a mi hijo.
— Esta bien mamá, acabo de comer algo afuera.
En el momento que decido unirme a la conversación, Leonela ataca con sus preguntas una tras otras.
— ¿Te gustaría este fin de semana ir al cine? — cuestiona.
— Tengo dolor de cabeza, me disculpo — me levanto sin dejar la oportunidad que mi madre o la insoportable me detengan.
Encerrándome en mi habitación, me siento sobre la cama. De pronto siento un leve ardor en mi mano, observo un pequeño rasguño entre el dedo índice con el pulgar. Tal vez fue por detener al idiota antes de que me golpee con la silla.
Aun no puedo borrar la imagen de Ada siendo completamente valiente, como se defendió y reclamo a ese tipo. Me gusta que ya no opte por quedarse callada como en el pasado.
Aunque su personalidad insegura no ha cambiado por completo.
Tomo mi móvil revisando su perfil, sonrío cuando visualizo una imagen de ella junto a unos cachorros.
¿Cómo no pude reconocerla antes?
Dejo el móvil en la cama caminando en dirección al baño.
✨✨✨
Ada.
No puedo dejar de reproducir aquella imagen en mi memoria, ¿Cómo es posible que el corazón lata de una forma poco normal cuando se está frente a otra persona? Es imposible que este enferma, pero en ese momento no pude evitar sentir una extraña sensación cuando nos encontrábamos frente al otro sin apartar la vista.
Pataleo en mi cama llamando la atención de mi hermana.
— ¿Ahora qué te pasa? — de inmediato me incorporo arreglando mi cabello.
— Nada... Ya sabes, nada.
— Esta rara, me asustas — masculla escribiendo en su computadora.
Sonriendo de lanzo una almohada a lo cual ella esquiva riéndose a carcajada.
— Voy por algo de comer — aviso levantándome.
— Quiero unos snacks con Nutella — pide sin perder la concentración.
— ¿Enserio? Cada vez entiendo menos tu organismo.
— Así es la vida querida hermana.
Niego saliendo de la habitación.
De la alacena tomo los snacks y la leche condensada para mis frutas, camino hasta el refrigerador en donde se encuentra la Nutella, cada vez envidio a Linda, siempre ha sido fan de comer comida chatarra y jamás en la vida ha sufrido sobrepeso o acné, mientras que yo sufrí todo eso aun cuidando mi alimentación.
El desarrollo es tan injusto.
— Debes comer más despacio — reprocho.
— No puedo evitarlo, son deliciosas — dice mientras toma un puñado e papas fritas.
Enciendo la televisión en busca de alguna película o Drama, cambio de canales aburrida al no encontrar nada. Decido en dejar un momento en las farándulas.
— La noche de ayer La diseñadora Davis lucio un atuendo muy extravagante y elegante para el evento.
— Es muy preciosa — comenta el chico.
Ahora que lo pienso ella si es linda.
— Eso no es todo, en el evento su hijo Darren la acompaño y vaya que guapo es.
En la pantalla Darren aparece rodeado de muchas cámaras. Todo en él le sienta bien.
— Whoa, el sí que es atractivo — murmura Linda a mis espaldas.
— Es verdad — no sé porque alguna razón me sonrojo. Él es un chico común como todo los demás, ¿Qué tiene de especial?
— Bueno — apago la Tv bajo los reproches de mi hermana —. Tengo sueño, no te quedes tan tarde.
— A veces pienso si realmente eres mi hermana — murmura.
🍁🍁🍁
Hoy me levante con los ánimos en el suelo, sin ganas de hacer absolutamente nada. En clases solo quería dormir y revisaba la hora a cada momento, justo como lo estoy haciendo en este instante.
— Ada — volteo a observar a mi jefa —. Como Jimmy no ha venido y no tengo a nadie quien entregue los pedidos, hoy lo harás tú.
— ¿Qué? Pero no se manejar una motocicleta.
— Iras en taxi, pero al regreso vendrás en bus — me entrega los pedidos —. Es mejor que vayas sino quieres que te descuente tu sueldo.
Me quito el delantal tomando los pedidos y el dinero para el taxi.
Es increíble, no entiendo porque siempre me sucede las cosas, creo que debería de visitar a juanita y hacerme una limpia.
Le pago al señor bajando del auto con cuidado de no estropear los productos. Me sorprendo cuando una gran mansión es lo que tengo frente a mis ojos.