Se acercaba la navidad. Todos estaban impacientes de que empezaran las vacaciones. El frío era violento en estos días, pero la sala común de Slytherin tenía todas sus chimeneas encendidas y todos los alumnos de esa casa parecían ser de sangre fría, pues al contrario de todos los alumnos de Hogwarts ellos no temblaban en el castillo, mucho menos en las clases de Snape donde el frío se concentraba mayor aún.
-Me da mucha lástima –dijo Draco con voz burlona mirando a Harry –toda esa gente que tendrá que pasar navidad en Hogwarts, porque no los quieren en sus casas.
Belladona lo fulminó con la mirada y luego lo piñizcó haciendo que se quejara
-Te recuerdo que soy una de esas personas, Draco
Después del partido de quidditch, Draco se había vuelto más gruñón, aunque no solo él sino todo el grupo de Belladona, incluyéndola a ella debido a que todos ellos vieron como Hermione le prendía fuego a la capa de Snape y cuando fueron a delatarla con Snape este le quitó ciento cincuenta puntos, pero Dumbledore le dio cien puntos solo porque les dijo que no eran una fuente confiable.
-Te dije que en mi casa te aceptarían con la mayor de las alegrías –contestó Draco –Les he hablado de ti a mis padres, aunque mi madre ya te conocía y están encantados de conocerte.
-No dejaré a Harry solo.
-Tú te lo pierdes, Belia.
Era verdad que tanto Draco como Theodore, Blaise y Pansy habían invitado a Belladona a sus casas para pasar navidad juntos, pero ella los rechazó a todos para poder pasarla con su hermano. Ambos hermanos ya habían firmado con sus respectivos jefes de casa sin dudar una lista de alumnos que se iban a quedar en el castillo para las fiestas. Belladona no se sentía triste de pasarla allí, era la oportunidad perfecta para estar junto a su hermano y tal vez se vuelvan a unir como antes.
Cuando terminaron las clases los chicos fueron a la biblioteca para seguir practicando las habilidades de metamorfomaga de Belladona antes del almuerzo
Los chicos estaban riéndose en voz baja mientras Belladona intentaba cambiar el color de cabello en cuanto uno de los cuatro le señalaba un color. Tiempo después trataron con el color de los ojos; a pesar de ser un cambio algo más difícil Belladona logró dominarlo en poco tiempo.
-Es increíble que en poco tiempo ya puedes dominar mucho mejor tus habilidades –decía Pansy alegre por su amiga a lo que Belladona sonrió
-No habría podido hacerlo sin su ayuda. Ni siquiera sabría que soy metamorfomaga, pensaría que solo era algo raro en los magos y brujas –se sinceró y sonrío a sus amigos –Me hacen ser cursi, los odio
-Que empalagosa eres –dijo Theodore bromeando –Creo que debemos ir dejando la biblioteca para poder tener todo listo.
El grupo estaba caminando hacia la salida, cuando Blaise los detuvo a todos de manera brusca y los empujó hacia uno de los estantes.
-¿Pero qué? –Se preguntó desconcertada Pansy –Hazte a un lado Zabini, quiero buscar mi maleta y comer
-Shhh –es lo único que dice Blaise y señala la mesa contigua al estante donde están.
Los chicos sacaron un poco sus cabezas para saber qué es lo que atrapaba la curiosidad de Blaise, y vieron a Harry, Ron y Hermione en una mesa. Claramente estaban en búsqueda de algo.
-Esta es una lista de los posibles nombres con los que podemos empezar la búsqueda sobre Flamel –decía Hermione sacando un pergamino largo y colocándolo sobre la mesa
-Esto es absurdo, deberíamos convencer a Hagrid para que nos diga lo que queremos, mientras más nos demoremos más cerca estará Snape de tener la piedra… -opinó Harry, pero Hermione le pegó para que se callara
Los chicos se ocultaron cuando Hermione alzó la cabeza hacia su dirección, por lo que ninguno se arriesgó y decidieron seguir escuchando solamente.
-Debes ser más cuidadoso –lo regañó Hermione –nadie debe saber que buscamos. Pero si, estoy de acuerdo contigo debemos darnos prisa con la información.
Ellos se quedaron en silencio y los chicos Slytherin ya iban a salir de la biblioteca cuando nuevamente hablaron.
-Deberías pedirle ayuda a tu hermana –sugirió Ron haciendo que los chicos miraran a Belladona y ella encarnara una ceja –Tal vez sabe algo sobre tú sabes que, al fin y al cabo, Snape es su profesor. Quien sabe lo que los Slytherin les enseñan sobre vida eterna.
-No creo que Dona nos quiera ayudar. Recuerden que no estamos en buenos términos
Y era verdad, Belladona le había dado el ultimátum de que Harry era quien la tenía que buscar ahora, y él no lo había hecho; lo cual molestaba y decepcionaba a Belladona por partes iguales. Aunque le molestaba más que su hermano no confiara en ella, era obvio que le ayudaría en lo que él necesitara, tampoco era desatenta con su hermano.
-Pasa tiempo con ella, y ve insinuándole algo sobre los libros. Pasa demasiado tiempo en la biblioteca, hay una probabilidad de que conozca el libro indicado –seguía Ron
-¿Dices que utilice a mi hermana?
-¿Ese imbécil piensa usarte? –susurra con indignación Draco girándose hacia Belladona, pero esta le tapa la boca con la mano para saber qué dirán