P.O.V Belladona
Voy de camino al despacho de Snape una vez que termino de alistarme. Fue raro despertarme en el sillón de la sala común y luego ver la nota del profesor Snape recordándome que tengo un castigo pendiente.
Una vez hago todo el recorrido toco la puerta y en cuanto escucho la aprobación entro a la oficina.
-Buenos días Belladona, espero que no hayas tenido problemas al dormir en el sillón
-¿Fue usted quien me dejó ahí? –pregunto algo sorprendida, no visualizo al profesor cargando a nadie, mucho menos con la delicadeza de ponerlo cómodo en un sillón
-Es claro Belladona –contesta él –te quedaste dormida en el salón y no iba a dejarte tirada allí.
Solo asiento con la cabeza haciéndome la idea de cómo debió ser.
-Te cité en mi oficina para poder hablar libremente, sin tener que preocuparnos por terceras personas –comienza Snape –Verás, no te castigaré por destruir la biblioteca ya que no hay pruebas de que hayas sido tú, aunque los profesores lo sospechen
-Por profesores se refiere a Dumbledore, ¿cierto?
-Correcto. Como podrás darte cuenta no es muy devoto a ti, pero no hay que preocuparnos por ello. Solo quiero pedirte que si tienes algún problema ya sea con tú hermano o simplemente quieras hablar con alguien puedes hacerlo conmigo; soy bueno escuchando los problemas de las personas que son de mi interés y también dando consejos
-No quiero sonar grosera profesor, pero ¿por qué haría eso? Desde nuestro primer encuentro se ha mostrado bastante interesado en mí. Me causa curiosidad, ya que a diferencia de los demás profesores usted es el único que no me ve solo como la hermana de Harry.
El profesor parece pensar su respuesta unos segundos y luego se levanta de su asiento para quedar frente mío
-Verás Belladona…Yo solía ser muy apegado a tu madre y tú me recuerdas mucho a ella
-¿Aunque fueran de diferentes casas?
El profesor tiene la intención de hablar, pero lo detiene una súbita reacción que lo deja sin aire y agarrándose el pecho. Es como si no pudiera respirar
-¿Está bien profesor? –Le pregunto preocupada acercándome, pero me dice que todo está bien
-Solo puedo decirte que éramos muy unidos, sin importar nada estábamos ahí para el otro.
Vuelve a sentarse en el escritorio y yo me acomodo en la silla frente a este
-Te cité aquí también para darte esto:
Del escritorio saca una caja de regalo y yo lo tomo dándole las gracias y fijándome que la nota tiene sus iniciales SS. Lo examino con curiosidad y me percato que es la misma caligrafía de la persona que me envió el ungüento en mi primera clase de quidditch.
-¿Ocurre algo?
-Usted fue quien me envió el ungüento en mi clase de quidditch –digo más como una afirmación y él solo asiente con la cabeza -¿Por qué no solo colocar su nombre?
-No es algo que te pueda contar a la ligera, Belladona…
-Belia –lo interrumpo –llámeme Belia profesor
-Belladona –hace énfasis en mi nombre y yo frunzo los labios –hay algunas personas a las que no les gustaría que tuviéramos una relación más allá que profesor-alumna
-Personas como Dumbledore –afirmo yo
Él asiente con la cabeza
–Dumbledore más que nadie, pero eso no quita que no pueda relacionarme contigo de manera anónima. Claro siempre y cuando tú estés de acuerdo.
Lo pienso unos minutos. Según me dice él tuvo una estrecha relación con mi madre y en lo que hemos hablado me ha hecho sentir comprendida y más que nada puedo obtener beneficios al tener un profesor de mi lado
-¿Qué gana usted con todo esto?
-Poder ayudarte a ser crecer tanto personal y académicamente, es lo que tu madre habría querido
¿Podría hablarme más sobre mi madre?
Él no responde debido a que tocan la puerta de la oficina pidiendo entrar. El profesor abre la puerta con la varita y me sorprende la persona que entra
-¿Draco? –Me levanto de la silla y lo abrazo, él corresponde a mi abrazo y nos separamos -¿Qué haces aquí? Pensaba que no volvías sino hasta dentro de unos días
-El profesor Snape se comunicó con mis padres para que llegara antes
Me giro hacia mi profesor y él finge no prestarnos atención y luego se encoge de hombros sin mirarnos
-No estabas bien sola, y es mi deber como jefe de casa velar por el bienestar de mis estudiantes
-Y qué mejor que mi compañía para hacerte sentir bien –responde Draco con su usual egocentrismo haciendo que me ría y lo aprecie más de lo que hago
Al poner un pie fuera de la oficina me encuentro con la madre de Draco y un señor alto, de cabello largo platinado, es extremadamente similar a Draco, supongo que es su padre.
-Belladona, que gusto verte nuevamente –me saluda la mama de Draco dándome un abrazo