Bellator 2

La partida

Solo habían pasado cuatro horas desde que los tres viajeros, se encaminaron a Ganondofort. Se encontraban sedientos y hambrientos, pero no querían malgastar los suministros que tenían. Las gotas de sudor les corrían por la frente, Mia sentía el vapor en cada parte de su cuerpo, se detuvo por el cansancio, necesitaba descansar, se recostó a un árbol y se limpió el sudor de la frente.

Aidan se paró a su lado, colocó su mochila en el suelo y buscó una botella con agua para ofrecerle a la chica.

—Toma, necesitas hidratarte.

—Lo mejor es buscar un refugio, la noche se acerca y los peligros que vienen con ella también —dijo Neahm.

—¿Te sientes mejor? —le preguntó Aidan.

—Sí —dijo recomponiéndose —¿Cuánto falta para llegar?

—Un día si nos apresuramos y tenemos suerte de no cruzamos con nada.

—Apenas estamos saliendo del primer sendero que nos lleva al reino, pero debemos estar preparados ya que adentrarnos en el pantano es inevitable —dijo Aidan.

—Solo los dioses saben lo que nos espera ahí, muchos toman ese este camino porque es más rápido, pero pocos salen con vida —Mia no pudo evitar preguntarse qué criaturas habitaban allí que los hacían tan peligrosos.

—¿Puede alguno explicarme entonces por qué cogimos por aquí?

—Es el más rápido —le respondió la banshee —También es la única entrada al reino que no está custodiada por los esbirros del rey.

—Los elfos no se llevan bien con la corona, la única reina que logró tener el apoyo de ellos fue tu madre, nadie sabe cómo, pero obtuvo el respetó de los reyes elfos y por lo que he escuchado, se llevaban muy bien —Mia se preguntó como Aidan sabía tanto de su reino, jamás lo había oído decir algo relacionado a Ganondofort, a pesar de eso no dijo nada.

—Andando no podemos atrasarnos —dijo Neahm.

El camino se veía entorpecido por la gran vegetación que había en el bosque de Cantabria, Aidan era el primero ya que con su propia espada se encargaba de eliminar la maleza que entorpecía el camino. Caminaron por dos horas, hasta que finalmente salieron del frondoso bosque, se podía apreciar como poco a poco la naturaleza iba cambiando, sin duda estaban próximos al pantano Ent. 

Esta vez fue Neahm la primera en detenerse, se encontraba exhausta, le dolían los pies de tanto caminar, había olvidado porque odiaba tanto esta entrada al reino, las veces que visitó a su madre en los últimos años había optado por otras vías menos complicadas.

Los peligros que asechaban en aquel lugar eran realmente aterradores, salidos del mismo infierno. Habían cruzado varios anillos de seguridad y se las habían ingeniado para no ser vistos, pero aún faltaba el último y más peligroso.

—Falta muy poco para que anochezca —dijo Mia —debemos movernos rápido, y encontrar un lugar seguro.

—Tienes razón, avanzar será imposible, debemos ocultarnos, estamos a la vista de los depredadores —Mia no entendía porque Neahm tenía tanto afán en esconderse.

—¿Qué tan peligrosos son estos caminos Neahm?

—Cada sendero tiene uno o más anillos de seguridad que no son más que puntos dónde habitan criaturas sumamente peligrosas —respondió y se sentó, necesitaba recuperar el aliento.

—¿Qué hacen aquí, como llegaron, no se supone que aún estamos en el mundo de los humanos?

—Las bestias que viven aquí fueron sacadas del mismo infierno, regalo del mismo Lucifer Morningstar a uno de tus ancestros, el motivo de dicho regalo es desconocido, desde entonces viven en estas tierras para custodiar las entradas al reino, esta era la que utilizaban las especies de otros reinos, por eso es la más peligrosa ya que es la más custodiada —dijo Aidan, quien se dejó caer al lado de la trigueña.

—Respondiendo tu última pregunta ningún humano puede atravesar estos bosques, cuando uno se acerca a estos caminos, siente una gran necesidad de alejarse. En cambio, los seres sobrenaturales no pasamos por ese sentimiento.

—¿Cuántos anillos hemos atravesado?

—Dos y faltan aún tres más —Se quedaron en silencio, cada uno sumergido en sus propios pensamientos.

—Andando —Ordenó la banshee que de pronto se levantó, devolviendo a todos a la realidad —Aidan puedes volar y comprobar dónde estamos, desde las alturas podrás encontrar una zona más segura, con una mejor vista podrías guiarnos.

El ángel asintió y obedeció la petición de la que evidentemente estaba al mando de aquella travesía. Al estar en el aire divisó a lo lejos una cascada, un lugar perfecto para ocultarse, el ruido del agua podía ser utilizado para ocultar cualquier sonido provocado por los tres, además el olor característico del lugar servía para esconder el de ellos.

Veinte minutos tardaron en llegar al hermoso sitio que se encontraba oculto en Cantabria. Mia se acercó a la orilla para refrescarse, Neahm se encargó de revisar el lugar por tierra y Aidan hizo lo mismo del cielo.

—¿Podemos hacer una fogata? Presiento que la noche será fría.

—No, el humo llamaría mucho la atención, nos toca tener la comida fría —La princesa odiaba la idea, pero no protestó. Mirta la cocinera de Skycastle les había preparado emparedados, y varios platos deliciosos para el camino —Revisemos la cascada, muchas veces tienen una cueva secreta, sería el lugar ideal para pasar la noche.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.