Existen los cuerpos hermosos y las realidades horrendas, las figuras exageradamente cuadradas y los ornamentos intensivos de curvaturas. Existe Dios, la masa, la forma, el cielo y estrellas. Existe el mal, el infierno, Dante y otros cientos. Afinando los sentidos y con sensibilidad artística es posible que en la vida no falte nada.
Existen sentimientos redimidos en ficciones, acalorados en la luz satelital de los ojos, las cavernas epistemológicas en lo mítico de las bocas, metáforas lingüísticas que acaban flotando en la nada, la inmensidad del sin sentido. Toda idea que termine en desierto y respiración ahogada.
Todavía en la existencia infinita de pensamientos se crearon mentes capaces de capturar hemisferios auténticos, llama en pluma que cicatriza heridas espirituales, mentes que colapsan entre sus venas y desbaratan lo malogrado del vitalismo. Que de alguna forma colapsan y amalgaman la pesadez de sentirse feliz.
Sabrán unos cuantos del amor furtivo que sembraste por las noches, cosechando melancolía matutina y aspirando las leves asperezas de tu cráneo punzocortante, atrancado con imaginación. Conocerás y te conocerán, desnudarás la nuez más íntima que engrana perfecto con tu locura, darán justo en el clavo y huirás. Intentarás salir ileso.
Estás aquí puesto, frente a la tela de juicio de un futuro escurridizo, pasivo; frente a las sábanas tejidas con defectos y toxinas de alimentos morales. Estás siendo, en lo sublime de acorralar víctimas cuando al mismo tiempo fuiste presa. Estarás aquí y sabrán unos cuantos que fuiste de todo sin conseguirte satisfecho; que con anatomía no se define el cuerpo, es con actos que se crean asteroides.
Sabrán unos cuantos que intenté aceptar tu destino y amar el cáncer del que estamos hechos. No soy el pasar del tiempo esperando ausencia recibida, soy sujeto capturando el velo verdadero de la intensidad con que corre la extensión. Espacio, contexto.
Sólo unos cuantos usan la conciencia como corazón, el instinto como razón germinal.