Capítulo 2
Emma ya llevaba varios días asistiendo a su nuevo colegio, de hecho, de entre la multitud de gente, ya había logrado hacer una amiga, llamada Fabiana, pero todos le decían Fabi, ambas se encontraban conversando en la entrada del colegio sobre la fiesta que organizaría una tal Jane el siguiente día:
—En serio, Emma, yo creo que deberíamos ir solo para ver que tal esta —le pidió Fabi súper esperanzada de que Emma la acompañase.
—No puedo, mi padre no me dejaría ni en el mejor de sus sueños.
—Pregúntale, solo por esta vez, es que no quiero ir sola, y se rumora que ira Carlos —añadió suplicante, Fabi estaba totalmente perdidamente enamorada de ese muchacho.
—Ya te dije que no puedo, lo siento, pero quizá puedas ir con otra chica.
Fabi estuvo molesta un rato, pero termino comprendiendo a su amiga.
Ambas tenían casi todas las clases juntas, así que conversaban muy a menudo en los recesos, las acompañaba Jorge, que de alguna forma se había vuelto muy amigo de Emma aunque no compartían tantas clases seguidas.
Al volver a casa, Emma, estaba totalmente segura de que alguien la seguía, como siempre que salía de casa, pero esta vez era diferente, esta sensación venia acompañada de un intenso miedo que le suplicaba escapar lo más lejos posible para no llevar a aquel ser que lo perseguía a su casa, tenía un muy mal presentimiento así que hizo algo totalmente en contra de su buen juicio, cambio de camino y se fue por otro lado, ella no conocía muy bien el lugar, por lo cual sin desearlo termino en la zona más alejada del pueblo que conectaba con el inicio del inmenso bosque, para su consuelo, el sol se encontraba en lo más alto del cielo, así esta escena se salvó de considerarse como la de una película de terror.
El sentimiento de que alguien la seguía no lograba calmarse, por lo cual tomo la decisión de entrar en el bosque y esconderse detrás de un árbol con la certeza de que dicha persona no podría encontrarla, se aburriría y finalmente se iría.
Con este pensamiento, busco un árbol y lo trepo, llego hasta una parte considerablemente alta y al fin tuvo certeza de que estaría a salvo y se dedicó a buscar a quien quiera que fuese la persona que le seguía.
Vio con horror como un hombre alto y que parecía salido de una revista de fisiculturistas, la buscaba enteramente concentrado, sin hallarla, luego tomo una bocanada de aire con violencia y levanto la vista hacia donde ella estaba, la chica se asustó de una forma que nunca antes había sentido, pues este hombre era el causante de su mal presentimiento y ella no se había equivocado.
El hombre dio un terrible salto y terminó justo a lado de la chica donde la tomo del cuello —Emma ya se daba por muerta y lamentaba haber escapado a un lugar tan alejado del pueblo—. El hombre parecía dispuesto matarla en aquel momento así que le apretó el cuello de una forma descomunal.
—Bruja —dijo este con rabia cuando de la nada escucho un golpe, el hombre la soltó y ambos cayeron del árbol.
Ella solo esperaba el golpe cuando sin esperarlo sintió como unos brazos la cubrían y al caer contra el suelo no sintió el golpe.
Se encontraba muy sorprendida, así que busco a la persona que la salvo, se encontraba justo debajo de ella haciendo un ligero gesto de dolor:
—¡Ah, caray! ¡Esto sí que me va a doler mañana! —Dijo el chico con la voz ligeramente ronca, sonriendo y llevándose la mano derecha al rostro.
—¡Ay, perdón! —respondió Emma muy sorprendida y se levantó lo más rápido que pudo, pues se sentía mareada, busco alrededor al hombre que tanto la había asustado y lo encontró tirado al otro lado con el cuello en una extraña posición—. ¿Qué le pasó? —le pregunto inmediatamente al chico que se encontraba todavía en el piso, aun con la mano tapándose el rostro.
—Tuve que eliminarlo, no tenía otra opción —respondió únicamente en la misma posición que antes, sin darle importancia.
—¿Lo mataste? —preguntó Emma bastante asustada.
El chico se levantó de un salto, camino hacia Emma y dijo:
—Él iba a matarte —aclaro molesto—. Yo te salve.
—¿Pero por qué podría querer matarme aquel hombre? Si nunca antes lo había visto.
—Es bastante complicado, lo importante es que estas a salvo.
—Espera… Ese hombre no era humano, me alcanzo en cuestión de segundos, eso no puede ser posible… —Emma se acababa de dar cuenta de este hecho y se alejó de su acompañante bastante asustada, recordando lo rápido que había sucedido todo.
—Tranquila… —dijo el joven acercándose a ella, alarmado—. No pasa nada, yo… Si quieres, puedo explicártelo.
Emma no sabía porque, pero ese chico le daba absoluta confianza, quizá por el hecho de que acababa de salvarla, así que respiro e intento calmarse, pero al lograrlo se dio cuenta de que ya debería estar en casa, su padre seguro ya estaba esperándola como siempre para almorzar juntos.
—Debo irme… Es demasiado tarde…
El chico pareció caer en cuenta de algo, se molestó ligeramente y le dijo que podía marcharse, que nadie más la seguía.
—Gracias, espero volver a verte —dijo Emma bastante agradecida.
Esto pareció alegrar al joven y volvió a sonreír como al inicio.
—Claro, si quieres volver a verme, solo tienes decir mi nombre en voz alta y apareceré —aseguro sonriendo—. Aunque sería mejor que me llames en la noche, no suelo caminar durante el día a menos que este nublado.
Emma se sorprendió, pues había leído suficientes libros para imaginar lo que eso significaba—. Bueno, y ¿cómo te llamas? —preguntó intentando calmarse.
—Andrés —respondió este bastante feliz aún—. ¿Y tú eres?
—Me llamo Fabiana —mintió esta incapaz de contener su miedo.
—Ah, ¿Fabiana? —preguntó nuevamente el chico con una sonrisa burlona.
—Si… —volvió a mentir.
—Bueno, me encanto conocerte —concluyó el joven y desapareció todavía con esa sonrisa sin esperar alguna otra respuesta.
Emma volvió a su casa, todavía con miedo, al llegar descubrió felizmente que su padre no se encontraba y que al parecer todavía no llegaba, se dirigió a su cuarto y comenzó a analizar todo lo que había sucedido.