Auch.
Fue lo primero que dije al despertar después de escuchar por varios segundos el incesante e irritante sonido de mi alarma. Carla y yo habíamos bebido hasta la madrugada y no había podido dormir bien.
Cuando estuve bañada y lista para comenzar una nueva aburridísima jornada de trabajo, salí de mi habitación y me encontré con una Valentina bastante enérgica desayunando cereal, era bastante extraña la forma en que su humor podía cambiar tan rápido.
— Buenos días – me dijo con una sonrisa – siento lo de anoche, no volverá a pasar, Don Manuel ya me puso al tanto de las reglas de este lugar
— ¿El del 310?
— Si, que señor más agradable ¿no te parece? – afirmó y yo asentí, realmente Don Manuel era de las pocas personas del edificio con las que se podía hablar – además, me dio la razón en cuanto al volumen de la música, no era para tanto.
— Y más cuando han pasado cosas peores – mencioné mientras tomaba mis cosas y ella me miró curiosa – hablaremos de eso después, me voy
— Antes de que te vayas, quería comentarte que Daniel va a venir hoy, no vamos a ensayar ni vamos a hacer mucho ruido, ¿hay algún problema? – negué con la cabeza
— Desde que se comporten – ella se sorprendió con mi comentario y empezó a negar con la cabeza rápidamente
— ¿Qué? No, nada de eso…te lo explicare mas tarde — yo encogí los hombros divertida y salí del lugar
Cuando ya me encontraba en mi oficina no lograba concentrarme en nada, mi cabeza daba vueltas y tuve que ir al baño varias veces a echarme agua en la cara para no quedarme dormida
—Señorita Gálvez.
Lo que me faltaba. Voltee a mirar y mi jefe me hacía señas para que fuera a su oficina.
Justo antes de entrar a su oficina busqué a Carla con la mirada, ella por su parte me guiñó el ojo al verme y rodé los ojos. ¿Cómo era posible que ambas hayamos tomado y ella se vea como si nada mientras yo luzco fatal?
—Buenas tardes, Señor Hernandez o…Don Roberto, disculpe aún no se como debería llamarlo — me sonrió confundido
— Roberto — dijo indiferente y puso una mano en su barbilla mientras revisaba lo que parecía ser un informe — por favor, tome asiento
Obedecí pero él seguía revisando aquellos papeles sin siquiera volver a mirarme
— ¿Usted escribió esto? — me entregó los informes
— Al parecer sí
— ¿Al parecer? — inquirió curioso por mi respuesta
— He entregado demasiados informes, puede que sea uno de ellos — los revisé sin mirarlo — Si, efectivamente son míos, ¿hay algún problema?
— Las cifras — me entregó otros papeles —¿por qué no coinciden con las del reporte del último mes? — hizo una mueca de disgusto
Me quedé en silencio por varios segundos revisando los papeles que me había entregado. No había manera de que el informe que había hecho no fuera correcto. Me tomaba muy enserio mi trabajo aun cuando el trato no era el mejor y el salario ni se diga, aun así cometer esos errores no era lo mío.
— Necesito un nuevo informe para mañana - ordenó firme al ver que no respondía y volví mi mirada hacia él — Y espero que esta vez esté correcto, no voy a tolerar errores como estos — pude sentir que toda la sangre se acumulaba en mis mejillas — no siendo más, puede retirarse - asentí y salí de su oficina tan pronto como fue posible.
Maldición!
Voltee a ver y Carla me miraba desde su escritorio con preocupación y tan pronto entré al baño ella entró detrás de mí
—¿Qué pasó?
— Tengo que corregir un maldito reporte, al parecer las cifras no coinciden y — me toqué la cabeza un poco harta y vi que ella me seguía mirando — solo ha sido un día difícil
— Entiendo — se acercó a mí — Ya verás que todo saldrá bien, lo unico que espero es que el jefe no esté tan enojado en la llamada que tenemos en media hora, es un cliente muy grande que no ve con buenos ojos un cambio de dirección tan repentino — miró su reloj — te tengo que dejar, supongo que hoy tampoco saldremos a divertirnos — hizo puchero — pero el viernes nos vemos si o si
— Está bien
— Podrias mostrar un poco más de emoción al salir con tu mejor amiga, al menos una sonrisa, vamos que te cuesta
Ella quería que sonriera. Bien. Le di mi mas falsa y amplia sonrisa, mostrando todos mis dientes
— Ya basta, me asustas — me abrazó — hablamos más tarde
Me miré al espejo por última vez y me dispuse a trabajar en el dichoso informe, revisé absolutamente todas las cifras pero no había signos de ningún error. De vez en cuando volteaba a ver hacía la oficina del jefe en la que se encontraba reunido con Carla y otros vicepresidentes de área. Al parecer la llamada con el cliente se había extendido más de lo que cualquiera hubiera esperado porque cuando dieron las seis de la tarde y me disponía a irme a mi casa, ellos todavía seguían reunidos.
Llegue a la puerta de mi edificio con la intención a pasar el resto de la tarde sentada en el sofá bebiendo un poco de vino mientras veía televisión y me olvidaba del maldito informe que no había logrado corregir, porque no había nada incorrecto, me dispuse a subir a mi departamento cuando encontré a alguien que se me hacía conocido sentado en la portería.