Me lo merecía. Eso me ganaba por ser así, tan cerrada y miedosa. Spencer no tenía la culpa de nada, eran mis antiguas experiencias las que me llevaban al borde del pánico de empezar una relación formal. Sentía que Spencer era totalmete diferente a los demás hombres con los que había salido, pero sin importar eso, no podía permitir que alguien más jugara conmigo. No otra vez.
Únicamente habían pasados dos días desde que habíamos comenzado el problema (o más bien, yo había comenzado el problema) y ya sentíaque esta discusión llevaba días.
Mentalmente me sentía exausta y eso hacía que no rindiera bien durante el día. De nadie más era la culpa más que mía. Stella no me atacó con preguntas, aunque se moría de ganas por hacerlo. Solo se limitaba a preguntar una que otra cosa sin sonar tan intrusiva.
Stella era mi mejor amiga, pero hasta ella sabía que no siempre me sentía cómoda hablando del tema. No es que no quisiera contarle, más bien, me costaba ser tan abierta porque sabía que luciría vulnerable.
Me molestaba llorar frente a los demás, sin importar cuanto tiempo tuviera de conocer a alguien. Sentía que me rompía de una manera que me hacía ver patética.
Pasaron los días y yo no paraba de pensar en Spencer. Parecía que ahora que quería "mantenerlo fuera de mi mente" más estaba. Resulta que cuando ya no tienes a alguien, te das cuenta de lo que perdiste. Se que podíamos seguir siendo amigos, pero por la manera en la que Spencer se fue la última vez que hablamos, algo me decía que sería difícil volver a hablar.
Me apenaba ser yo la que hablara primero, pero si no lo hacía yo para pedirle perdón, seguro que él no lo haría. Porque así como mencionó que no volvería a humillarse por mi, me quedaba claro que estaba roto y triste por dentro.
No lo culpaba. Había sido demasiado grosera e infantil. Pero seguro que no entendería mi miedo, por más que se lo explicara.
Casi una semana después, intentaba no parecer muerta en vida. Necesitaba volver a la normalidad, volver a tener esa relación de amistad que llevaba años construyendo con mi mejor amiga. Trataba de dejar esos pensamiendo de miedo atrás para volver a ser la que era antes, pero sin Spencer.
-Me gusta verte más relajada. -Cometó una tarde Stella mientras comíamos en nuestro departamente. -Esa es la Emma que necesitaba que volviera.
-Siento haber ausentado unos días a esa Emma.
-No tienes que disculparte. -Pasó su mano por mi hombro. -Es entendible que ya sabes quien no salga de tus pensamientos.
Algunas veces omitíamos su nombre. Como si eso fuera a servir de algo. Al contrario, al escuchar ya sabes quien mi corazón de inmediato mandaba una señal a mi cerebro y rápidamente aparecía el rostro de Spencer.
-He sido demasiado dura conmigo, con Spencer. -Solté un suspiro. -No sé porque me cuesta tanto admitir que también lo amo...
Me quedé mirando a la nada, al igual que Stella.
De pronto un sonido de asombro salió de la boca de mi amiga, y eso me hizo reacionar a mi también. La observé y tenía la boca abierta mostrado sorpresa y emoción a la misma vez. Al darme cuenta de lo que ella había notado, abrí los ojos como platos.
Soltó un gritito de emoción y aún sentada comenzó a mover sus pies de arriba a abajo con tanta emoción que hasta me hizo reír por tal acción.
-¡Lo veeeeees! -Soltó con emoción. -No era tan difícil decirlo en voz alta. Estás enamorada de Spencer y lo amas tanto como él a ti. ¡Ahora dícelo!
Comencé a sentirme nerviosa y de inmediato mi corazón latió con mucha fuerza. Las manos me estaban comenzando a sudar.
-No me creo capaz de decírselo a la cara. Además seguro que sigue demasiado molesto conmigo, y con justa razón. No sé siquiera si Spencer quiere verme. La última vez que hablamos fui muy grosera, bueno igual de grosera como las veces anteriores, pero esta vez lo miré más afectado. Yo creo que perdí mi oportunidad. Fuí demasiado estúpida.
Stella se puso de pie al mismo tiempo que me tomaba por el brazo para llevarme hasta el sillón. Hizo que me sentara, y una vez frente a mi, comenzó a hablar.
-Necesito que te calmes. Si, fuiste demasiado mala con él. Spencer merecía ser escuchado y sobre todo merecía ser mejor tratado después de todo lo que tenía que decirte. Pero creo que si hablas con él pueden seguir como amigos al menos, si es que de verdad ya no quisiera nada contigo por como lo trataste.
-De nuevo siento miedo decirle algo sobre mis sentimientos.
Era más fácil confesar mi amor por Spencer a mi mejor amiga, que al propio Spencer.
Tal vez no lo había perdido para siempre, pero ¿qué tal que si?
-¡Llámalo! -Sugirió Stella. -Oh mejor, ve a su departamento.
-¿Ahora?
Me sentía insegura con la simple idea. ¿Qué iba a pensar Spencer de mi? Tal vez creería que mi oportunidad con él se había esfumado para siempre. ¿Qué tal si iba a su departamento y estaba con alguno otra chica? Sería doloroso saber eso. Me pondría muy celosa, y me odiaría más por no haberle confesado mi amor antes.
-¡Si, ahora! -Stella brincó a mi lado en el sillón. -No pierdas la oportuidad, te siento muy decidida. Bueno también te veo bastante nerviosa, pero creo que sería buena idea hacerlo ahora que lo dijiste en voz alta. Hasta tu te sorprendiste al escucharte decirlo.
Bueno es verdad que aún me sentía rara al saber que expresé esas palabras en voz alta. Pero con Stella no había ningún problema, tarde o temprano con ella siempre me sinceraban.
-Tienes razón.
Me puse de pie bastante decidia en ir a su departamento. Tenía que decírselo en persona, tenía que verlo a la cara. Extrañaba ver su sonrisa, extrañaba la calidez de sus manos pasando por mi rostro, tocando mi cabello. Extrañaba el dulce sabor de sus labios. Extrañaba sus besos, esos que hacían que me perdiera en la perfecta sincronía que formaban nuestro labios. Extrañaba cada rincón de su cuerpo, su aroma. Extrañaba todo de Spencer.