Bésame, ángel.

vii. Kaia.

  ▁▁▁▁▁▁▁▁▁▁   

 

  〈〈 Creíste que podrías soportarlo, y ahora estás más segura que antes. 〉〉  

 

  ▁▁▁▁▁▁▁▁▁▁   

 

Cuando me despierto, no puedo evitar sentirme demasiado contenta. Hoy era un día especial para mí por varias razones, aunque la más importante de todas era que el doctor me había comunicado que por fin podría contarme lo que me había ocurrido y quién era en realidad. Después de recordar aquello, no he vuelto a saber más de lo pasado, pero estaba curiosa.

Incluso Lea se estuvo riendo de mí toda la mañana, según ella me veía "adorable y graciosa". Quise matarla en ese mismo momento, pero mi felicidad es demasiado como para hacerlo. He tenido varias visitas de las enfermeras y también se han reído de mí. Quería inflar mis mejillas y dejar de hablar a todo el mundo, pero no podía hacer eso. No podía estarme quieta, literalmente.

— ¡Kaia, por Dios, tranquilízate!—grita Lea, entre risas, y se lleva una mirada confusa de mi parte—. Sólo son las diez de la mañana, llevas así desde las siete, al final te quedarás dormida antes de ir a la reunión con el doctor.

—Lo siento, Lea. Pero esto es muy importante para mí, ya lo sabes—comento, sonriente, y veo tristeza en sus ojos.

—Si no puedes soportarlo, Kaia, pídele que pare y espera a otro día mejor, ¿vale?—pide, mirándome. Asiento en su petición, algo confusa.

 

  ⌘ ⌘ ⌘ 

 

Me quedo de pie frente a la puerta. Ya podía andar sin ayuda de la silla o de alguien a mi lado, pero no podía evitar sentir como me tiemblan las piernas. Tomo varias respiraciones, para mentalizarme de alguna manera, aunque no sirve de mucho. Llamo a la puerta y paso al despacho cuando el doctor me lo pide.

—Buenos días, Kaia, ¿cómo te encuentras hoy?—pregunta, mientras tomo asiento.

—Buenos días, doctor. Me encuentro bien, la verdad—digo, con una sonrisa, y vuelvo a notar tristeza en los ojos pero del doctor, como cuando lo vi en los de Lea.

—Está bien, ya han pasado dos semanas y no has vuelto a recordar nada. Pareces estar lista, así que te contaré todo lo que sé. Pero tienes que prometerme que, si sientes que no puedes seguir asimilándolo, me pedirás que pare y lo retomarás cuando te veas más segura.

—Se lo prometo, doctor—murmuro, confusa e incluso asustada. Toma una respiración, y me preparo para saber todo.

—Eres hija de un importante empresario, el cual está teniendo muchísimo éxito últimamente. Hace un año tu madre falleció debido a un robo que salió mal. No sabemos detalles de cómo pudo tomárselo tu padre, pero parece ser que le ha ido muy bien en el trabajo. En cuanto a ti, lo único que podemos confirmarte es que tu padre te pegaba muy a menudo, y que tenías un amigo que se ocupaba de ti cada vez que eso pasaba.

—Antes de que preguntes sobre él, ha estado pendiente de ti desde que tuviste el accidente. Nos ha contado que tú no le permitías contar que tu padre te maltrataba, así que compró un botiquín para curarte específicamente a ti. 

Me quedo estática en mi lugar. Las imágenes se reproducen en mi cabeza, y cuando he caído al suelo, me he quedado completamente quieta sin gritar como las otras veces.



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En el texto hay: chicaxchica

Editado: 14.11.2018

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