Besar a un angel

OCHO

Jamás había estado tan a gusto con esto de compartir mi comida, antes me ponía súper egoísta... pero ahora no me molesta.

Cuando, tristemente sonó el timbre para la siguiente clase, sentí un vacío si razón alguna.

Y comencé a dibujar, pero no cualquier cosa, sino... a James y a mi versión anime lo dibujé lo mejor que pude, hasta que fue hora de cambiar de salón y vi a James parado en el final del pasillo, apreté los libros que tenía a la mano a mi pecho, encima de estos... Estaba el famoso dibujo de James. No me sentía lista para que él lo viera, así que agache mi cabeza..., Haciendo que cayeran mi cabello en mi cara, tapando un poco mi campo de vista.

Cuando llego el momento de pasar junto a él, que mi corazón no dejaba de latir y mi el vacío en mi panza no dejaba de hacerse presente.

—Musa... si quieres pasar por ser desapercibida, es mejor que al menos te cambies de ropa... tu estilo es único. No hay nadie más que lo posea, si hubiese otra lo hubiese notado... ya sabes tú acosador. —Los brazos fuertes y fornidos están alrededor de mi pequeña cintura, y sus labios rozaban mi oreja causándome algunos pequeños escalofríos. —¿Ahhg? —Continúo diciendo. — ¿Y esto? —Sin previo aviso me arrebato el dibujo.

—¡James! —Lo regañe e intente tomar el dibujo, pero... él lo alzo lo más alto que pudo.

—Me encanta este dibujo Musa... nos vemos perfectos. Lo mejor de todo es que me veo guapo. —Yo deje de saltar como una loca, y retrocedí y pose mis manos en mis mejillas sonrojadas.

—¿En serio?

—Claro que si..., casi no me han dado regalos en estos 22 años de mi vida. —Y en ese momento comencé a aplaudir como foca y a sonreír... Yo y mis cambios de humor repentinos.

James a continuación doblo el papel de una forma perfecta y la guardo en el bolsillo derecho del pantalón.

—Bueno Musa... te voy a llevar a tu casa.

—¡Genial! —Asentí y lo tome de gancho, camine junto al pequeño parqueadero de la universidad.

James se subió primero y cuando el sonido del motor comenzó a escucharse, fue como la señal de subirme... y abrazarlo como siempre.

Jamás creí decir esto en algún momento, pero amaba andar en moto... pero más estar con James.

Pero la dirección a mi casa cambio, lo cual a mí no me molesto... De hecho, aún mejor más tiempo junto a James.

Al llegar la hermosa vista del Rio Han, una mezcla perfecta en agua de: Azul, verde y café.

—¡Uff! —Exclame. —Hace años que no venía a este lago.

—¿Por qué?

—Ya sabes...mi obsesión con mis estudios me tenía sumisa en mi casa. Pero a mí no me molestaba, me daba igual ahora es cuando estoy saliendo más de mi casa, ¿y sabes que es lo mejor?

—¿Qué?

—Que mi idea de que mis notas bajarían, jamás paso... Por qué salir contigo no significa descuidar cosas.

—Musa es muy inteligente. —Se enorgulleció James para a continuación pellizcar suavemente mi mejilla derecha... la más cercana a él.

Yo simplemente me comencé a reír... y a mirar todos los Barcos, el viento que se movia en el rio.

—Debería comenzar nuestra cita ahora mismo.

—¡Tienes razón! —Grite entusiasmada.

—Vamos a comer comida italiana. —Propuse, intentando salir del pequeño trance.

—¡Excelente! —Comenzó a sonreír James y caminamos hacía un restaurante coreano que había allí.

Una chica nos trajo la carta y note como miraba a mi James... esta perra atrevida.

—¿Ya eligieron que comer? —Nos preguntó aquella chica tan coqueta.

—Ángel... ¿ya elegiste? —Le pregunte para intentar cambiar la dirección de mis pensamientos.

—Pediré lo mismo que tú. —James sonrió mostrando su hermosa dentadura.

—¿Qué te parece antipasto con crostini?

—¿Algo más?

—Dos limonadas y nada más. —Ella voltio la mirada a James y cuando me miro a mí, a mí... a los ojos mire de ella a la caja indicándole ni más ni menos: ¡que se fuera al carajo!

—En un momento se los traigo. —Hizo una reverencia y le guiño un ojo a James. Sera...

—Linda... ¿no? —Musite y por alguna extraña razón estaba enojada...

—Si... —Bajo la mirada, al vaso con agua que tenía en la mano. — ¿Por qué la pregunta Musa?

—Nooo —Me eche en la silla, de modo que mi cabeza quedaba recostada en la parte superior de la silla. Y estoy segura que estaba haciendo esa expresión tan horrible que hacía cuando me enojaba, mi labio tacaba mi nariz y cruzaba mis manos y mantenía rodeando lo ojos.

—¿A qué país o ciudad sueñas con viajar Musa?

—Me encantaría conocer Cancún, México o Islas Jeju en Corea del sur—Esa pregunta me subió mucho el ánimo, a decir verdad. —¿Y tú?

—Hum..., me gustaría ir a Islas Jeju.

Un minuto después, la comida estaba servida y James comento al comer un poco de Kimchi.

—¡Wau! ¡Esta delicioso! —Murmuro James con la boca llena de comida.

—Sí, es verdad —Tome un poco de Kimchi y se lo acerque a los labios de James. —, Di ¡Ahh! —Él sonrió y miro rápidamente al techo, para después abrir la boca y morder el trozo de Kimchi que le estaba ofreciendo.

—Sabe más delicioso de tus manos, Musa.

—Di ¡Ahh! Musa. —Con eso me comencé a reír como loca, y es lo hice... Alargando la "a", cuando intenté meter todo el antipasto a la boca, no pude y el resto fue a su boca... fue tan ¡sexy!

—Bueno creo que es hora de irnos.

Llamamos a la chica y ella nos trajo la cuenta.

—Pago yo. —Abrí mi bolso y saqué mi cartera... pero el tonto de James ya le había dado el dinero. —Se supone que yo invitaba. —Comencé a guardar todo lo que había sacado.

—Soy un caballero Musa. —Sonríe aquel chico y se levanta primero.

—Que seas un "caballero" no significa que no te pueda invitar ni nada de eso, yo puedo invitarte a comer gustosa, estamos en otro siglo ya, no te cierres a hacer las cosas al pie de la letra como lo dicta la sociedad.




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